Travesía 484 – Javierre – Muro de la Solana – Ginuábel – Tricas – Lacort

05/02/2023

PUEBLOS ANTIGUOS Y SENDAS ETERNAS POR LA “LA SOLANA”

Este pasado domingo el grupo de Turismo por el Alto Aragón de Peña Guara organizamos el día para acercamos al Sobrarbe, dispuestos a disfrutar de una excursión por nuestra amada tierra de “La Solana”.

Desde el primer momento del día y mientras el bus nos llevaba, estuvimos acompañados desde lo más alto por una preciosa luna llena “de nieve” que, al pasar Monrepós y combinar su luz con la del nuevo día, nos ofreció una panorámica del pirineo nevado que por sí sola ya justificaba cualquier viaje y además nos presagiaba la mejor de las jornadas.

Comenzamos la ruta atravesando Javierre de Ara (738 m.) para tomar una senda que desde la parte alta del pueblo se introduce en el bosque de la zona en dirección a Muro de Solana, la nieve helada jalonaba casi toda la subida, mientras la senda, mullida de hojas, soles y sombras, ascendía sin descanso con sabias lazadas por el precioso bosque cuajado de cagicos, chinebros, pinos, y romeros, hasta que la hora y un recodo soleado nos hizo parar a almorzar y hacer un descanso, pues aún quedaba un buen tramo de ascensión.

Tras el descanso, que aprovechamos para admirar todo el valle del Ara con Peña Cancías al otro lado del Ara, retomamos la subida para llegar al pueblo de Muro, pasando por algunos de los característicos paretones de piedra de ésta zona, construcciones increíbles por su altura y el por tamaño y peso de las piedras que los forman, pero muros imprescindibles para arañar y sostener las pequeñas terrazas de cultivo, que en su día la población necesitaba para subsistir; Nos empequeñece contemplar éstas obras de tantos años, levantadas con poco más que las manos; Y no puedo imaginar qué dirían los que las hicieron viéndolas hoy invadidas por la masiva repoblación de pinos.

Además nunca nos cansamos de alabar las sendas que encontramos por estos montes, son quizás la obra menos considerada pero tan decisivas para la vida como la casa o la fuente, el buen sentido, la sabiduría, el trazado y el esfuerzo con que fueron hechas por aquellas generaciones que habitaron estos pueblos, sendas imprescindibles para comunicar pueblos, campos, ermitas, etc. de la forma más eficaz posible y todas adaptadas perfectamente a cada zona, dudo que con los mejores medios actuales se pudieran mejorar.

Por fin tras el último trecho llegamos a Muro todo lleno de nieve (1.190 m.), pueblo precioso aunque casi derruido y situado en un cerro elevado, el núcleo está compuesto por cuatro casas agrupadas, (Duaso, Matías, Ceresuela y Sastre), en lo que debió ser una fortaleza que contaba con iglesia de advocación a San Pedro y esbelta torre pegada a la antigua pequeña escuela, hoy adaptada como “refugio” para neorrurales de temporada, no creo que ningún habitante de Muro (Rindegaitas de mote) se imaginara en su día que la escuela llegaría a tener un uso semejante.

En una era de la parte alta del pueblo, donde encontramos otra caseta habilitada por los citados habitantes temporales, pudimos admirar esplendidas vistas de todo el valle del Ara y el resto de la zona en todas direcciones; Para terminar la visita dejamos la era y rodeando la iglesia llegando hasta la parte baja del pueblo donde encontramos una caseta algo restaurada y un preciso horno un poco más abajo, donde se hicieron numerosas fotos, así como la tradicional de todo el grupo. 

Dejamos el pueblo de Muro por otra senda descendente y ascendente según tramos, a través de los mismos preciosos bosques de la zona durante un buen trecho hasta que la senda alcanzó la mayor cota del día (1.250 m.), desde donde comenzó a descender de forma continua por senda bien marcada y mejor vestida, que tras un largo trecho nos llevó, dejando los restos de Santolaria a nuestra izquierda, de nuevo hasta Javierre de Ara donde terminamos la andada y aprovechamos el buen sol del día para tomar los alimentos que el cuerpo ya nos pedía y así dar por terminada la excursión.

Tras unas seis horas escasas de excursión, unos 10 km. recorridos, y 747 metros de desnivel positivo y otro tanto negativo, terminamos la jornada, contentos por todo lo visto y agradeciendo al dios sol su permanente y cálida compañía.

Ventura para todos y hasta la próxima jornada.                                “Turismo por el Alto Aragón”

Javier Albás Garzo