Nº4 – Rocas: del Pirineo al Valle del Ebro

Aunque la lluvia nos acompaño todo el día, no logró impedir el desarrollo de la actividad pues esta estaba en torno a la geología de los Pirineos, así el agua de la lluvia limpió y saturo los colores de la roca, y la luz suave del nublado evito las sombras que habrían dificultado la observación de estructuras como pliegues y fallas. El autobús nos llevo desde el Balneario de Panticosa hasta la población de Nueno y desde él hacíamos paseos para ver las rocas más características  y así explicar de una forma sencilla la geología de esta cordillera.

Comenzamos en el Balneario de Panticosa con la roca formada a más profundidad, el granito, que no es más que un magma enfriado muy lentamente gracias a lo cual podemos observar a simple vista los cristales de los minerales que lo forman y le dan el aspecto granuliento.

En Pueyo, en el corte del río Caldarés observamos las rocas sedimentarias que se encontraban cerca del magma y se transformaron con las altas temperaturas en rocas metamórficas, así las arcillas pasaron a ser pizarras y la caliza pasó a ser mármol, solo nos faltó encontrar las areniscas transformadas en cuarcitas, pero el día no estaba para alejarnos mucho del autobús.

En Santa Elena de Biescas vimos los estratos de rocas calizas que se formaron en zonas de mar poco profundo y constituyen las Sierras Prepirenaicas Interiores, la elevación y posterior desplazamiento de los Pirineos hacia el sur las dejo en la posición vertical en la que se encuentran ahora. La siguiente parada fue Oros Bajo, para ver como la creación de los Pirineos fue un paso más allá y replegó intensamente los estratos de roca que originalmente eran horizontales.

En la zona de Sabiñánigo pasamos por las margas que nos hablan de un fondo marino ya profundo; ahora limitado por estratos de roca colocados verticalmente como preámbulo a las Sierras Prepirenaicas Exteriores y de los materiales depositados ya fuera del agua que encontramos en la subida la puerto de Monrepós.

La ultima parada fue en la población de Nueno, donde la lluvia nos dio un respiro, para remontar con tranquilidad la carretera vieja hacia Arguís y disfrutar de las estructuras geológicas de la roca caliza de estas sierras que el río Isuela ha dejado al descubierto; algunos asistentes comentaban que era la primera vez que podían ver y tocar, diferentes tipos de pliegues, fallas, espeleotemas, etc. que hasta ahora solo conocían por los libros de texto y que además se encontraban en un lugar tan cercano y por el que habían pasado tantísimas veces.

En resumen un paseo que nos muestra de la gran variedad de rocas de los Pirineos, y además fácilmente accesibles.