Alta Ruta Benasque – Llauset – Benasque

Hospital Benasque – Salenques – Llauset – Ballibierma – Rusel – Llauset –  Llosas – Coronas – Hospital Benasque

22, 23 y 24 de abril de 2017

Alta Ruta de esquí de montaña por el más alto Pirineo

Lola Mas

Tres etapas en bucle rodeando el Aneto, con el Russell Oriental y el Vallibierna

Recorrer el mapa de punta a punta con esquís, esas hojas del topográfico que escudriñamos para deducir pendientes y la forma de salvarlas, es la sensación que ha quedado de una Alta Ruta que en tres etapas ha surcado el más alto Pirineo, por los collados más altos, traspasando alguna de las grandes crestas que apuntalan el Aneto, como la de Salenques y su collado, o la de LLosás, en el más “alpino” ambiente pirenaico, cerrando el bucle por el collado de Coronas, para descender al valle.  El Russel Oriental y el pico Vallibierna han sido las cimas de esta travesía de altísimos collados y brechas en tres inolvidables jornadas.

Con base en el nuevo refugio de Cap de Llauset a 2.425 m. se trazaron las tres etapas de alta ruta que al final han sumado unos 3.800 metros de desnivel positivo, el de descenso sólo lo apuntamos en las piernas, como las horas y kilómetros recorridos, acaso en el historial de cada uno de los 21 esquiadores de montaña participantes.  En la primera etapa el grupo organizado por Peña Guara partimos de la palanca de Llanos del Hospital hacia el primer reto de la etapa, traspasar el collado de Salenques de 2.808 metros, para lo que hay que adentrarse en el valle de Barrancs, al fondo, pasadas la zona de turberas de los Estanys y el Forau de Aigualluts. Calzamos esquís a unos dos mil metros de altitud, donde la nieve es continua luciendo la vertiente Norte del macizo de las Maladetas-Aneto espléndido y nevado en altura. El paso de Salenques está lleno de experiencias que contar, “Trails” organizados por el club que pasan por este collado, historias de la cresta de Salenques que aquí arranca.  La pendiente es fuerte tanto en los últimos metros de ascenso como en la pala inicial del descenso, pero la nieve está transformando y no presenta dificultades para la esquiada. Reagrupamos para la transición y continuar el largo trayecto hasta el refugio.  Se rodea el contrafuerte que apuntala al Russell Oriental, en el que nos fijamos ya que será un objetivo de la siguiente etapa. El Estany Cap de la Vall es el siguiente punto de referencia en el trayecto, el ibón aún se mantiene bien helado para surcarlo, la cota 2.700, un collado impreciso, punto de referencia con vista al Estany Negre, en su collado iniciamos otro descenso de giros a placer en la nieve transformada de una empinada canal, que lleva al lago de Cap de Llauset, donde casi ha hecho pie en el agua algún compañero que aupado en los esquís y un poco de ayuda, presta la anécdota de la jornada. Y buen descanso en el refugio que estratégicamente situado ha abierto el abanico de rutas hacia esta parte del Pirineo aragonés más oriental.

Después del buen rehielo nocturno la nieve está endurecida para el comienzo de la segunda etapa donde nos dirigiremos al Russell Oriental, recorriendo parte de la ruta del día anterior, subiendo a crampones por la canal que descendimos, atravesamos el lago de Cap de la Vall, y se alcanza una cresta que por el Sureste forma una cuenca en el Russell Oriental.  Los más avezados con crampones ascienden por la parte innivada de esta vertiente que termina en una estrecha y empinada canal. Los que prefieren la roca, por la cresta, con botas de esquí de montaña buscando el buen apoyo. Reagrupados después de la foto de cumbre, el siguiente pico se ve lejano, el Vallibierna, pero el esquí de montaña tiene la cualidad de que con esfuerzo acorta distancias con rapidez, y así traspasamos el collado de los Isards o de los Bucardos que es lo mismo; más arriba está el de Bouquetins, sea en castellano, catalán o francés, todos se refieren a esos ungulados, habitantes principales de este territorio, eso sí el paso no hay que confundirlo, por el paso más alto de los Bouquetins, hemos visto a unos esquiadores buscando la travesía que con buen espesor de nieve se traza al pico que acabamos de descender.  Bajo el collado de Vallibierna la vertiente es empinada, hay que descender a media ladera con cuidado, arriba queda la Tuca de Botornás y de nuevo transición para el ascenso al pico o Tuca de Vallibierna, que nos recibe en ligera granizada, cuando algunos están alcanzando por una bellísima cresta la cima.  Agrupados en la antecima los grupos van descendiendo, a algunos coge más que otros esta ráfaga de granizo que ha durado una o dos horas, se anunciaban tormentas vespertinas, y por fin en las últimas horas de la tarde reaparece el sol, mientras estamos disfrutando de la acogida reparadora del refugio, buena charla y estupendo ambiente para planear la estrategia de la tercera etapa. En ella habrá que traspasar varios collados, con sus correspondientes transiciones, y buscando la nieve, que está alta y asoma la roca más de lo deseado en algunas laderas. Hay que rodear el Aneto, darle la vuelta, pasar por el collado de Coronas al fin para cerrar el bucle.

Hemos contado, han sido cinco collados en la tercera etapa, el de Vallibierna que a su descenso tiene la nieve muy endurecida, es vertiente Oeste y es temprano, el ascenso con crampones a la brecha de “Soler i Coll”. De ese paso nos dirigimos buscando el mejor trazo hasta el ibón de Llosás atravesando el arroyo para emprender la larga subida a la brecha Superior de Llosás a 3.060 metros, una de las crestas que atravesamos del Aneto, con el paso más técnico de la jornada a su descenso, adentrándonos en la cuenca superior de Coronas, en el gran ambiente “alpino” del macizo del Aneto a esta altitud, con el corredor Estasen sobre nuestro paso, mientras alcanzamos, por fin todos con crampones, el último gran paso de la jornada, el collado de Coronas.  Y por fin, el gran descenso, casi el del Aneto entero desde el collado de Coronas a su pie a 3.208 metros. Contaremos el último paso en el collado de la Renclusa, ya que tomamos el descenso por el ibón de Salterillo, paso clave para alcanzar, trazando bien, el descenso de la Renclusa, hasta la Besurta, ya que nos han indicado desde el refugio, con las comunicaciones que han funcionado, que hay nieve suficiente. Allí nos dirigimos para cerrar el bucle de esta tercera etapa y a pie por fin culminar la alta ruta donde la “meteo” ha sido bastante buena, la nieve helada o primaveral como corresponde, con laderas de nieve estupenda, como el grupo que ha participado en esta magnífica travesía de esquí de montaña.

Huesca, 25-04-2017

Lola Mas