UN PASEO ENTRE LAS NUBES
El pasado domingo un grupo casi cuarenta personas entre niños y adultos nos subimos al autobús a las diez de la mañana, rumbo a Loarre. Desde allí, junto al aparcamiento del castillo, sale el camino que tomamos para intentar con permiso del tiempo llegar a la cima del Pusilibro, de 1595m. El desnivel a salvar supera con creces los 500 metros, así que almorzamos un poco antes de ponernos en marcha.
La pasada noche ha llovido y aunque en principio las previsiones del tiempo son que no nos mojaremos, el cielo está cubierto y no vemos el sol, algo que incluso durante la subida llegamos a agradecer. El camino asciende primero por el bosque de pinos mientras seguimos las marcas blancas y amarillas que nos guían en el camino. Los pequeños se ponen al frente de la excursión y aunque es una continua subida hay que pararlos, van marcando su ritmo y todos lo seguimos fácilmente. Encontramos una señal que indica la distancia que nos queda para llegar al pico y la dirección a tomar en caso de que quisiéramos llegar hasta la población de Rasal.
A mitad de camino salimos del bosque, cruzamos una pista y encontramos el cartel que nos indica por dónde va la senda entre los erizones y vegetación que cubre la ladera. Continuamos subiendo y cuando llegamos a la cresta por la que tenemos que tenemos que ir nos envuelve una niebla, que aunque no nos quita mucha visibilidad proporciona un ambiente casi invernal.
Ya queda menos, salimos de la cresta y llegamos a un amplio collado dónde ahora el camino discurre entre la vegetación en suave ascenso hasta la cima presidida por un vértice geodésico. Algo menos de dos horas nos ha costado llegar hasta aquí. La niebla continúa envolviéndonos y es una lástima, porque no nos permite contemplar las vistas que tanto hacia el Pirineo, como hacia la Hoya de Huesca en un día despejado nos ofrecería esta cima y tampoco vemos los Ovnis que en los años 70 dieron nombre también al pico. Ya empezamos a tener hambre, así que comemos aquí mismo mientras los pequeños no paran de jugar.
Para volver, bajaremos por otro camino, también señalizado que sale algo antes de la cima que indica también el camino a los repetidores, la bajada es rápida, hacemos un pequeño tramo de cresta ancha. Dejamos atrás las nubes y nos metemos ahora por el bosque y tampoco es difícil seguir las marcas del sendero, mientras vamos viendo setas, plantas de fresas silvestres, incluso comemos moras.
Cuando llegamos a la pradera de Plan de Lugas hacemos una breve parada junto a la caseta forestal antes de adentrarnos de nuevo en el bosque. La bajada es fácil y sin esfuerzo llegamos a un pequeño collado tras los mallos de Loarre, desde dónde ya contemplamos el siempre impresionante Castillo y todo el llano que domina.
Queda ya muy poco para llegar al punto de partida de nuestra excursión, una pequeña pedrera, y pronto llegamos al cruce de caminos que hemos encontrado esta mañana ya en el pinar. Algunos de los pequeños bajan cantando, mientras contemplamos las evoluciones en el aire de un paramotor sobre el castillo.
Satisfechos llegamos al autobús y los niños hacen fila pare recibir su habitual premio. Las previsiones meteorológicas se han cumplido y no nos hemos mojado, además tampoco hemos pasado frío. El bello bosque, el ambiente que la niebla nos ha proporcionado en la cresta, todo el paisaje en su conjunto, la satisfacción de haber hecho cima, otro día de sensaciones y de actividad en familia, la familia de Peque Guara.
J.L.
Hora de salida: 10:00 (Rogamos puntualidad)
Lugar de Salida: C/ Almudévar, 2
Hora de llegada: 17:30