Segunda de las excursiones de este nuevo programa de Peña Guara, de senderismo en familia, con niños de 5 a 9 años.
Este domingo pasado, el cielo amanece gris, pero a pesar de las predicciones, el tiempo nos acompaña de nuevo y no veremos llover. A las 10, en la estación, nos reencontramos: para la mayoría es la segunda excursión y saludamos a los nuevos amigos que nos acompañan hoy y emprendemos en el autobús rumbo a Piracés, muy cerca de Huesca, pero desconocido para muchos.
Hoy la excursión la hacemos por un paisaje al que no estamos acostumbrados, escarpes, torollones, moles de arenisca, que a lo largo de los años, el viento y el agua han labrado de formas caprichosas, un paisaje, que en ocasiones la imaginación sitúa en el salvaje oeste.
Empezamos la excursión en la Ermita de la Virgen de la Corona, y desde allí nos acercamos a las esculturas de Árboles como Arqueología, de la colección Arte y Naturaleza del CDAN, desde donde contemplamos a nuestros pies las llanuras de los Monegros, por donde nos moveremos hoy.
Bordeando un campo de cultivo, llegamos a camino que nos bajará por el acantilado descompuesto donde contemplamos de nuevo la labor de la erosión en las paredes y en los grandes bloques de piedra desprendidos.
Hacemos una parada para ver como nuestros hijos juegan, suben por las rocas, corren y vemos como en lo alto de la pared, un buitre nos observa y en unos momentos parece alertar a sus compañeros, que de repente sobrevuelan sobre nuestras cabezas, quizás con la esperanza de un almuerzo…
Desde aquí nos dirigimos hacia la Piedra Fecundante, una pequeña cueva excavada en un bloque de arenisca, a la que accedemos por un corto pero estrecho túnel, y de la que se cuentan antiguos ritos de fertilidad.
Ya desde aquí, primero por camino y luego por pista, nos dirigimos al Pozo, en realidad un manantial de origen árabe, donde unas mesas y bancos nos invitan a disfrutar de la merecida comida. Ahora ya es difícil seguir el ritmo de los pequeños, juegan sin parar, corren, saltan…
Es ya cuando decidimos emprender de nuevo la marcha, que el sol quiere hacer su aparición y nos dirigimos a Piracés, desde donde ascendiendo por las calles del pueblo llegamos a la Peña Mediodía, que parece la silueta estilizada de un barco, enclave donde se observan los restos de un antiguo castillo musulmán, al que subimos por las escaleras talladas en la roca y desde donde contemplamos de nuevo todos los sitios por los que hoy hemos estado.
Ahora también observamos a lo lejos el Abuelo Roque, característica mole de arenisca erosionada, que nos evoca la figura de un anciano.
Con puntualidad británica llegamos al aparcamiento donde nos espera el autobús y nos hacemos la obligada foto del grupo, para luego llegar a Huesca y despedirnos hasta la próxima….
J.L.-V.P.