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Suca y las Tres Marías

El pico de la Suca y Zuca Punchada, una de las Tres Marías, desde Escuaín.

Lola Mas

 

Un  cálido día de comienzo del otoño por los altos dosmiles que culminan Escuaín

 

Las Tres Sorores, inconfundibles desde el puerto de Monrepós, el Cilindro de Marboré, el Monte Perdido, que avanza haciendo valer su mayor altitud y preponderancia y el Soum de Ramond, tienen hacia el Sureste con el collado de Añisclo por medio a sus gemelas, que no alcanzan los tres mil metros de altitud, a sus hermanas menores, que como tales, parece que quieren imitar a aquéllas, y si a las grandes se las llama “sorores”, éstas recibirán el sobrenombre de “Marías”, uniformes y elegantes, sobreponiéndose al valle de Ordesa en cuyos parajes se alzan presidiendo el valle de Añisclo y el de Escuaín, espectaculares tajos labrados por el agua y los hielos que caracterizan al siempre incomparable entorno del Parque Nacional de Ordesa.

 

Las Tres Sorores han sido visitadas por sus distintas vías posibles por el colectivo del “Pico a Pico” de Peña Guara, así que queremos recorrer a la vuelta de las vacaciones estivales estas lejanas cumbres que por su menor altitud y situación parece que sólo están para adornar a las grandes, y que simulan ser más amables a la hora de su ascenso, el pico de la Suca y las Tres Marías. La Suca es el pico inferior de Añisclo, y para los amantes de los localismos el Añisclo Chicot o Zucón (2.802m.), y las Tres Marías reciben la denominación local de Zuca Punchada (2.781m), Zuca Roncha (2.753m.) y Zuca Plana (2.697m.) haciendo referencia a su forma y colorido rocoso.

 

Para llegar al primero que se quiere alcanzar, el pico de la Suca, hay que recorrer el largo valle de Escuaín partiendo del mismo pueblo, lo que ya se intuye largo simplemente haciendo cuentas de la diferencia de altitud entre esta población que se nombra especialmente por su poderosa Garganta del mismo nombre, a 1200 metros de altitud y el pico inferior de Añisclo o Suca a 2.802 metros. Parecía temprano cuando salimos de Huesca a las seis y media de la mañana, pero con un gran grupo en torno a treinta personas los tiempos se van gastando en pormenores. Pronto, al salir de la población de Escuaín, nos adentramos en el bosque por una pista forestal a pie, ya que tiene el acceso de vehículos restringido debido a que estamos en Parque Nacional, para recorrer sin darnos cuenta unos 7 kms. por el bosque hasta aparecer en el amplio y largo valle de pastos de montaña bien ocupado por las vacas que los aprovechan, que hemos de recorrer superando pequeñas barranqueras hasta alcanzar el primer hito del día, el Collado o Cuello Viceto a 2.007 metros de altitud desde donde se inicia el ascenso a la Suca y a las adyacentes Tres Marías en un itinerario que se presume largo. Son las doce del mediodía y ya se puede calcular que los tiempos andan un poco ajustados para encadenar los cuatro picos. Por el momento parece que se organizan dos grupos, saliendo unos algo más rápidos camino del pico de la Suca. Hay que superar una ladera herbosa de fuerte pendiente desde el collado para llegar al terreno kárstico tan característico de Ordesa. Aparecen a la vista desde el collado, la punta de las Olas, el Soum de Ramond espléndido, y detrás medio oculto, el Monte Perdido que presidirán todo nuestro ascenso.  Por encima, en nuestro trayecto a la Suca, una muralla calcárea aparentemente infranqueable, pero a medida que nos acercamos, se ve que tiene paso que está marcado por algunos mojones esparcidos.  La cumbre característica por el cambio de colorido de rocas de tonos anaranjados aún se levanta a unos 300 metros por encima.  Por un terreno incómodo de pedreras y canchales por trazos empinados por fin alcanzamos la amplia meseta que constituye la cima de la Suca, desde la que las vistas de sus hermanas mayores son espectaculares y próximas especialmente del Soum de Ramond, los picos de la cara Norte del Perdido, el valle de Pineta con su balcón formando un tremendo escalón.  Enfrente la brecha de Tucarroya y los Astazus. Más lejos el macizo del Pic Long con el Estaragne, por delante el macizo de la Munia y el Robiñera. Más lejos el Posets y las Espadas y Eristes, por delante el Bachimala con los picos de la Pez.

 

El macizo de Cotiella, Peña Montañesa, Castillo Mayor y Sestrales también se ven.  Al fondo aún se observa el pico de Guara, alcanzando la vista en un día tan hermoso hasta el Moncayo. También se veía la cumbre de Collarada en el valle del Aragón, cumbres todas recorridas o por recorrer de las que han quedado pendientes por motivos meteorológicos.

 

Se han hecho las tres de la tarde al reunirse el grupo casi al completo en la cumbre, por lo que el recorrido de todas las Marías hay que dejarlo para otra ocasión, teniendo en cuenta que excepto la primera las siguientes tienen alguna dificultad en su trayecto. Descendemos por el lomo de la Suca que va a dar al collado que la separa de Zuca Punchada, la María más Occidental que hace honor a su nombre desde esta vista, por su aspecto puntiagudo y elegante y en poco más de diez minutos subimos a esta primera cumbre de las Marías por un lomo bien marcado que se presta a la fotografía desde el descenso anterior.

 

Desde ese mirador hemos fotografiado el resto de las cumbres, cresteríos calcáreos de gran belleza, que quedan para otra ocasión.

 

De vuelta por el pedregal a los escalones rocosos, praderas rocosas y la gran ladera herbácea y con algún pedregal que nos depositará de nuevo en Cuello Viceto, donde nos reunimos el grupo al completo en torno al abrevadero, apurando las viandas para el trayecto de unas dos horas que aún nos quedan hasta recorrer el valle de vuelta hasta Escuaín, con el tramo de pista que de regreso se hace largo si no es porque nos entretenemos descubriendo algunas setas que asoman, lo que nos entretiene la vista mientras acabamos de alcanzar el pueblo del que hemos partido hace poco más de diez horas, ya que son poco más de las siete de la tarde.

 

24-09-2013