Por un sendero con neto sabor artístico
Desde Graús a Capella por el despoblado de Portaspana y la ermita de San Martín
Todavía goteaba la imagen del gaitero que preside la entrada del puente medieval de Graús cuando a las 9 y media bajábamos del autobús 46 senderistas para emprender nuestra travesía. Siguiendo el Sendero Histórico (GR-1) que cruza España de este a oeste y que atraviesa nuestra provincia de Puente de Montañana hasta el pueblo de San Felices cerca de Agüero, comenzamos la andadura con un cielo encapotado y buena temperatura que en todo momento nos permitió disfrutar del paseo y del paisaje. Como es lógico, todo el trayecto perfectamente marcado en los cruces y bifurcaciones, aunque algunos atajos que tomamos para acortar la sinuosa pista nos estén tan claros.
Al pasar por la ermita de San Bartolomé, cuyo ábside se halla bien conservado no así la iglesia, nos paramos a almorzar. Dejamos la pista para continuar por medio de un pinar de repoblación siguiendo los aterrazamientos hasta volver de nuevo a la pista, y por ella, entre pinares y vegetación de arbustos y plantas olorosas llegar al despoblado de Portaspana que situado en lo alto de un cerro es un magnífico observatorio que nos permite contemplar desde la Virgen de la Peña en Graús todo el cauce, esta vez con un elevado caudal de agua, del Isábena hasta más allá de Capella, aunque la zona de los Morrones de Güell estuviera cubierta por las nubes.
Al tomar algunos alcuerces, evitando las largas lazadas que da la pista para salvar las barranqueras, nos metimos por alguna zona embarrada y resbaladiza, cruzamos pequeños barrancos por los que bajaba agua, hasta volver de nuevo a la pista que nos dejó frente a Capella. Salirse de la pista para caminar por sendas es algo que forma parte del ADN de los amantes del senderismo. Supone añadir al paseo algunas dosis de emoción, eso sí sin improvisar ni correr más riesgos que alguna leve “culada” ya que unos compañeros han realizado el recorrido algunos días antes para evaluar la dificultad.
Unos metros antes de llegar al puente de Capella un cartel a la derecha nos invita a ascender hacia los paredones de conglomerados de la sierra de Laguarres en dirección al Paso de la Canal, que los cruza, o a la ermita de San Martín enclavada bajo ellos. Menos de dos horas ida y vuelta
Por camino con acusada pendiente se pasa ante el depósito de agua de la localidad y se prosigue hasta un punto en el que deben dejarse los vehículos. Con 4×4 no hay ninguna dificultad. Al ir a cruzar un pequeño reguero llama la atención que en la laja de piedra hay unas figuras, un cangrejo y varios peces, elaboradas ensamblando piedras de río, más adelante la sorpresa es un pastor con sus ovejas, un conejo, hormigas, un escorpión, un búho, etc. etc. Así, entre foto y foto sin darte cuenta, la senda gira y queda ante nosotros el extraordinario conjunto rupestre de San Martín de Capella.
La ermita rupestre sobre un espolón rocoso domina un frondoso barranco que ofrece una panorámica espectacular sobre el Isábena. Construida sobre el siglo XII, en un enclave defensivo anterior, presenta unos sillares muy bien escuadrados y alineados que consiguen que el ábside se mantenga en aceptable estado. La plataforma que hay bajo la roca está dividida en varios espacios por muros de piedra y como una vez al año suben en romería desde el pueblo a realizar una comida campestre, los han acondicionado de forma rústica y artesana con mesas y bancos corridos, adaptándolos, con soluciones muy talentosas y caseras, a las irregularidades que presentan las lajas de piedra. En tan ingeniosas mesas comimos.
Como se baja por el mismo camino, volvimos a contemplar las esculturas desde otros ángulos y apreciamos en toda su extensión la creatividad, inventiva y buen hacer de Don Joaquín Sesé, autor de las obras. ¡¡Enhorabuena Quin!!.
El paseo de unos 15 km. con un desnivel acumulado de casi 500 m. lo realizamos en poco más de 5 horas netas de andar.
El próximo domingo día 2 de febrero la travesía la iniciaremos en el collado d’a Barza, donde nace el Isuela, y terminaremos en Caldearenas tras visitar la Virgen de los Ríos.