Por la cresta de los Capitiellos
Agradable paseo, aunque privados de gozar de espléndidas vistas.
El proyecto de pasar sobre otro de los túneles del Pirineo que nos unen con Francia no pudimos llevarlo a cabo el pasado domingo. En el pueblo de Canfranc era fina llovizna, en su estación eran copitos de nieve pero en Candanchú la nevada era copiosa por lo que decidimos cambiar de itinerario y subir a Oroel por una senda que han abierto hace poco. Como la Peña estaba cubierta por las nubes, pensamos en almorzar en Sabiñánigo y con calma estudiar otras alternativas. A las diez optamos por recorrer los Capitiellos y hasta las cercanías de Navasa nos llevó el autobús para iniciar el recorrido, de Este a Oeste, de la pequeña sierra que separa la Val Ancha de la Val Estrecha.
La sierra es una sucesión de lomas de margas coronadas por rocas areniscas, prácticamente desprovistas de vegetación, que se extiende desde Jaca a Sabiñánigo con promontorios continuos separados por suaves collados. Las vistas a ambos lados, verdes trigales y vistosos campos de colza, es bonita y al discurrir paralela a la sierra de la Partacua permite ver numerosos picos, destacando Collarada y Telera, pero el domingo todo estaba cubierto de espesos y amenazadores nubarrones.
El terreno es fácil de caminar, en rigurosa fila india, porque alterna terrenos margosos con trincheras conformadas por pequeños resaltes rocosos que han sido cortados, dinamitados, para procurar un paso sencillo al ganado de Jarlata, al gaseoducto que viene de Isín o a las pilonas del tendido eléctrico. Sólo para atravesar estos pequeños cortes hay alguna mínima dificultad. Atrás fueron quedando los pueblos de Navasa, Navasilla, Jarlata y Sasal en la Val Estrecha.
Con poquitas paradas, pues habíamos iniciado tarde la andadura y algunas nubes eran un tanto amenazadoras, fuimos avanzando por este terreno rompe piernas hasta que el cordal, que veníamos recorriendo, se ve cortado por un tramo rocoso muy vertical que obliga a descender a los campos de la Val Ancha para por una senda seguir progresando ahora entre verticales paredones de arenisca muy llamativos y campos de cultivo.
El camino termina en una cerrada curva de la carretera que une Sabiñánigo, abajo a nuestra izquierda, y a la derecha la entrada al túnel que atraviesa los Capitiellos y que lleva a Sabiñánigo Viejo y a los pueblos de la Val Estrecha.
El medio centenar de senderistas nos fuimos a comer, con los pies debajo de la mesa, al área de recreo de Olivan y así terminamos satisfechos una jornada de senderismo que de inicio se presentó problemática.
El recorrido de casi trece km. lo realizamos en algo más de tres horas y media, salvando un desnivel de ascenso acumulado de 450 m.
El próximo dos de junio hay preparada una espectacular travesía desde Villanúa a Acumuer recorriendo la cresta de los Bacunes.