15/04/2018
CONOCIENDO LOS MONEGROS
El domingo pasado fuimos casi cincuenta los que nos subimos al autobús rumbo a Marcén. Parece que entre tantos días de lluvia nos ha salido un día despejado y luminoso, así que antes de comenzar a andar ya nos quitamos la ropa de abrigo.
Adentrándonos en el pueblo nos dirigimos hacia la iglesia tardo-románica y contemplamos los restos de la muralla del castillo que aquí hubo hacia el año 1100. Ya desde aquí nos dirigimos hacia Las Cías, antiguo poblado musulmán del siglo X-XI, en el que se observan la disposición de las viviendas y los aljibes o cías excavados en la roca, que dan nombre a este yacimiento arqueológico. Lástima que no haya paneles interpretativos del lugar y los pocos que hay ya están inservibles para aprender algo de los restos conservados. Aprovechamos el lugar a las faldas del monte Mobache para tomar un pequeño almuerzo mientras los niños investigan el sitio.
Bajamos por la ladera para tomar una pista que nos lleva hasta la presa del Torrollón, ahora con apenas agua desde dónde ya contemplamos el primer torrollón, llamado el indio, por la silueta que se puede adivinar en su perfil y tras atravesarla tomamos un camino que bordea los cultivos de regadío ya verdes que dan color a esta árida tierra de Monegros, en poco tiempo llegamos al segundo torrollón, de imponente aspecto y que la erosión de las areniscas y tierras blandas proporciona una bella estampa.
De nuevo bordeando los sembrados llegamos al punto en el que nos adentramos en una zona rocosa de areniscas descompuestas, en las que la erosión en ocasiones ha agujereado cual si fuesen colmenas. Transitamos con cuidado por la senda que en un par de puntos se aproxima a los acantilados que se han formado en las grandes paredes. No tardamos en ver y llegar hasta El Abuelo, una singular formación rocosa que se asemeja en su perfil a la de un anciano. Rodeándola, una pequeña subida nos dirige hacia la pared por dónde transcurre el camino.
Pronto nos desviamos de nuestro camino para en una corta ascensión por un lugar sin apenas sendero llegamos a una pista, que siguiéndola pronto llegamos a ver nuestro siguiente objetivo, La Iglesieta, restos de una antigua fortificación de sillares almohadillados y que tras visitar y permitir que los pequeños investiguen, será dónde nos hacemos la foto de familia que nos servirá de recuerdo de esta excursión.
Ya hace tiempo que los niños nos preguntan cuando llegamos, saben que nuestro destino final es el parque de aventura de La Gabarda y están ansiosos por llegar, no por el cansancio, sino por lo que allí haremos.
Abandonamos la pista y bordeando unos campos tomamos el camino que en unos minutos nos dirige al Rincón del Olivar, un bello lugar de grandes olivos de dónde sale un sendero botánico algo abandonado, faltan algunos carteles y los que hay en ocasiones no están las plantas que indican, pero que nos dirige rápidamente a la Gabarda.
Ya es la hora de comer, así que a ello nos disponemos, esta vez y sin que sirva de precedente, en bancos y mesas de los que a los adultos nos cuesta levantar, pero que los niños rápido abandonan para jugar e investigar los alrededores. Pronto llega el momento esperado por los más pequeños este día: ¡vamos a lanzarnos por las tirolinas del parque!
Casi todos los niños y unos cuantos adultos, nos ponemos los arneses y atendemos a las explicaciones que nos ofrecen los monitores para realizar la actividad con seguridad. De uno en uno nos lanzamos por la primera tirolina a unos 15 metros sobre el suelo, que nos lleva desde una plataforma elevada al otro lado del parque, para después volver al inicio lanzándonos por otra tirolina que discurre entre los árboles. Disfrutamos viendo la cara de satisfacción los niños que quieren repetir, así que a buen seguro a muchos nos tocara volver en otra ocasión para disfrutar de todas las actividades que aquí nos ofrecen.
Terminada la actividad, subimos al autobús que ya nos está esperando. Hace un día soleado y en ocasiones caluroso, que nos hace olvidar los recientes días pasado por agua, incluso comprobamos en nuestras caras los efectos del sol en el primer día de primavera de verdad.
Una excursión descubriendo las poco conocidas tierras monegrinas, un día espectacular y la cara de satisfacción de los niños, ¿se puede pedir más?
Javier Lázaro
- Distancia: 8,5km
- Desnivel positivo: +200m
- Desnivel negativo: -210m
- Hora de salida: 9:00
- Lugar de Salida: C/ Almudévar, 2
- Hora de llegada: 17:30