Un agradable paseo por el valle del Ara
Por los despoblados de Espierlo, Silves Alto y Bajo para terminar en Boltaña
18-Marzo-2018
Setenta y siete senderistas subíamos el domingo pasado a los autobuses para nuestra travesía dominical. Pasando por Sabiñánigo, no tomamos la carretera de la Guarguera, el paisaje era del más puro invierno: espesa niebla con viento y los árboles y arbustos de los márgenes de la carretera totalmente helados pero como si fuera un milagro al cruzar el túnel de Petralba, el que hay en la nueva carretera que une Yebra de Basa con Fiscal, apareció un cielo azulado, sin nubes y todo soleado. ¡¡El milagro de cruzar una divisoria de vertientes!!
Poco antes de llegar a Boltaña nos desviamos a la derecha para iniciar el puerto del Serrablo aunque en el Km. 48, en un amplio ensanche, nos bajamos de los autobuses como medida de precaución. La travesía estaba planificada saliendo de Campodarve pero eso obligaba a cruzar el barranco de la Bañera y todo hacía prever que su crecido caudal nos presentaría serias dificultades para atravesarlo.
Enfrente, bien señalizada, nace una estrecha senda que a media ladera, sin apenas ganar o perder altura y entre abundante y variada vegetación, en muy poco tiempo nos dejará en el deshabitado pueblo de Espierlo. Como muchos de la zona está enclavado en lo alto de un risco, y por ello, es un extraordinario mirador. Mientras dábamos los honores a bocadillos, frutas, y dulces contemplábamos la emblemática Peña Montañesa y todo el cordal de sierra Ferrera cubierto de nieve o bien el pico Navaín y sus cortadas sobre el congosto de Jánovas. En el pueblo es muy llamativa una esbelta chimenea troncocónica con salida de humos a través de unos huecos triangulares simétricos muy vistosos.
Por el este del pueblo sale una senda que desciende con rapidez entre lajas de piedra para encontrarse con la carretera la cual recorrimos durante un buen trecho hasta el viaducto sobre el barranco de la Ferrera desde donde parte la pista hacia Silves Alto.
Tomando algunas sendas que acortan las amplias lazadas que realiza la pista para superar el fuerte desnivel, llegamos bajo los verticales paredones donde se asienta el barrio Bajo de Silves. Proseguimos por una pedregosa trocha siguiendo una manguera de presión que nos llevó al barrio Alto donde ya están colocadas las pilastras para dotarlo de electricidad. Tiene un par de casas bastante acondicionadas e incluso la infraestructura para un pequeño camping. Tras visitar su iglesia, y hablar con un señor que nos dijo que vivía allí todo el año y que estaba sorprendido porque hacía días que no había visto tanta gente (coincidimos con otro grupo de senderistas zaragozanos), regresamos al barrio Bajo pues habíamos decidido comer en él.
Situado en lo alto de un espolón rocoso es un pueblo fortificado por una muralla natural que lo rodea. Fernando Biarge, que habló con uno de los últimos vecinos que dejo el pueblo a finales de los cincuenta, me decía que se definió como “gente de poco plato y mucho zapato”.
Con una espléndida vista hacia el llano, se contempla toda la vega del Ara desde Boltaña a Ainsa, comimos a resguardo del viento que se hacía notar en algunos momentos.
Poco antes de las tres de la tarde iniciamos el descenso por una senda que nos llevó hasta cerca de las casas de Seso y siguiendo el río hasta el puente por el que sube la carretera de la Guarguera donde nos esperaban los autobuses. En resumen, con muy buen tiempo disfrutamos recorriendo una zona del Parque Geológico del Sobrarbe.
El trayecto de poco más de doce kilómetros lo realizamos en cuatro horas, seis horas y cuarto desde que bajamos del autobús, salvando quinientos veinte metros de desnivel positivo y ochocientos de bajada.
Para el próximo domingo día 8 de abril estamos preparando un recorrido por el congosto de Mont Rebei y las pasarelas de Monfalcó para volver atravesando el pantano de Canelles en catamarán.
Distancia aproximada: 16Km (5 horas de caminar)