Paseo con raquetas por el valle de Benasque
Rodeamos el pantano de Linsoles, llegamos a la Casa de Conques y por Anciles terminamos en Benasque
4 de marzo de 2018
Con toda la ilusión habíamos planeado nuestro anual paseo con raquetas por los Llanos del Hospital de Benasque pero las numerosas nevadas de la semana pasada y los últimos sucesos relacionados con los aludes nos aconsejaron poner en práctica el viejo aforismo de “cuando no puedas hacer lo que quieres, haz lo que puedas”.
Poco antes de la diez de la mañana del pasado domingo el autobús aparcó junto a la presa del embalse de Linsoles. Treinta senderistas comprobamos que no hacía mucho frío porque no soplaba viento, aunque si lloviznaba, y como la ilusión era muy grande, la mayoría decidimos ajustarnos las raquetas y comenzar a caminar. Frente a la carretera que sube al Santuario de Guayente se inicia una pista que se dirige hacia la presa y que continúa rodeando el embalse hasta llegar a Eriste. El camino, con abundante nieve virgen, transcurre entre muretes de piedra y avellanos que crecen junto a la orilla y pasa junto a unas mesas y bancos de madera donde aprovechamos para almorzar.
El agua del embalse, salvo en las zonas heladas, era un auténtico espejo por lo que fuimos buscando los encuadres adecuados para conseguir la clásica, y siempre llamativa foto, en la que la lámina de agua hace de eje de simetría y se puede contemplar la realidad de las casas y montañas por arriba y su reflejo en el agua por debajo.
Tras pasar el embarcadero un camino, bien indicado, sale a la derecha y de dirige a Conques. De forma suave pero continua va ascendiendo entre robles y avellanos. En el siguiente cruce, el de la derecha se dirige al collado de Tuasa por el que podríamos llegar a la parte alta de la Selva de Conques, nosotros tomamos el de la izquierda hasta llegar a la Casa de Conques.
El enorme caserón de estilo francés con su torre defensiva adosada tiene a su alrededor varias dependencias auxiliares y una ermita románica del siglo XI que estaba abierta. Durante muchísimos años subían los meses de verano niños y jóvenes, incluso familias, a las colonias que organizaban los párrocos de pueblos de la zona de Monegros. Uno de los compañeros que estuvo de monitor nos contó algunas anécdotas remarcando el enorme éxito que tenían. El edificio entre verdes prados y en plena Selva de Conques es encantador pero para niños que vivían en pleno Monegros debía ser: ¡¡Él no va más!!
Junto al monumental acebo que hay a la izquierda del edificio parten dos caminos. El de la derecha sube, el que baja nos llevaría a la urbanización de Linsoles pero si vamos atentos al llegar a la primera y única casa habitada en verano sale a la derecha una senda, indicada en un poste, que nos deja en las primeras casas de Anciles.
Aquí nos quitamos las raquetas para pasear por el pueblo siempre pendientes de los chuzos de nieve y hielo que se desprendían de los pizarrosos tejados. Hasta el sol salió a darnos la bienvenida.
Unos por la carretera y otros cruzando a la otra orilla del Ésera y subiendo por el paseo que va paralelo al río llegábamos a la una de la tarde a Benasque tras tres horas de caminar
El próximo domingo día once la excursión de Rutas nos llevará a visitar las pinturas rupestres del abrigo de Barfaluy enclavadas en una espectacular garganta que el Vero forma cerca de Lecina.