NAVIDAD EN LAS GORGAS DE SAN JULIAN
En Peque Guara ya es tradición realizar la última excursión del año a las Gorgas de San Julián, así que el pasado domingo un grupo de cerca de cuarenta personas entre pequeños y mayores nos dirigimos en autobús a Lierta, dónde empezamos la excursión.
Aunque todavía sin haber hecho esfuerzo alguno, almorzamos y antes de ponernos en marcha ya nos sobra ropa, las previsiones eran algo más frescas y en cambio el sol nos ha acompañado y calentado toda la jornada, en un día aún otoñal.
El camino señalizado nos lleva por una cómoda pista por uno de los accesos a las Gorgas de San Julián menos utilizados, pero no carente de encanto, ya que durante todo el trayecto contemplamos la Sierra de Gratal. Tras un rato de caminar salimos de la pista para tomar a nuestra izquierda un ancho camino, desde dónde ya empezamos a contemplar el tajo en la roca donde se encuentran las Gorgas.
Pronto el camino se estrecha, vamos dejando atrás los pastizales y campos de cultivo y los bojes y algunas zarzas y arbustos van angostando el camino. Tras cruzar el barranco de Fenés el camino se adentra en el desfiladero, contemplamos el volar de los buitres que anidan por la zona y casi sin darnos cuenta llegamos a nuestro primer destino, la Ermita de San Julián de Adriá.
Una vez aquí, sin perder tiempo, todos juntos nos disponemos a preparar en la explanada las mesas y bancos que sacamos de la ermita para comer, es de las pocas ocasiones que en nuestras excursiones no comemos en el suelo, de las mochilas salen la comida, dulces y demás viandas que compartimos. Como es habitual, los más pequeños invierten en comer el menor tiempo posible y enseguida se ponen a jugar por los alrededores, mientras los mayores relajados disfrutamos de una agradable sobremesa. Antes de recoger, repartimos los regalos que hemos llevado cada uno y que nos servirán de recuerdo de este día.
Ya con las mochilas más ligeras, empezamos a andar y bajamos hacia el barranco que por el estrecho sendero nos adentra hasta lo más profundo en las Gorgas. Apenas hace unos minutos que hemos empezado a caminar, pero la parada es obligada para contemplar el belén que hay allí instalado, las imponentes paredes verticales que apenas dejan pasar la luz del sol que hoy nos acompaña y el final de barranco que allí lleva su agua.
Como es habitual, la combinación de piedras, agua y niños, genera juegos que contemplamos un rato antes de ponernos de nuevo en marcha, por la senda que en poco tiempo y sin esfuerzo nos lleva a la pista que viene de Lierta y que se dirige a Nueno, en esta ocasión lo que contemplamos son las cabras, las que por lugares inimaginables para nosotros trepan y se mueven.
Poco tiempo nos cuesta llegar a la carretera que rodea el campo de golf dónde nos espera el autobús para llevarnos de nuevo a Huesca, no antes de disfrutar el dulce premio que ya es habitual y que los niños no se olvidan de reclamar. Una vez en Huesca, tras desearnos de nuevo unas felices fiestas nos despedimos hasta el año que viene.
La excursión de hoy no ha sido dura, apenas poco más de nueve kilómetros de caminar, un cielo despejado, una temperatura más que agradable, más si cabe en las fechas que nos encontramos, como siempre lo hemos pasado bien con nuestros hijos y amigos y hemos disfrutado de un día en la montaña, no podemos pedir más.
Ahora, con nuestros objetivos cumplidos, con el programa del año que viene en la mano, que es fruto de la ilusión de quienes lo realizan y de la respuesta y apoyo de todos los que en alguna ocasión nos han acompañado en nuestras excursiones, nos emplazamos a continuar viendo como nuestros hijos crecen, cómo van aumentado sus ganas salir a la montaña y de disfrutar en contacto con la naturaleza.
Javier Lázaro