Excursión ideal para un día de sol y calor
Por los bosques de Canfranc Estación
El pasado domingo 28 de junio cuarenta y dos excursionistas salíamos de Huesca pasadas las siete y media de la mañana, en un día que se auguraba de los más cálidos del año. La excursión circular prevista para el día de hoy dentro en la sección de “Rutas” transcurría por los magníficos bosques del entorno de la estación internacional de Canfranc, por sendas que fueron trazadas a principios del siglo pasado con el objetivo de reforestar y construir barreras de contención de nieve en las laderas que flanquean la estación.
Alrededor de las nueve de la mañana llegábamos a Canfranc Estación, y nada más bajar del autobús notábamos que la temperatura era mucho más llevadera que en el llano. Pocos minutos después nos poníamos en marcha, y tras atravesar el pueblo y andar unos metros por la carretera, cruzábamos por un puente el río Aragón y tras recorrer una pista durante unos metros, la abandonábamos para coger una senda, señalizada, que se dirige a la Casita Blanca. La senda va ascendiendo entre pinos y algún abeto, con un trazo muy cómodo, con numerosas zetas y un piso muy bueno. A las nueve y media de la mañana llegábamos a la Casita Blanca, zona en la que durante las labores de repoblación de estas laderas hubo un vivero. Todavía hoy se pueden distinguir, aunque invadidas por las ortigas, las terrazas donde se cultivaban los plantones que posteriormente se utilizaban para la reforestación.
A las diez de la mañana, después del almuerzo, proseguíamos nuestra marcha. Recorrimos una pista durante unos metros y al poco cogimos el desvío que indica “Caseta de la Cueva”. Vamos ascendiendo por el bosque, fresco, umbrío, con tranquilidad, poco a poco, por un trazado que permite ir subiendo sin apenas esfuerzo. Vamos dejando atrás desvíos a los miradores del barranco de Epifanio. En las cercanías de la Caseta de la Cueva, a la que no llegamos, la senda se bifurca de nuevo, y tomamos el ramal de la izquierda. Unos pocos metros por la senda y llegamos al punto más elevado de nuestra excusión: un dique de contención de aludes sobre el barranco de Cargates, y en el que todavía hay varios metros de nieve acumulada. Este es el único punto de la excursión donde los árboles permiten ver la panorámica, que es magnífica.
A partir de este punto, y siempre por bosque, comenzábamos el descenso. Vamos encontrando desvíos en la senda, todos perfectamente señalizados, y tomamos el que lleva a la Fuente de los Ingenieros. Pequeño chasco, porque la veta de agua no va por donde debía ir cuando se construyó la fuente y prácticamente no mana nada. Proseguimos con el descenso entre abetos, hayas y pinos. Un pino caído atraviesa la senda y hay que buscar la forma más cómoda para salvar el obstáculo: unos por encima del tronco, otros por debajo… Proseguimos con el descenso, alcanzando la pista que va a Picaube. Seguimos bajando por la pista, pasando de nuevo junto a la Casita Blanca. Poco después llegábamos a la Fuente de la Herradura, donde, esta vez sí, manaba agua, y bastante fresca. Tras una breve parada desandamos unos metros por la pista y cogimos una senda que desemboca en el Paseo de los Melancólicos, y desde allí bajamos a la parte sur de la estación. Recorrimos, bajo un sol de justicia y rodeados de abandono, las playas de vías hasta llegar a la puerta principal de la estación.
Tras cambiarnos las botas por un calzado más cómodo y fresco, todavía nos dio tiempo de tomar un refrigerio antes de sentarnos a la mesa del restaurante Ara Buisán. Después de una buena comida y la consiguiente sobremesa, a las cuatro y media de la tarde iniciábamos el regreso a Huesca, contentos unos de cómo había transcurrido el día y otros porque todavía iban a llegar a tiempo de ver al Huesca en su ascenso a segunda división.
Los programas de senderismo de Peña Guara se despiden hasta el mes de septiembre. Retomaremos las actividades el seis de septiembre con una excursión por el valle de Remuñe, dentro del programa de Turismo por el Alto Aragón. A pasar buen verano.
Montserrat Oliván
