Lluvia, viento y niebla por la Sierra de Guara
La cruzamos desde Used en la cara norte a Santa Cilia de Panzano en la ladera sur.
El cielo estaba despejado cuando, el pasado domingo a las siete de la mañana, salíamos cincuenta senderistas hacia nuestra sierra de Guara. Al llegar al túnel de la Manzaneda, en la antigua carretera que subía a Monrepós, hay que tomar el desvío que nos introducirá en el valle de Belsué donde el cielo ya presentaba bastante nubosidad y el Tozal de Guara estaba parcialmente cubierto. Las previsiones meteorológicas parecían cumplirse y cuando pasábamos por la ermita de San Urbez de Nocito los limpiaparabrisas del bus comenzaron a funcionar.
En el aparcamiento de Used cinco o seis compañeros optaron por volverse a Huesca y no realizar la travesía pues, aunque de forma suave, estaba lloviendo. El resto iniciamos la senda que sube al refugio de los Fenales pero en la pardina de Zamora, un lugar que generalmente está encharcado porque allí aflora un manantial, se gira a la izquierda por una senda que subiendo con suavidad atraviesa una zona de cajicos y matorrales para luego internarse en el bosque. La lluvia caía con suavidad mientras atravesábamos el pinar y sorteábamos varios pinos caídos pero antes de salir a campo abierto decidimos almorzar.
Pronto se llega a los Fenales de Used (los fenales son zonas de prados en la montaña que antiguamente mantenían una aceptable cabaña ganadera) con los característicos bojes delimitando los prados. Si se mira con atención el suelo podremos encontrar los abundantes restos fósiles de la zona: los nummulites («dineretes» en la terminología de la zona ya que se asemejan a pequeñas monedas ) sobre todo allí donde al trazar la pista hubo que cortar escarpes calizos.
La senda abierta entre pinos y bojes serpentea hasta salir a los Llanos de Cupierlo que nos recibieron con fuerte viento, niebla y la pertinaz lluvia que en algunos momentos arreciaba. Con buena visibilidad es fácil orientarse dadas las claras referencias que presentan los tozales de Cubillas y Guara pero con espesa niebla el orientarse puede complicarse mucho en esta gran planicie en la que abundan las dolinas (pequeñas depresiones cerradas por donde se filtra el agua que nunca corre por la superficie), no obstante si al frente del grupo va un buen conocedor de la sierra que además consulta la brújula cuando es menester pues no es de extrañar que encontráramos hitos que sin ningún problema nos situaran en el cuello de Cubilars o Ballemona.
De la magnífica vista, indistintamente hacia el norte o hacia el sur, que se puede contemplar desde este lugar ¡mejor, ni nombrarla!. El viento proseguía, la lluvia en algunos momentos arreciaba y con una visibilidad limitadísima, a buen paso, comenzamos a descender pasando por el indicador que señala las rutas a Santa Cilia o a la cumbre de Guara visitando el espectacular pozo de nieve del Duque. La senda desciende suavemente hasta las balsas de Fondarrés, charcas artificiales encadenadas que se nutren de un manantial y que eran bebederos para el ganado. Por la famosa cuesta del «pajarico» la lluvia arreciaba y el paso se hizo rapidísimo una vez que entramos en la pedregosa pista jalonada por coscoja, romero, tomillo y espliego como elementos botánicos característicos. Una vez que se deja a la derecha el desvío a la ermita de la Virgen de Arraro aparece ya a la vista Santa Cilia de Panzano. A las dos de la tarde llegaron los primeros senderistas.
En el pueblo entre Alex, Gaspar y Paco nos habían preparado en el albergue brasa, lo cual posibilita diversos y sabrosos menús, pues se tenía programado comer a cubierto y de la que nos libramos porque antes de las tres de la tarde cayó la gran tromba de agua que se había anunciado pero la disfrutamos a través de los cristales cómodamente sentados.
Tras la comida nos fuimos a visitar el museo naturalista instalado en el antiguo campanario de la torre de la iglesia del pueblo. Tras una explicación sobre las aves de la comarca se pasó a unas vitrinas dotadas de luz y sonido que te dan a conocer las formas de vida de quebrantahuesos, alimoches, buitres, águilas y otras aves rupícolas.
Los navegadores de montaña nos proporcionaron los siguientes datos: un total de cinco horas y cuarto de caminar para una distancia de quince kilómetros y medio con un desnivel de subida de setecientos metros y mil cien de bajada.
El domingo día diez de mayo el grupo de Rutas caminará junto al macizo del Turbón pasando de San Martin de Veri a Llert. La salida de Turismo por el Alto Aragón para el diecisiete de mayo nos llevará a Castillo Mayor.