Rutas por la Provincia
Con un tiempo algo incierto
Desde Villanova a El Run pasando por Sos y Castejón de Sos
El pasado domingo día 9 amaneció en Huesca con una ligera lluvia y dieron previsiones meteorológicas algo pesimistas, sobre todo en la zona pirenaica. Con estos antecedentes más de 50 senderistas nos subíamos al autobús para dirigirnos a la comarca de la Ribagorza. Por el camino los limpiaparabrisas tan apenas pararon de funcionar aunque a velocidad mínima. Por Graus no llovía pero por Campo si y cuando entramos en el valle de la Sositana, por el que íbamos a realizar todo nuestro recorrido, la lluvia era un poco intensa. Por ello cuando llegamos a Villanova entramos en el debate de si era prudente empezar a caminar, dejarlo para mejor ocasión o visitar alguna cafetería y ver llover que también es un espectáculo bonito y barato, si uno no tiene muchos quehaceres. Resultado: división de opiniones. La mayoría después de almorzar con rapidez en un bar de la localidad y coger tono con un café con leche o similar, se cargó la mochila, el paraguas y la fe que se supone a todo senderista pensando que al final siempre escampa y a pasear, mientras que casi una docena prefirieron acercarse a Benasque en espera de que el tiempo mejorara.
Tras cruzar el puente sobre el Ésera en Villanova una bifurcación a la izquierda nos llevaría a Sesué y a Sos, nosotros tomamos el camino que sale por la derecha, rio abajo, que pronto nos lleva a pasar bajo los transformadores de una central hidroeléctrica y junto al desagüe de las turbinas, que estaban a pleno rendimiento, por lo que cuando pasas por el puentecito además de un ruido sordo pero potente se ve brotar el agua espumeante y a borbotones para con gran velocidad volver al cauce. La senda que vamos a seguir durante un buen rato discurre paralela al rio, que siempre vemos por debajo nuestro, es estrecha, obliga a ir en fila india, con abundante vegetación a ambos lados y como su piso es bueno pues constituye un delicioso paseo que se ve muy concurrido durante casi todo el año por los veraneantes de los pueblos de la zona. Y premio a la fe senderista, dejó de llover.
La senda se convertirá en camino y luego en pista por la que desviándonos a la izquierda comenzaremos a subir en dirección a Sos. La pista en continuo ascenso, con algunos repechos cortos pero pronunciados, deja dos caminos a la derecha y sigue ganando altura y mostrándonos las laderas de la sierra Chía y el amplio valle de la Sositana con Castejón de Sos al fondo.
Cruzamos el coqueto pueblo de Sos que nos presenta dos o tres auténticas mansiones, una urbanización diseñada de forma original y con mucho gusto y varios chalets antes de llegar a la antigua escuela y a la iglesia románica de San Andrés de Sos, edificada en un afloramiento rocoso y con el añadido de una casa-abadía, constituye un magnífico mirador del que sólo pudimos disfrutar del valle ya que el macizo del Turbón, el pico de Gallinero y las sierras de Cambra y Chía, que lo enmarcan, estaban cubiertas por las nubes. El fondo del valle cruzado por el Ésera nos presenta la completa gama de verdes que proporcionan los campos delimitados por hileras de árboles, el campo de aviación de Castejón de Sos y un poco más lejos el casco urbano y la entrada al Congosto de Ventamillo.
Tras unas cuantas fotos debemos tomar la senda que pasa bajo la casa-abadía y que desciende con suavidad cruzando la ladera de forma longitudinal hacia el sur y nos va presentando distintos tipos de vegetación en función de las zonas que atravesamos, de bojes al principio, a plantas como la dedalera y el gordolobo comenzando a florecer hasta cajigos en la parte baja. Al llegar a un camino hay que seguir en la dirección que traemos unos cincuenta metros, está señalizado, para desviarnos por una senda que claramente anuncia la presencia de un barranco, la vegetación se hace muy densa, la humedad del suelo es muy alta y sobre todo se oye un ruido que no parece presagiar nada bueno. Así es, el barranco de Ramastué baja algo crecidito pero como el vado es llano con colocar un par de piedras estratégica a un lado y otro y tras un pequeño salto con ayuda pues problema solventado ya que el barranco que viene a continuación, el que baja de Liri, con mucho más caudal dispone de una rústica palanca de madera y confiamos que no se la habrá llevado ninguna riada. Llegados a él nuestra sorpresa es grande ya que han colocado junto al viejo puente otro que garantiza el paso con total seguridad.
En poco más de media hora estamos entrando en Castejón de Sos por la iglesia nueva pero hemos de seguir hasta El Run por lo que iremos siguiendo el barranco de Urmella hasta encontrar el puente que nos lleve a la otra orilla. Cuando nos acercamos al puente que hay en el pueblo de El Run para cruzar el Ésera se advierte que se han llevado a cabo intensos movimientos de tierra y piedras para construir una escollera y habilitar un camino que conduce a la depuradora que están construyendo rio abajo.
En el pueblo las estrechísimas calles de la zona de la iglesia contrastan con las calles de la zona de las urbanizaciones y recorriéndolas se llega a la plaza de la fuente donde además de un albergue está la Fuente de los Siete Caños que arrojan durante todas las épocas del año unos abundantes chorros de agua fresca.
A la izquierda un cartel nos indica el sendero y tiempo para llegar hasta la ermita románica de Nuestra Señora de Gracia que ha sido rehabilitada junto a su idílico entorno. Realizada la visita el autobús nos volvió a Castejón de Sos donde teníamos preparada la comida en el Hotel Pirineos.
El próximo domingo día 23 la travesía de Turismo por el Altoaragón discurre por el valle de Estós para visitar los ibones de Escarpinosa y Perramó. Esperemos que el tiempo nos respete pues ya son cuatro las ocasiones en que ha habido que suspenderla por adversas condiciones meteorológicas
Mapa de la ruta