Sábado 8 de mayo de 2021
Desde la sección de carreras por montaña del club, a parte de las salidas promocionales mensuales, realizamos, una vez al año, una actividad que permita iniciarse a aquellos interesados en el mundo de las carreras de ultradistancia. Hace dos años pensamos que una buena forma de hacerlo era realizando el sendero de gran recorrido GR-268, más conocido como el camino de San Úrbez, que permite recorrer de norte a sur nuestra provincia y además es el patrón del club. Hay que agradecer a la FAM y en especial a Óscar Ballarín y Arturo González su labor por la recuperación de este sendero que discurre entre Añisclo y Huesca. Lo que hasta mediados de los años 60 era una vía de comunicación pecuaria tradicional entre el llano y la montaña, hoy se ha convertido en un reflejo de la realidad de la despoblación en la provincia. De todos los pueblos que atravesamos, la mayoría están abandonados y sólo aquellos en los que ha llegado la electricidad y una carretera en condiciones, han recuperado algunas casas, fundamentalmente, con finalidad turística. Como hecho revelador, desde Nerín hasta Nocito, en ninguna de las localidades que atravesamos, hay abierta escuela alguna.
Este año, por razón del toque de queda, salimos de Huesca a las 6:10 de la mañana en dirección Nerín, para empezar la ruta a las 8:30. En esta ocasión el grupo lo formábamos 26 personas y ya a esa hora nos dimos cuenta que las previsiones se cumplían puntualmente y que el calor iba a ser un peligroso compañero de ruta durante toda la jornada.
Aunque, oficialmente, el camino empieza en la ermita de San Úrbez, consideramos que no podíamos privarnos del placer de empezar a correr a la sombra del Mondoto ni de la entrada al Cañón de Añisclo, un mirador privilegiado de la garganta. Este primer tramo nos llevó poco más de una hora para dejarnos en la Cueva de Sastral, donde se erige la Ermita. Tras cruzar el espectacular puente románico sobre el río Bellós, nos despedimos del cañón de Añisclo y comenzamos el segundo tramo con una pequeña subida hasta alcanzar Vió y Buerba, separados poco más de un par de kilómetros, para continuar hasta Yeba, donde realizamos el primer avituallamiento. En esta parte del sendero, nos encontramos al único grupo de senderistas de la jornada, que se llevaron una buena sorpresa al cruzarse con 25 personas corriendo en pantalón en corto. Llevamos unos 15 km y el calor nos hace buscar la sombra y refrescarnos en el lavadero.
El camino sigue por el valle de la Solana, que hoy hace honor a su nombre, Pasamos por Campol y Villamana para atravesar el Ara por el puente colgante de Lacort. En este punto no nos queda más remedio que aprovechar el mayenco y tomarnos un baño. Aquí habíamos quedado con el Autobús para recoger a Alfredo, Nacho, Chema y Rafa, que sólo tenían previsto hacer este tramo, y a los que se une Julia, que con unas molestias en la rodilla, prefiere, con buen criterio, no arriesgarse.
En otros 3 km llegamos a Albella, donde hacemos la parada de rigor en la recuperada ermita de San Úrbez y avituallamos para recuperar fuerzas. Ahora nos espera la gran subida de la jornada, 1.000 metros de desnivel en apenas 7 kilómetros para llegar a las mallatas. Son las 4 de la tarde y, afortunadamente, una nube nos tapa el sol buena parte de la subida.
En las mallatas, lugar tan desconocido como hermoso, dejamos atrás el Ara y las vistas del pirineo, a partir de este punto será Guara la que no nos quite el ojo de encima. Las fuerzas empiezan a estar justas y entre los primeros y la cola del grupo hay más de media hora de distancia, así que toca reagruparse y admirar el nacimiento del Alcanadre y cómo se abre paso a través de la sierra. Nos espera una rápida bajada hasta Laguarta, donde nos aguarda su magnífica fuente y hacemos el último avituallamiento.
Estamos en el kilómetro cuarenta y poco. En este punto hemos nos reencontramos con el autobús, con el que habíamos quedado en previsión que alguien no pudiera continuar y facilitar su retirada, afortunadamente no fue el caso.
Ya sólo queda una pequeña subida de unos 400 metros de desnivel para salir del valle del Guarga y adentrarnos en el valle de Nocito. Es aquí donde el calor de la jornada nos hace pagar nuestra osadía en forma de deshidratación, pájaras, problemas estomacales y algún calambre. Este también era uno de los objetivos de la jornada, saber enfrentarse a los malos momentos en carreras de ultradistancia, que siempre aparecen, la necesidad de comer y beber con regularidad, así como la importancia de las sales, que no solo el agua, para evitar la deshidratación que es lo más habitual en días como hoy. Pasamos por Secorún, un lugar mágico, y Abellada, el último de los despoblados antes de llegar a Nocito. La última parada es en el Santuario de San Úrbez donde nos reagrupamos y hacemos la foto conmemorativa de la jornada.
Nocito, nuestro final de ruta, está a poco más de 15 minutos donde llegamos hacia las 20:30 de la tarde. Nos espera un buen avituallamiento, con su necesaria hidratación, donde recordamos los buenos momentos del día con la satisfacción de haber llegado, en mejores o peores condiciones, todos los que iniciamos el camino. Tras 12 horas y 65 kilómetros de una ruta magnífica, nos despedimos de ella hasta el año que viene.