Turismo del Alto Aragón
Inaugurando una travesía interprovincial
Desde el albergue de Montfalcó en Huesca al leridano congosto de Mont Rebei
En la década de los años sesenta se construyó en el Noguera Ribargozana el embalse de Canelles que dejó anegadas ambas márgenes del río, sumergiendo los puentes y dejando incomunicadas en muchos kilómetros las orillas del río favoreciendo así la despoblación, al cortar las relaciones económicas y sociales entre varios núcleos de población leridanos y oscenses: Montfalcó, L’Estall, Finestras, etc. son claros ejemplos.
En la orilla leridana se horadó, en una pared de roca caliza que cae perpendicular al pantano, un camino de herradura de unos dos kilómetros de largo que permitía recorrer la orilla izquierda del río: el archifamoso congosto de Mont Rebei, pero la parte oscense era intransitable. Durante muchos años los pueblos de la zona, las asociaciones de montañeros y algunos grupos ecologistas reivindicaron que se devolviera la comunicación entre ambos territorios y por fin un proyecto elaborado por la Diputación de Huesca, que supo aglutinar todas las demandas, tuvo entrada en el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y este organismo asumió la tarea de llevarlo a efecto. Por estas razones se organizó una andada popular que partiendo del municipio ribagorzano de Viacamp nos llevara a La Masieta en Lérida por el trazado recién habilitado.
Ciento veinte senderistas de Peña Guara en cuatro mini autobuses, y algunos otros en vehículos particulares, nos acercamos el pasado domingo a Viacamp para adentrarnos varios kilómetros por una bien acondicionada pista, que recorre parte de la sierra de Mongay, hasta el Mas de Chiquet donde comenzaba la marcha. Los más de ocho kilómetros que nos separan del núcleo deshabitado de Montfalcó se realizan mayoritariamente por pista, aunque al principio por senda atajamos casi una hora de recorrido. En el albergue de Turismo Medioambiental Casa Batllé, centro de operaciones para las actividades de senderismo, escalada o deportes acuáticos que se pueden realizar por la zona, tuvimos un puesto de avituallamiento y aquí comenzamos el recorrido del nuevo sendero trazado.
La senda desciende por un bosque realizando numerosas lazadas hasta llegar a la fuente de Montfalcó y continua su descenso dirigiéndose a nuestra izquierda hacia un enorme farallón de roca caliza que termina por cortarnos el camino. Aquí, como por arte de magia, aparece una estructura de postes y pivotes de madera unidos con sirgas y anclados en la roca, que en ocasiones a modo de escaleras y con otros tramos casi horizontales, supera en diagonal la vertical pared de forma airosa, debajo sólo hay aire, cómoda, por los buenos agarres pero sobre todo emocionante, muy emocionante. Superada esta pasadera, la senda se amolda en sus cortos ascensos y descensos a la pared rocosa que tenemos a nuestra izquierda y pronto al mirar hacia arriba el espectáculo es para no olvidarlo.
Este farallón mucho más alto que el que hemos pasado va a ser superado por pasaderas similares a las ya atravesadas pero que ahora treparán por la roca de forma vertical lográndolo a base de siete lazadas que te permiten ver cuando vas subiendo a los que caminan por debajo y además al no poder adaptarse los escalones a los salientes y entrantes de la roca te obliga en cortos tramos a tener que pasar de lado o agachándote. Recorrer este tramo es una experiencia digna de vivirla.
Superada la dificultad de la subida, viene ahora la de bajada, pues deberemos descender hasta la orilla del pantano por terreno resbaladizo y con bastante pendiente hasta encontrarnos dos pórtico metálicos, uno en cada orilla separados por 35 m., que soportan gruesos cables y que son el sustento del puente colgante, que se cimbrea de manera ostensible cuando lo atraviesas, máxime si algún senderista salta o pretende sembrar cuando menos incertidumbre.
Ya en la orilla ilerdense la senda asciende de forma ininterrumpida entre matorrales y algún árbol salteado y consigue que las emociones vividas hasta ese momento den paso a la respiración entrecortada que provocan las fuertes y largas pendientes. En poco más de media hora nos encontraremos con la entrada del congosto de Mont Rebei. Recorrerlo y llegar hasta donde están los autobuses es ya un paseo tranquilo y sosegado.
La Comarca de la Ribagorza, el Ayuntamiento de Viacamp y Ager así como la Federación Aragonesa de Montañismo que habían organizado el evento nos obsequiaron con una llamativa camiseta con inscripciones alusivas a la Marcha y en una carpa situada en Viacamp, los más de 450 senderistas que habíamos participado, nos reunimos en una comida popular a base de ensalada, longaniza y panceta, poniendo colofón a una demanda que parecía que nunca iba a llegar.
En la web del Ministerio en su sección de Caminos Naturales se cifra en 773.000 € el coste de los trabajos realizados.