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Pico Otal

El pico Otal en Bujaruelo para cerrar el ciclo pirenaico de la temporada

Los montañeros ascendieron por el valle del Turbón para descender por el valle de Otal

Al comienzo del otoño, para finalizar con el ciclo pirenaico de la temporada de Pico a Pico, descendemos de la cadena axial que empieza a tapizarse de nieve a los “tresmil” metros de altitud, hacia el Sur, al Pico Otal, cumbre rocosa y calcárea de “pies horadados”, en el valle del Otal, arroyo que vierte sus aguas al río Ara en su paso por el valle de Bujaruelo.

Este pico forma un macizo que se descuelga por el Este de la Sierra Tendeñera, la más oriental de las murallas calcáreas que preceden a modo de frente Sur al Pirineo más elevado, entre el río Aragón, el Gállego y el Ara.

Partimos de las proximidades del camping de Fenés en el valle de Bujaruelo, al que se accede desde el puente de los Navarros, desviándonos de la ruta de Ordesa. Por un sendero que apenas se hace notar entre praderas herbosas nos dirigimos al valle del Turbón por el Este del pico, entre un bosque de hayas, que rápidamente dá paso a un paisaje calcáreo de piedra gris, la zona kárstica de Arañones, un terreno horadado que constituye el paisaje dominante de la ruta.  Al paso, después de haber ascendido rápidamente unos 600 metros de desnivel, nos cruzamos con una profundísima sima y más arriba al pie de las paredes, dos enormes cuevas con fondo helado a las que nos acercamos para fotografiar.  Se sigue hacia el cuello de Otal o del Turbón, que algo debe tener el topónimo relacionado con terreno horadado, calcáreo. El cuello a 2.350 m., es una escotadura herbosa entre el pico Royo y la cresta piramidal que conforma la cumbre del pico Otal.  Al asomarnos llaman poderosamente la atención los pliegues verticales y las paredes del macizo que miran al Norte y las larguísimas pedreras que se descuelgan en su base. Por ellas descenderemos en nuestra ruta circular.

Para acceder a la cumbre que hace rato avistamos en el ascenso, con forma piramidal, rocosa, ocre, “crestera”, hay que traspasar por la vertiente del pico Fenés que llama la atención por una placa caliza inmensa, y próximos a la cresta del Otal al pico Royo ascender hasta un corto rellano para acometer la pirámide somital.  Se trepa por unas canales de piedra inestable que se van elevando entre cuchillares rocosos más sólidos hasta trasponer un paso próximo a la cumbre a plena cresta. La cumbre es un mirador magnifico donde domina el macizo de Vignemale en la cabecera del valle de Ara, las fajas del valle de Ordesa al Sureste, el puerto de Bujaruelo, los Gabietos, entre tantos otros en la lejanía, pero en esta jornada la visibilidad no es muy buena, se preveía muy lluviosa y aún en la cumbre de 2.709 metros se mantiene el día aceptable dejándonos fotografiar.

Para descender trazando un itinerario circular se atraviesa por el Este hacia la cuenca que forma el Otal con el Fenés y por laderas inestables de pedregal rodeamos hasta alcanzar de nuevo la ruta de ascenso y el cuello del Turbón.  Un descanso en el collado o asomados a la ladera, donde casi no hay que agacharse para estar sentado dada la inclinación, en un terreno que resultaría bastante expuesto con nieve y continuamos descenso con precaución por los primeros tramos herbosos hasta traspasar las larguísimas pedreras que habíamos visto que se descuelgan por la vertiente Norte del pico.  En la travesía de las pedreras llama la atención el contraste de varios tipos de roca sedimentaria, las calizas grisáceas de pátina blanca, que contrastan con las areniscas de tonos ocres, que conviven en todo el macizo y que a veces forman una verdadera línea recta de pedregal de distintos colores.

Como el valle de Otal es una cuenca de origen glaciar, en forma de cubeta como el de Ordesa o el valle de Añisclo, en su forma de “U” hay tramos de pared en los escalones que forman las laderas hasta la cuenca del fondo por donde discurren las corrientes sin rumbo haciendo “eses” propias de este terreno de turbera.  Y para descenderlo, el itinerario sin un camino muy definido, discurre remontando a media altura por las laderas hasta ir girando al Este hacia la caseta de Otal que se vislumbra en el fondo del valle, evitando de esa forma los cortados, aunque algún escalón sí hay que salvar.  A esta altura de la jornada la lluvia ya ha hecho aparición, algún que otro atisbo de tormenta, algo de granizo. Con paraguas y protección para la lluvia llegamos a la cabaña que sirve de refugio, rodeados de pastizal de vacas que pacen sin inmutarse. Allí nos reagrupamos y continuamos valle abajo hacia la pista de Bujaruelo que descendemos atrochando hasta llegar al puente y el albergue refugio de San Nicolás de Bujaruelo, donde nos reunimos a la espera de los conductores que harán algún kilómetro más para volver a los vehículos aparcados más abajo, facilitando así esta bonita ruta circular. En este acogedor establecimiento, disfrutando del fin de la jornada, empezamos a trazar ideas para la próxima temporada, que seguiremos pergeñando en el ascenso clásico de Guara.

 

Huesca, 26-09-16

Lola Mas