Circular de esquí de montaña al pico Bernera
Lola Mas
Primera salida promocional por los valles occidentales
El macizo de Bernera está situado al Este del Bisaurín, el pico más alto de los valles occidentales, y es un reflejo del mismo a menor altitud, con cortados calcáreos que dejan escalones nevados por donde pasar para alcanzar sus agudas cimas, grandes paredones por una vertiente y la sorpresa de suaves lomas de fácil acceso por la vertiente opuesta, como en el Bernera, aptas para los que se inician en este inmenso mundo de recorrer montañas con esquís.
La montaña nunca está igual, lo que aumenta su interés, ya sea cubierta de nieve en temporada invernal, o por praderas y roquedos en la estival, y la experiencia de esta vuelta al pico Bernera ha servido para constatarlo en las propias piernas, ya que la meteorología se ha encargado de moldear el terreno nevado. La buena nevada que por fin llegó a mediados de Enero y tapizó de blanco la montaña, vino acompañada de fuertes vientos durante varios días, dejando la nieve irregularmente distribuida y muy venteada, con fondos de valle rellenos, laderas con buenos espesores que contrastan con laderas expuestas al sol, donde ha quedado poca nieve.
Todo esto han podido experimentar en la primera promocional de la temporada los participantes que han acudido del curso de esquí de montaña que Peña Guara organiza en Enero, reunidos en un numeroso grupo para la travesía circular al pico Bernera saliendo del refugio de Lizara.
Como sabemos que los deportes al aire libre y el turismo de montaña ha experimentado un auge excepcional desde la pandemia, salimos relativamente pronto de Huesca hacia el valle de Aragües del Puerto y al refugio de Lizara, donde ya encontramos el aparcamiento lleno dejando los coches más abajo. Desde el refugio a 1.500 metros de altitud después del control de ARVAs (o DVA detectores de víctimas de avalanchas) salimos por las pistas de esquí de fondo en dirección al collado del Bozo, sobre nieve aún muy endurecida por los rehielos nocturnos. Pronto, en las primeras rampas hay que poner cuchillas, y pronto alcanzamos el collado del Bozo, al sol, donde las vistas son espectaculares, elevándose los tres grandes de la zona el Aspe, Llana del Bozo y de la Garganta sobre el valle de Iguer.
Desde el collado la travesía colgada a unos 1.900 m de altura para continuar hacia la Foya de Aragües está perfectamente transitable con esquís, siguiendo buena huella. Sigue una fuerte pendiente donde poner en práctica la técnica de viraje en ascenso, hasta alcanzar un alto donde se desciende unos metros a la Foya de Aragües, un precioso valle suspendido entre las paredes de Ruabe de Bernera y los contrafuertes del Pico del Mediodía o Bernera, al que nos dirigimos. Es mediodía y la cuenca parece una sartén, hay que quitarse capas e hidratarse mientras nos reunimos.
Al fondo ya se ve el amplio collado al pie del pico Bernera, que alcanzamos trazando buenas zetas para virar a la izquierda por la suave y amplísima loma que lleva rápido a la cumbre, por lo que dicen parece un campo de fútbol. Al asomarnos al collado el calor del valle pasa a ser frio de altura, que obliga a reponer todas las capas de ropa.
El Bisaurín aparece impresionante en la vista que ofrece por el noreste, mientras hacemos las fotos de cumbre y reponemos fuerzas, hay que prepararse para el descenso de la gran circular del Bernera, que requiere atención para no meterse en mal terreno de cascadas rocosas. Se ofrece nuestra acompañante Marga, que ha trabajado de Forestal en la zona y conoce muy bien el terreno para ir delante, la seguimos en rápidos giros en la ladera del Bernera mientras la cabecera del barranco aparece a nuestros pies, se vira y desciende por unas fuertes palas bastante inclinadas, con nieve cambiante que obliga a emplearse a fondo, supliendo algunos la técnica por más fuerza.
Dejamos atrás la caseta de Bernera sin verla, ya que lo que toca mirar es a las nieves cambiantes del terreno, de todo va habiendo, nieve dura, algo de nieve costra, muchos tramos de nieve venteada, buena nieve tipo primavera, algún corto corredor muy helado, piedras que asoman en el camino. En el tramo conocido como el Achar de Catiellas hemos bajado al fondo del barranco por donde hay traza en nieve dura. Esta vez no hay nieve para seguir por la ladera alta de la derecha y traspasar el hombro, lo alcanzamos en poco tiempo a pie.
Con la última reagrupación en la caseta del refugio de Ordelca por fin tenemos a la vista el refugio de Lizara al que llegamos justo cuando el sol se empieza a esconder detrás de la montaña, momento ideal para celebrar la intensa jornada de esquí de montaña que hemos vivido.