Lo confieso: yo no fui de niña…
Mi primer carnet de la Peña tiene una foto en blanco y negro que aun guardo y de la que presumo, apropiándome injustamente de un mérito sólo imputable a mis padres. He revivido mis primeros recuerdos con la descripción de las escaleras de la antigua sede del Casino que ha hecho Oscar. Cuántas veces madrugué para coger los autobuses en la Plaza de Zaragoza para subir a Formigal (sola o con mis hermanos, ¡sin adultos!, ahora algo impensable…). Pero no, es cierto y debo confesarlo: yo de niña no fui cursillista de los cursos de montañismo.
Conocí la montaña de manos de otras personas y afortunadamente también tuve un primer acercamiento cabal y progresivo. Llegué ya como cursillista adulta de la mano de una amiga y así comencé a participar en primavera y otoño de cada año sucesivo. No sé si de pequeña lo hubiera esperado con tanta ilusión como lo he llegado a hacer de adulta, pero seguramente sí. En estos cursillos, en los que ahora colaboro todo lo que puedo, es donde más parajes, enclaves y rutas he llegado a conocer. He vivido la montaña en todo tipo de condiciones meteorológicas, les he ganado el respeto máximo y les he perdido el miedo. He conseguido llegar al mayor número de picos, ibones, circos, collados… y he renunciado probablemente a casi tantos como a los que he subido. Y luego están las personas: he perdido la cuenta de las que están ya en mi bagaje personal gracias a los 15 años que llevo en la actividad (con algunas razonables y justificadas ausencias), muchos de ellos ya muy buenos amigos míos. Por eso me apetecía aprovechar estas líneas para reivindicar que este programa puede ser también una buena opción para personas adultas que tengan ganas de iniciarse y salir a la montaña. Un grandísimo valor que tienen los cursos de montañismo de este club es el de ser un magnífico lugar de encuentro.
Soy monitora gracias a la rueda…
Los monitores obtenemos muchas cosas de esta actividad, y por eso lo somos. Damos nuestro tiempo y recogemos vivencias. Lo pasamos bien y mal, y nos reímos mucho, y nos preocupamos más, y nos matamos la cabeza pensando excursiones, acampadas, regalos y escribiendo notas de prensa o programas; y no siempre tenemos ganas de venir y de vez en cuando repetimos excursiones… y hasta nos equivocamos de camino y a veces no tomamos la decisión más correcta… pero llevamos grabado a fuego el máximo control del riesgo. Ahí no hay duda posible. Y seguimos viniendo con un nivel de fidelidad encomiable. Algunos de hecho siempre han estado allí. Y otros de cursillistas pasan a monitores y nos insuflan aire fresco, qué gozada cuándo sucede… Y entre las grandes satisfacciones que obtenemos, para mi hay una fantástica que nos otorgan otros adultos: la CONFIANZA en nuestro saber hacer, y en particular ésa que nos dan los padres. Y con todo lo poco y lo mucho que ya sé de la montaña, a mi éste me parecerá siempre un regalo mayúsculo. Y me encanta ver la ilusión con la que los traen y los recogen al autobús, cómo nos los entregan y se despiden, cómo se involucran, lo que preguntan, cómo esperan las fotos que les mandamos, y lo que nos animan… porque sí, los padres nos animáis mucho aunque os los devolvamos agotados, sucios, a veces hasta con alguna pequeña lesión, con rasguños varios, chipiaos, protestando de lo duro que ha sido … Y como nosotros, seguís estando allí y los seguís apuntando,… y luego nos mandáis a los hermanos pequeños, y a los amigos de los hermanos pequeños,… y convencéis a los vecinos para que apunten a sus hijos también… Sin duda sois la mejor publicidad posible… y encima nos lo agradecéis todo. Así que llega el momento de cerrar el bucle y expresaros también nuestras GRACIAS por toda esa confianza impagable. Esperamos que nuestro (vuestro) esfuerzo revierta en vuestros hijos/as y les haga mejores, porque tras 75 ediciones la experiencia nos dice que tal vez sean ellos los futuros monitores, si así lo quieren. Y cuando lo sean, habrá llegado el tiempo en el que yo apuntaré al mío (ya tiene su carnet y ahora sí que me puedo atribuir el mérito, si es que lo tiene)… e igual hasta convenzo a los padres de sus amigos,… y en parte todos ellos irán al monte gracias a mi confianza en vuestros hijos… o en los hijos de vuestros vecinos, quién lo sabe… y así la rueda dará otra vuelta, girando y creciendo otras 75 ediciones más…
Salas Arguis Miravé