Travesía 327 – Panticosa – Santa Elena

TURISMO  POR  EL  ALTO  ARAGÓN

Travesía 327  —  15 de diciembre de 2013  —  Intermodal  8:00 horas  

Panticosa – Hoz de Jaca – Santa Elena

Panticosa - St Elena  marcada

Abundantes resbalones aunque pocas caídas

Desde Panticosa llegamos a la ermita de Santa Elena pasando por Hoz de Jaca

 

El pasado domingo a las nueve y cuarto nos dejaba el autobús a 54 senderistas en el casi vacío aparcamiento de la estación de esquí de Panticosa que estaba cerrada al público. Hacía más que fresco por lo que hubo que ponerse bien abrigados, guantes y gorros incluidos, pues sabíamos que la primera hora de caminar transcurría, bordeando las laderas de Yanel, por una zona umbría y que tardaríamos bastante tiempo en gozar del sol ya que el día era soleado y diáfano, todo lo contrario que habíamos dejado en Huesca, donde la espesa niebla nos acompañó hasta las inmediaciones de Nueno.

El puente para cruzar el Caldarés estaba limpio pero el de cruzar el del Bolática estaba blanco, en los laterales era nieve pero en el centro era hielo, y fue el primer aviso de los que nos esperaba a lo largo de casi toda la mañana. Tocaría caminar mirando poco el paisaje y eligiendo con cuidado donde pisar ya que el dibujo de las suelas de las botas cumple su cometido en barro y con hierba pero con hielo el menor despiste te obliga a controlar con equilibrio los inevitables resbalones para que acaben sólo en eso y no rodando por el suelo.

Cruzados los puentes el camino asciende con suavidad por un bosque mixto y pronto un desvío, señalizado como todos los que encontramos, marca la ruta para bajar al Pueyo de Jaca siguiendo la ribera del río Caldarés. Nosotros seguiremos siempre las rayas amarillas y blancas y obviaremos, una vez cruzado el barranco Yanel, los senderos al Pueyo o al ibón de Sabocos.

La nieve y el hielo cubren todo el camino por lo que por razones de seguridad se camina con lentitud pero sabemos que como nos desplazamos hacia el oeste las condiciones de la senda irán mejorando y así cuando hora y media después llegamos al collado de Metula, el sol y las maravillosas vistas hacia el fondo del valle de Tena y hacia la nevada sierra de la Partacua, coronada en su inicio por Peña Telera y al fondo por la Pala de Alcañiz, despiertan las primeras sonrisas y comienzan a funcionar las cámaras digitales. Son los momentos que compensan el esfuerzo que exige el senderismo.

Pasado el helado barranco de San Lorenzo, que reclamó máximo cuidado y hasta marcar pequeños escalones con un piolet para hacerlo un poco más transitable, se llega a una pista que luego aparecerá asfaltada y a la vuelta de un recodo dejará a nuestra vista, aunque algo por debajo, el bonito pueblo de Hoz de Jaca. Entrando en el pueblo por su parte norte sorprende la Fuente la Glera cuyos caños de agua surgen de la cabeza de una vaca y una oveja formando un conjunto muy bien diseñado. Como se hace obligado si se visita el pueblo, nos acercamos a su singular mirador aéreo sobre el pantano de Búbal y dada la excelente temperatura y paisaje del que disponíamos para disfrutar  nos tomamos un buen rato de esparcimiento. Eran las 12 y cuarto de la mañana.

Saliendo por la carretera en dirección a Búbal en la primera curva la dejaremos para tomar una senda que tras un fuerte y corto ascenso  nos introduce en un frondoso pinar que ira alternándose con prados pero siempre por zonas húmedas y sombrías que en algunos tramos nos volverán a presentar serias dificultades para caminar incrementando el peligro de caídas ya que ahora vamos descendiendo continuamente.

Un poco antes de llegar a la presa del pantano de Búbal debemos tomar una senda a la izquierda que salva la ladera mediante una serie de escalones hechos con troncos empotrados en la tierra. Hubo un grupo que decidió cruzar la presa y dirigirse directamente al pueblo de Búbal donde teníamos que comer. La senda asciende para salvar un farallón rocoso y luego desciende con fuerte pendiente hasta llegar a la base de la presa pero no continua siguiendo el cauce del río Gállego, sino que a media ladera se introduce en un espectacular hayedo tanto por su extensión como los altos y rectilíneos troncos.

A la otra orilla del río aparece el abandonado pueblo de Polituara. todo soleado, y por encima de él la carretera que sube hacia Formigal. En este trecho llaman la atención tanto las derruidas construcciones militares de la línea defensiva que se inicia en Santa Elena y cubría todo este desfiladero, como una cantera de la que obtenían lajas presumiblemente para construir tejados y que te da una idea de las penosas condiciones en que trabajaban. La senda desciende con brusquedad hasta el río y llega ante dos estribos que sostenían el puente que antaño debía existir. Ahora en su lugar han puesto un puente tibetano de sirga que invita a la aventura ya que aunque es corto se cimbrea bastante y supone cruzarlo toda una aventura. Muchos fueron los que lo cruzaron y descruzaron sin necesidad de usar arneses  y mosquetones que es lo que se aconseja la tablilla colocada a la entrada del puente.

Cerca podemos ver ya la ermita de Santa Elena pero antes se cruza el barranco Espumoso por una palanca de hierro y se pasa bajo la base de la roca sobre la que se asienta la ermita en el congosto que marca el límite entre la Tierra de Biescas y la del Valle de Tena. Todavía los más aventureros hicieron algunos pinitos en la Vía Ferrata que trepa por estos acantilados pero como ya íbamos justos de tiempo todo quedo en un simulacro. Eran las tres de la tarde cuando subíamos al autobús para ir a comer en la Ciudad Residencial de Búbal. En resumen un buen paseo, con buen tiempo y con algunos momentos de máxima tensión que una vez superados elevan la moral de cualquier senderista.

Los programas de  senderismo continuarán el próximo año y así Rutas por la Provincia tiene programada para el 12 de enero la subida desde el Castillo de Loarre al Pusilibro y en cuanto a Turismo por el Alto Aragón el día 19 realizará una travesía por Sabiñánigo Viejo, Rapún, Abella e Ibort. Felices Fiestas senderistas.