06/02/2022
ERMITAS, RIOS, OLIVOS Y OBRAS INCREIBLES BAJO LA SOMBRA DE GUARA
Comenzamos la ruta el pasado domingo 6, aún con buen frío, por un camino que parte de la carretera entre Angúes y Junzano para dirigirnos hasta la ermita de Saliellas (siglo XII), también llamada curiosamente “Iglesieta de los Moros”, paraje digno de visitarse con la ermita como edificio más visible que se encuentra en un elevado montículo de arenisca de lo más interesante ya que además del propio edificio de la ermita tiene una enorme cantidad de tumbas antropomorfas excavadas en la misma roca, así como los restos de lo que sería la población de Saliellas, desaparecida por causa de una devastadora peste (siglo XVI), con aljibes, muros y otros restos actualmente en fase de excavación.
Terminada la visita, que fue muy bien explicada por nuestro amigo Pedro Ayuso desandamos el camino y nos acercamos hasta la población de Junzano que atravesamos hasta la parte alta para tomar una pista que nos llevó hasta la Ermita de San José donde disfrutamos de unas excelentes vistas de todo el entorno.
Como era la hora y el día ofrecía ya mejor temperatura aprovechamos el entorno de la Ermita para almorzar en buena compañía mientras se disfrutaba de las vistas.
Una vez repuestas las fuerzas nos pusimos de nuevo en camino por una senda que baja de la ermita hasta encontrar un cartel que indica la dirección hacia Biarje y el “Ajuntadero”, seguimos ésta indicación por una senda que desciende rápido hacia el cauce del río Alcanadre en el punto donde le entrega sus aguas el río Formiga y muy poco más adelante hace lo mismo el Río Isuala, es el precioso paraje del “Ajuntadero”.
Disfrutamos un rato de este curioso entorno y comenzamos la ascensión para salir del cauce por un tramo escalonado con maderos y protecciones, hasta orientar nuestra marcha en dirección a San Román.
Pero antes de llegar a San Román todavía nos reservaba la ruta otra sorpresa, en una paraje llamado Capillón, entre campos de cultivo, carrascas, romeros floridos y enormes olivos, todo propiedad de nuestro guía y buen amigo Vicente, llegamos a una construcción de lo más curiosa; Entre carrascas apareció una enorme roca arenisca en cuyo interior se talló, nadie sabe cuándo, una superficie inclinada para pisar uvas y un cubo cuadrado para cocer el vino, todo cubierto con teja, el cubo tiene también el correspondiente desagüe hasta detrás de la misma roca, donde se talló un buen hueco de medio punto para los recipientes de recoger el vino.
Obras como ésta, perdidas en medio del monte, nos maravillan y nos muestra la talla de aquellos hombre que poblaban hace años esta tierra, duros, esforzados, ingeniosos e incansables que eran capaces de sacar el mejor producto posible de éste entorno nada amable.
Y tengo que nombrarlo, no puedo dejar de admirar los impresionantes olivos centenarios que encontramos en éstas rutas, ellos son los más antiguos testigos vivos de esta tierra, han superado siglo tras siglo todo tipo de sequías, tronadas, rayos y olvidos, nadie como ellos aguanta el abandono de alguna generación, siempre saben espera y cuando la mano del hombre vuelve, lucen de nuevo su enorme talle así como sus generosos frutos, quién pudiera darles voz, nadie como ellos podrían hablarnos de los hombres que los plantaros y cultivaron, de sus incansables trabajos, sus deseos, sus casas, sus amores y sus vidas….
Impresionados tras la visita al cubo de piedra que hemos descrito, retomamos el camino hasta San Román (670 m.), para disfrutar de las impresionantes vistas del entorno que ofrece y su fuente de excelente agua, conversamos allí amablemente con Manuel de casa Aniés, la única abierta, para salir hacia la ermita de Santa Quiteria (733 m.) por la parte alta del pueblo, donde llegamos en poco rato para disfrutar de nuevo con las impresionantes vistas al norte de la sierra de Guara, Falconera y Monteperdido y al sur la Hoya de Huesca con Sieso, Casbas, … y la muy ilustre Villa de Labata.
Intentamos comer junto a la ermita pero llegaba allí una brisa fresca que calentaba poco, así que bajamos hasta encontrar un magano y hacer la parada para comer sin prisa, que ya era hora.
Terminada la comida seguimos la corta senda de bajada hasta la carretera donde se finalizo la excursión, felices y agradecidos al sol por su permanente compañía.
Desnivel m./km:/H: +450 m., -300 m., 15 Km. 5,5 h.
Ventura para todos y hasta la próxima jornada.
JAG