Crónicas del Bosque Animado
Ardillas y corzos son habitantes habituales y fáciles de ver en el bosque de la Pardina del Señor, considerado como uno de los diez bosques más bonitos de España, es atravesado por una senda rehabilitada en 2015 que permite sumergirse en las profundidades de un auténtico espectáculo natural. Los colores rojos y amarillos del otoño empiezan tímidamente a mostrar lo que en pocos días será auténtico esplendor, la ausencia de lluvias y las altas temperaturas impropias de estas fechas, ha retrasado el cromatismo otoñal. Situado entre los valles de Broto y de Vió, este bosque surgido de la despoblación humana y el abandono de su explotación forestal y agropecuaria, ha recuperado de manera natural su espacio.
Setas, por todos los lados, de todas las formas y tamaños, ¡¡ otra seta !! es la frase más repetida entre los 29 componentes peques y pataslargas que este domingo visitaron el Bosque de la Pardina del Señor. Excursión de la Pequeguara que en esta ocasión atravesó el selvático túnel arbóreo.
Tras un desayuno a pie de autobús en el pueblo de Fanlo, recorremos los 700 mts de carretera que nos conducen al principio de la senda. Este tramo corta a media ladera sobre la impresionante pendiente del barranco de Jalle y nos permite observar el conjunto del paisaje. Una vez dentro del bosque las panorámicas desaparecerán.
Setas en el suelo como si de urbanizaciones de enanitos y duendes se tratase y musgo tapizando los troncos de toda planta que crezca, eso sí que vimos pero ni rastro de duendes ni ardillas ni corzos ni cualquier otro bicho que se precie. El comienzo de la senda en bajada hasta el río Jalle, y la posterior suave subida no acallaron el bullicio de la Pequeguara. Hasta que un gigantesco roble pegado a la senda nos deja boquiabiertos, pinos y abetos totalmente verticales cuyas copas se pierden en el techo del bosque, el bosque está animado por las alegres, fantásticas y originales conversaciones de los peques, que conforme vamos haciendo el estrecho y discreto sendero van evolucionando hacia un tema de cada vez de más vital necesidad. ¿Cuándo comemos? Si las ruinas de la imponente Pardina Ballarín ó del Señor, hubiesen estado un pelín más lejos, la integridad de los organizadores se hubiera visto amenazada. El sol se cuela por el tupido enramaje que nos da una sombra que incluso agradecemos ya que la temperatura es alta para esta época. unos momentos de relativa calma en una de las antiguas eras mientras comemos y visitamos los restos de los singulares edificios. Y cuando los peques empiezan a subirse a árboles y hacer casas de troncos, es el momento preciso de volver a seguir caminando por este maravilloso vergel. El bosque continúa, varían los tipos de árboles pero no el ambiente. Varios árboles caídos sobre el sendero obligan, unas veces a los peques y otras a los pataslargas, a efectuar atléticos y contorsionistas gestos para superar dichas barreras. Y así, caminando tranquilamente llegamos al punto donde una senda a la izquierda se desvía de la GR 15 y que hemos seguido todo el rato desde Fanlo, para bajar por una bonita y directa bajada hasta el puente de Patro en cuyas inmediaciones nos aguarda el autobús.
Realmente los casi 7 kilómetros de recorrido con 500 metros de desnivel en bajada y 200 en subida, más que una excursión ha sido un paseo. A todos nos ha sabido a poco y nos ha resultado corto en tiempo y distancia. Y eso que las cabezadas somnolientas en el viaje de vuelta fueron generalizadas.
Marcos Bielsa Ordás.