↑ Volver a Peque Guara – 2015

Ruta nº19 – Peralta de la Sal – Gabasa

PEQUE GUARA EN FAMILIA

DE LAS SALINAS AL BARRANCO

El año va terminando, no hemos fallado a ninguna cita y a pesar de que la niebla nos ofrece un día frío y gris, la familia de Peque Guara fiel a la cita mensual nos reunimos de nuevo el pasado domingo más de cuarenta entre adultos y niños en torno al autobús que nos llevará a Peralta de la Sal.

Durante el viaje comprobamos que la niebla no nos ofrece tregua y no deja aparecer al sol y que sus rayos parece que hoy no nos calentarán. De todas las formas, cuando llegamos a Peralta de la Sal, no nos desanimamos, almorzamos y emprendemos nuestro camino de nuevo con los pequeños al frente.

Pronto llegamos al Salinar, de lejos entre la bruma, las construcciones abandonadas tienen aire tenebroso, nos adentramos por sus muchas salinas, avanzamos entre sus calles, por sus muros, e imaginamos cómo debió ser su funcionamiento hasta hace pocos años. Retomamos el camino y avanzamos tranquilamente y sin esfuerzo por la pista que nos conduce hacia Gabasa y de forma inesperada el día nos regala una sorpresa, la niebla desaparece y el sol empieza a calentarnos y ya no nos abandonará en nuestra excursión, haciendo que disfrutemos el paisaje que cuando llegamos a la parte baja del Barranco de Gabasa se abre a nuestros ojos.

En medio del paisaje estepario de esta zona de la Litera, dejamos la pista y por un pequeño camino nos adentramos en un lugar que difícilmente podríamos imaginar aquí, de vegetación exuberante, frondosa, algunos de los árboles que vemos: chopos, avellanos, sauces, olmos; de arbustos: boj, saúco, lúpulo, y la singular cola de caballo, que de forma abundante adorna nuestro camino, así como la hiedra que cubre y abriga muchos de los árboles que enmarcan la senda por la que caminamos. Los árboles despojados de las hojas que alfombran nuestros pasos. Un paisaje que llega a parecer un decorado natural puesto para el disfrute de nuestros sentidos.

Cuando llegamos a Gabasa, termina la parte baja del barranco y a partir del Puente medieval de la Foz,   atravesando el paso natural entre unas crestas de roca caliza comienza la parte alta del barranco, un pequeño embalse bordeado por altos chopos nos ofrece una imagen de postal. A lo largo del camino vamos encontrando bancos que invitan a sentarse y deleitarse con el paseo y no tanto quizás al descanso, ya que la excursión de hoy apenas tiene desnivel y no estamos todavía cansados. También hemos ido encontrando carteles informativos del paseo que ahora recorremos así como pequeños paneles que nos hablan de la flora y fauna que nos rodea.

Cuando llegamos a la Cascada de Santa Ana nos entretenemos contemplándola, su imagen aparece de fondo en todas las fotos que hacemos aquí. Estamos terminando el recorrido, en unos momentos el barranco se abre, llegamos a un pequeño prado que termina en una pista y al cartel que nos indica la dirección a tomar para llegar a Zurita y los pozos de hielo (quizás en otra ocasión los visitemos),  y a pesar de que ya hace un buen rato que luce el sol, no ha sido suficiente para secar la hierba del suelo y buscamos un lugar amplio y seco para comer. Estamos a mediados de noviembre pero hace un día más primaveral que otoñal y disfrutamos comiendo el contenido de nuestras mochilas y de la charla animada y por supuesto, los pequeños, en cuanto terminan, les falta tiempo para ir a descubrir los alrededores.

Se acerca la hora del retorno y para volver a Gabasa dónde nos recogerán, preferimos tomar el camino por el que hemos llegado aquí de la zona alta del barranco, hasta llegar al pueblo, que ahora sí atravesamos y visitamos mientras nos dirigimos a las afueras del mismo dónde nos espera ya el autobús que nos traerá de nuevo a Huesca. Perezosos para subir, pero una vez en marcha no tardamos en ver como la algarabía de la mañana está tranquila, muy tranquila, no sólo los pequeños, también los mayores caen en un reparador sueño.

Ahora desde nuestros asientos contemplamos por las ventanas el paisaje que la niebla nos ha negado por la mañana, aunque cuando nos acercamos a Huesca la bruma nos envuelve hasta el punto dónde esta mañana ha empezado todo.

Hemos disfrutado de un buen día, una zona desconocida para todos, visitado unas salinas, contemplado un bello paisaje de oasis en tierras áridas y sobre todo hemos pasado una bonita jornada de convivencia  la familia de Peque Guara.

J.L.

 

 

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