Nº14 – Selva de Lasieso

CRONICA DE PASEANDO POR LA NATURALEZA Nº 14  LA SELVA DE LASIESO, BIESCAS

El día fue como auguraban todos los pronósticos por eso la lluvia nos recibió a la llegada al valle, y mientras comentábamos dentro del autobús lo que íbamos a ver durante la jornada y el interés del lugar, la precipitación empezó a aminorar lo que nos permitió empezar el paseo con la consiguiente exhibición de chubasqueros y paraguas.

La pista nos permitió adentrarnos con comodidad en esta selva y aquí el nombre no es anecdótico: bosque cerrado de altos arboles llenos de plantas trepadoras,  suelo desnudo por falta de luz que ocasiona el espesor de la bóveda forestal y la presencia continua de musgos y helechos que nos recuerdan que la humedad aquí es constate.

El tema del día era como los arboles luchan por acaparar la luz en estas selvas, y sin las limitaciones de agua de otras zonas la estrategia es bien clara, crecer en altura para dominar a los demás. En esta carrera es el abeto siempre es el ganador, aunque no sea el primero en salir, me explicaré: El abeto en los primeros años de vida no soporta el sol directo por lo que crece bajo la sombra de otros árboles, en este bosque pinos silvestres, después al crecer más que el resto del bosque (pueden llegar a 40 metros de altura) sobrepasará al resto de árboles y las copas cónicas de los abetos destacaran sobresaliendo del bosque.

Con un abeto aislado no cambian mucho las cosas, pero si los abetos están muy juntos con la sombra de sus copas reducirán la energía solar que reciben el resto de árboles por lo que decaerán e irán muriendo, de esta forma los abetos quedaran solos con un sotobosque muy reducido a plantas de sombra, que se conforman con la tenue luz y el centelleos de los escasos rayos solares que se filtran a través del dosel que forman las copas de los abetos. (más en territorioinquieto.blogspot.com)

Al final la tormenta nos cogió, pero cuando comíamos en el refugio, por lo que la vuelta fue ya cuando el cielo se abría y el sol nos regalaba con sus rayos de luz; lo que nos permitió ver la surgencia de la Fuente de los Batanes que se encuentra junto al camino viejo en la entrada del valle, que borboteaba del caudal que llevaba.