Primera travesía de esquí de montaña al pico Faceras.
Lola Mas
Un numeroso grupo de esquiadores de Peña Guara inicia la temporada en el entorno de Panticosa.
Como bien se dice en la presentación de las actividades de esquí de montaña de la temporada 2019 de Peña Guara, “se espera de nuestras montañas que nos permitan los descensos que esperamos, y de la meteo no prometemos nada”. Así es el invierno y el domingo 10 de febrero anticipaba una previsión de día nublado y con posibles nevadas, pero había muchas ganas de reunirse en la primera travesía promocional y acudimos un grupo muy numeroso entre nuevos participantes, varios colaboradores y los habituales del esquí de montaña del club.
La punta Faceras o pico de El Verde, se le conoce de las dos formas, o según el mapa que se consulte, de 2.288 de altitud es una buena elección para los días inciertos, ya que el macizo de Panticosa-La Ripera, más al Sur de la zona fronteriza del Pirineo, suele estar protegido de las borrascas que entran por el Norte o noroeste, convirtiéndose el entorno de la estación de Panticosa en refugio de esquiadores de montaña, además de que es una zona habitual de entrenamiento para los competidores de este deporte de montaña. Adentrándose en el macizo se pueden realizar muchos itinerarios, desde los más frecuentados y repetidos como el ascenso a la punta Faceras, a otros más exigentes, como el del Sabocos que caracteriza la gran muralla que encierra el macizo por el Sur.
Nos reunimos en la base de la estación y comenzamos la temporada cumpliendo con el protocolo de comprobar si los Detectores de Víctimas de Avalanchas, los DVAs o ARVAS, están funcionando correctamente, para tomar el camino que conduce junto al arroyo Bolática, al puente de la Zoche. El camino tiene nieve dura, por lo que unos calzan esquís y otros esperan unas revueltas más arriba hasta cruzar el puente, donde hacemos el primer reagrupamiento al comienzo del bosque. Alfonso, que estuvo el viernes para comprobar sobre el terreno el estado de la nieve y recordar un recorrido circular que se podría hacer si el día aguanta, invita a ir decidiendo sobre la marcha ya que no se sabe si terminará cerrándose del todo y nevando mucho, impidiendo la visibilidad. Debido a las altas temperaturas de la semana pasada y algunas lluvias, en la parte baja de los bancales característicos que hay que atravesar para llegar a la cuenca del Faceras asoma la hierba y las piedras. Se va dejando abajo el barranco, por unas cuantas zetas algo empinadas donde hay que ir con precaución porque se puede pasar sin cuchillas pero muy atentos a que las pieles agarren en cada giro, así como en una larga travesía que deja abajo el barranco. Más adelante, entrando en la cuenca del Faceras a unos 1700 metros el terreno se suaviza y está bien lleno de nieve. A ratos va nevando, aunque la visibilidad no es mala del todo para ir ascendiendo, se observan en el fondo del valle unas bandas de nubes blancas que contrastan con el ambiente grisáceo, y se pueden hacer algunas fotos mientras todo el grupo va recorriendo la cuenca del Faceras, que aparece completamente salpicada de esquiadores, lo que hace pensar que el día sea mucho mejor de lo que es. Al fondo aún se ve la antecumbre, que es una cresta cimera, siempre se tarda un poco más en alcanzar de lo que parece. Poco a poco vamos llenando la loma cimera de esquiadores, con cuidado que a los lados la pendiente que no se aprecia mucho, es fuerte.
Al asomar a la antecima sopla un viento frío que por un momento empeora la sensación del día nublado, pero el ánimo de un grupo tan grande es estupendo, más con algún ayudante que ha tenido el buen humor de sumar a todo el material que se transporta en el esquí de montaña una pequeña bota, de la que hay que probar con precaución, ¡no vayamos a bajar viendo menos de lo que se ve!. Nos equipamos convenientemente y con gafas de ventisca mientras todo el grupo llega a la cima. Es mediodía y el momento de mayor visibilidad que ha permitido ver el lago Sabocos y la cabaña a la que hay que bajar para terminar ascendiendo unos 150 metros por la zona equipada de la estación y terminar bajando por sus pistas, evitando de esta forma el recorrido inverso por las laderas que hemos recorrido y el camino a pie del puente de la Zoche.
Después de un buen rato en la cresta cimera, comenzamos el descenso con toda precaución ya que hay que acertar evitando unas bandas rocosas. Alfonso y los de delante esquían, se detienen, observan y así tramo a tramo, reagrupándonos, vamos descendiendo bien, aunque en algún pequeño barranco ocurre eso de que “el suelo desaparece bajo los pies” afortunadamente sin consecuencias, o que al confiarse con poca visibilidad uno se clava sin remedio en la nieve acartonada que aparece en la ladera de nieve cambiante. Así, nos parece un éxito el descenso a todo el grupo cuando alcanzamos el lago de Sabocos, que aparece con algo de deshielo superficial y por si acaso cruzamos rápido. En la cabaña-refugio, junto al lago, ponemos pieles para subir unos 250 metros hacia las pistas que rodean el Mandilar, para terminar un interesante itinerario donde había que valerse del entusiasmo del grupo y del buen conocimiento del terreno para conseguir completarlo de forma circular, sumando al final entre el ascenso al Faceras y el ascenso desde el lago Sabocos un desnivel acumulado de cerca de 1.400 metros.
13-02-2019
Lola Mas