Ascensión con esquís al Aspe
Lola Mas
El valle de Aísa culmina en un trío de montañas que forman un macizo característico, el del Aspe y sus congéneres calcáreos, el Llena de la Garganta y Llena del Bozo, y una serie de picos de perfiles rocosos que destacan con una morfología típica de los paisajes calizos, diferente a la de otros valles pirenaicos. Aquí las cumbres constituyen moles rocosas que se alzan bruscamente sobre sus piedemontes empinados a modo de gran escalón, con mesetas calcáreas erosionadas y agujereadas por la acción kárstica, que en verano son incómodas de transitar. En invierno la nieve, afortunadamente, cubre todos esos agujeros y permite la travesía con rapidez y bastante comodidad si la nieve es buena.
En el valle destacan formas rocosas muy peculiares como el Sombrero, que precede al mallo y el pico Lecherines, que en un primer momento se pensó para esta travesía, pero una empinada canal que estaría o muy dura o muy cargada de nieve hizo cambiar de idea para subir con seguridad un grupo numeroso. Decididos por el Aspe, en la mañana muy fría del domingo sería el objetivo de otros muchos esquiadores de montaña.
En el aparcamiento del valle de Aísa en el Rigüelo, las manos se quedan frías mientras preparamos los materiales, hay tres o cuatro grados bajo cero, el sol que ya alumbra las zonas altas aún tardará un rato en llegar a las laderas. No tardamos en cruzar el arroyo por un paso helado y avanzar hacia el bosque donde la nieve aparece con la suficiente continuidad para calzar los esquís. Está muy dura con las bajas temperaturas nocturnas de estos días y requiere cuchillas, pronto nos situamos bajo el embudo característico para incorporarnos a las laderas superiores, el primer escalón. Algunos deciden en este momento poner crampones, otros sortean los bolos de hielo aún con esquís y cuchillas, no obstante todos terminamos a pie con los esquís en la mochila. En la amplísima ladera superior ya se pueden poner de nuevo los esquís, la base está dura, pero afortunadamente hay una capa superficial que permite el tránsito en numerosas y amplias zetas, que cada vez van adquiriendo más pendiente y por lo tanto más atención. Nos reunimos en un pequeño collado, otro escalón, al sol, con buena temperatura y buen ambiente, disfrutando de las hermosas vistas del valle, que en su parte baja no tiene tanta nieve. Estamos en el escalón superior, en Las Llanas, donde el terreno kárstico dificulta algo transitar en verano, lleno de simas y agujeros. Ahora todo ello está tapizado y es cómodo el ascenso. En un rato se alcanza la cresta del Aspe, junto al Paso de la Garganta, que se transita por la inclinada ladera colgada, dejando a un lado la inflexión ante el Llana de la Garganta que, por su cara Norte, está impresionante, como un gran merengue que tapiza las verticales paredes. En la ladera somital el viento aparece, es lo habitual, estamos cerca de la cresta. Amplias zetas bien trazadas, manteniendo esta vez los esquís, la nieve está en buenas condiciones y alcanzamos la antecima junto a la brecha de salida del corredor Norte, que nos trae algunos recuerdos algo vertiginosos de su descenso en anteriores travesías. Allí dejamos los esquís clavados, nos reunimos de nuevo, ponemos cortavientos, ya que a pocos metros bajo la cumbre de 2.640 metros el viento arrecia y todo el grupo se dispone con crampones a remontar el tramo de arista que conduce en poco tiempo a la cumbre. Foto de grupo bajo la ventolera y de nuevo a por los esquís para iniciar el descenso.
Las primeras palas próximas a la cumbre ofrecen una nieve inmejorable que permiten un descenso sin peligro y a placer, poco a poco va habiendo más espesor, que requiere más esfuerzo de piernas, nos reunimos antes del descenso de la gran ladera que nos conducirá al embudo. Han pasado más de cuatro horas y cerca de las tres de la tarde el hielo se ha convertido en una amable nieve esquiable, que nos conduce en unos giros más al bosque que sorteamos apurando los últimos retazos de nieve hasta agruparnos todos, los que hace poco han hecho el curso y aún tienen alguna dificultad más para “tratar” estas nieves no tratadas y los demás, hasta los 26 que hoy se han convocado para la segunda salida promocional de esquí de montaña. El día ha sido completo, lleno de sol, y nos ha permitido disfrutar del alto valle de Aísa y su cumbre emblemática con toda satisfacción. La próxima será una alta ruta, programada por esta zona, en dos días en los que aún habrá que emplearse un poco más.