Historia de una pelea contra los elementos y el conformismo
Hay ocasiones en que no hacer caso a la razón acaba por reconfortarnos internamente como pocas cosas, y creo que es lo que hemos experimentado este fin de semana los doce compañeros de Peña Guara que contra toda lógica no hemos permitido que 2015 pasase a ser en el recuerdo “el año que no se celebró la Altos Pirineos”.
No se puede entender nuestra obstinación sin conocer que por tercer año consecutivo este club ha pretendido recuperar el espíritu original de las competiciones de esquí de montaña en los Pirineos, devolviéndolas a sus más altas cumbres, algo por desgracia casi incomprensible hoy en día. Por difícil de creer que resulte, nuestro empeño se ha visto truncado por dos veces por las pésimas condiciones meteorológicas. Este año planteamos romper el maleficio trazando el recorrido ya “maldito” por nuestras queridas Maladetas, con la gente de casa, dejando la competición para el año que viene…pero ni por esas.
Las previsiones para este 2015 son si cabe peores que los dos años anteriores, pero nos revelamos contra este destino y a la postre estamos en Benasque a la hora convenida. Todos sabemos, aunque no lo digamos, que un año más el objetivo será inalcanzable, pero preferimos llegar a donde la prudencia y nuestras fuerzas nos lleven. El sábado por la tarde partimos de los Llanos del Hospital bajo la lluvia, nuestro peor acompañante. Nos consuela saber que hoy el recorrido es corto, sólo tenemos que llegar al refugio de la Renclusa, donde tras menos de dos horas de esfuerzo podremos secarnos y regresar a nuestra zona de confort.
Finalmente el trayecto se hace menos duro porque deja de llover pronto y nuestro ánimo mejora mucho. La posterior nevada con la que llegamos al refugio ya no parece molestarnos. Es tiempo de tomar aposento, poner a secar nuestros bártulos y disfrutar de la cena. Ya llegará mañana y veremos qué nos deja hacer la montaña.
Nos levantamos temprano, esperando un pequeño milagro, pero no ocurrirá esta vez. Las nubes cubren por completo las cimas y aquí nieva ligeramente, no podemos decir que no lo esperábamos. Los tresmiles tendrán que esperar mejor ocasión, intentaremos acercarnos al Pico de Paderna.
En cuanto nos ponemos en marcha deja de nevar, algo es algo. Pasamos por los ibones de la Renclusa, las nubes nos impiden ver el Pico de Paderna y casi su collado homónimo, al que nos dirigimos. Las pendientes hacia el mismo se empinan bastante y Antonio nos guía como siempre buscando el mejor recorrido hasta un punto más elevado de la arista. Aquí nieva de nuevo y el tiempo está empeorando, la visibilidad es nula hacia el Pico de Paderna. Se impone la lógica e iniciamos el descenso en busca de los tubos de Paderna para regresar a los Llanos del Hospital.
Antes de los tubos todavía disfrutamos de la nieve recién caída. Los tubos, a base de soportar el paso de esquiadores y el posterior rehielo de sus huellas, resultan hoy ciertamente incómodos de esquiar. Al mediodía llegamos a los coches con la sensación de no habernos doblegado fácilmente y de que quizá somos hoy un grupo un poco más fuerte que ayer. No será ésta una edición de la Altos Pirineos para el recuerdo, pero una docena de nosotros sabemos que hemos mantenido la llama encendida para el año que viene.
Carlos Sabando