Día 15 de junio.
En el Pirineo Oscense hay varios picos y montes emblemáticos y el pico Anayet con sus 2574 m y de origen volcánico es uno de esos que cuando uno lo asciende nunca olvida. El Anayet tiene varias vías de escalada de diversa dificultad, nosotros en esta ocasión lo vamos a ascender por la vía del Sarrio con una dificultad P.D + y con unos pasos de ll y lll grado. Para el descenso tenemos la intención de bajar por su vía normal la cual en su tramo más complicado tiene un equipamiento con sirga.
En esta ocasión con nuestros vehículos particulares nos dirigimos hacia la estación de esquí de Formigal , justo antes de la frontera con Francia dejamos nuestros vehículos en el parking del Portalet y nos preparamos para la aventura de hoy los diecisiete componentes del grupo de Peña Guara de alta montaña Travesías Pirenaicas. Partimos al principio por una pista que se dirige hacia el collado de Espelunciecha haciendo amplias lazadas y acortando donde podemos campo a través. 45 minutos después nos hallamos ya en el collado realizando los primeros 400 metros de desnivel del día .
El día ya no puede ser mejor, hay una ligera brisa y luce el sol con una temperatura de lo más agradable, aunque se nota que la noche del viernes al sábado ha caído alguna tormenta pues el terreno se halla bastante mojado. Desde este collado tenemos que realizar una travesía por un canchal de piedra con bastante caída hacia la derecha por el que hay que caminar con extrema precaución.
Así que unos 20 minutos después del collado nos plantamos ante una de las dificultades del día, se trata de una grada vertical de unos 40 metros que tenemos que sortear. Así que nos ponemos los cascos sacamos el arnés y el material correspondiente y equipamos el paso que aunque lleva una sirga de apoyo, con la piedra completamente mojada y vertical nos hace sacar la cuerda para poner una línea de vida para ir asegurando a cada uno de los componentes. Y así los diecisiete sorteamos aquella grada de gran dificultad, en la que también cabe reseñar, que en el momento de pasar los dos últimos componentes del grupo se acercan una pareja de senderistas que venían detrás y les ayudamos a subir la grada ya que también llevaban arnés. Poco después nos lo agradecen pues el paso no estaba para bromas. Después de recoger el material y una vez sorteada la grada ya estamos en los ibones de Anayet los cuales se hallan todavía con diversos neveros a su alrededor. Poco después atravesamos los ibones y nos plantamos justo donde tenemos que empezar la escalada al Anayet.
Esta vía se halla ubicada muy cerca de otra vía llamada «el corredor de los franceses» que está separada por la que nosotros vamos a ascender por una cueva. Debajo de la cueva justo por donde tenemos que pasar hay que sortear un nevero que está justo en medio de nuestro ascenso así que intentamos primero por arriba de él abrir paso y ante la imposibilidad de poder pasar decidimos cruzarlo haciendo peldaños en la misma nieve siempre asegurados por una cuerda ya que la caída podría ser fatal pues no llevamos en esta ocasión crampones pero si llevamos piolet con el cual pasamos este nevero de unos 20 metros de ancho muy comprometido.
Poco después comenzamos por una ladera de hierba de gran inclinación con el piolet en la mano con el fin de poder asegurar contra la hierba en caso de resbalar. Esta ladera inclinada de hierba nos lleva justo a un circo vertical donde la piedra supera el tercer grado de escalada. Así que subimos y equipamos este tramo con una cuerda para la progresión segura del resto del grupo. Después de superado este punto vamos resolviendo una tras otra dificultades de diversa envergadura algunos pasos de segundo grado otros de tercero que una vez superados y siempre ascendiendo de manera izquierda a derecha, ya que el pico visto desde abajo es como un cucurucho que le damos vuelta hasta llegar a un enorme peñasco que una vez superado nos deja en la arista.
«Si el cielo necesitase un apoyo desde luego este enorme peñasco volcánico daría la talla como soporte, porque su colosal envergadura parece juntar el cielo con la tierra.»
Desde luego, si hay un pico en el Pirineo bonito es este ,es un privilegio poder escalarlo ,nos hace sentir con humildad lo pequeños que somos.
Una vez en la afilada arista progresamos sin reblar y sin dudar porque probablemente una retirada sería ponernos en un gran aprieto dado que es muy difícil asegurar cualquier paso en un sitio como este. Durante nuestro ascenso por la arista hay un momento en el que tenemos que cambiar a otra arista que tenemos en la derecha pues la que estamos siguiendo no es la principal y si la siguiéramos tendríamos que realizar un rápel bastante comprometido así que poco antes de que se acabe la arista por la que estamos progresando cambiamos a una que tenemos en la derecha que esa sí es la definitiva.
Ya después de colocar una de las tres cuerdas que llevamos hacemos este último largo continuando por la arista por la que ya llegamos a la añorada cima a 2574 m de altitud. Ya en la cima nos abrazamos, nos felicitamos y hacemos una parada para comer e hidratarnos pues el esfuerzo ha sido notable. Ahora ya desde aquí solo nos queda hacer un descenso por la cara normal del pico que es mucho más sencilla aunque tampoco te puedes relajar. Bajamos del pico por su collado situado entre el vértice de Anayet y el pico de Anayet y después de pasar algún nevero estamos de nuevo en los ibones.
Ya desde aquí hacemos un franqueo dándole la vuelta al pico Espelunciecha porque así no tenemos que volver a bajar por la peligrosa grada que hemos superado en el ascenso.
Poco después estamos en la pista de esquí de Batallero y desde ahí solo nos queda descender felizmente hasta donde tenemos aparcados los vehículos. Nos han salido unas nueve horas y media de ruta y un desnivel que aunque parezca mentira no llega a los 1000 m positivos.
Nos vamos para casa con la sensación de haber ascendido un gran pico y con el agradecimiento a ese universo que conocemos los montañeros que nos ha protegido de tener ningún percance., porque el Anayet por la vía del sarrio no es para tener fallos.
Sergio Vivas Jal.