Sábado 13 de abril
Ubicado en un entorno de belleza singular se encuentra el Mallo Cristian (2046m),
justo en medio de la cresta que lleva su nombre, aún sin ser el más alto de la misma.
La cresta, de aspecto inexpugnable, se extiende en su longitud de unos dos fabulosos kilómetros desde el Mallo de las Foyas (2160m) hasta el valle y barranco que baja desde el Puerto de Palo hasta la Mina, con una dificultad en algunos tramos de un II⁰ -, en la que hay que trepar y poner las manos en muchas ocasiones y con un «patio», como decimos los montañeros, en algunos tramos a tener en cuenta, pero disfrutona para nosotros.
Todo este mundo de crestas y picos escarpados forma parte del fabuloso parque de la Selva de Oza haciendo frontera con Francia, pues en otros tiempos era paso fronterizo y durante ese periodo los «maquis» y otras personas se trasladaban por la frontera buscando otra vida que antaño resultaba difícil y confusa. Puerto Palo era una de las entradas a ese mundo añorado.
Comienza nuestra aventura…
Saliendo de Huesca a las 7.00 de la mañana el autobús nos trasladó y nos dejó cerca del aparcamiento de la Mina, a unos 1.100 m de altitud, que está ubicado en la selva de Oza, después de pasar el camping.
El día es inmejorable y el entorno parece salido de un cuento: arroyos, nieve por los prados altos y un verde casi irreal en el que no puede faltar un río espumoso con cascadas que nos deleita con su esplendor.
A las 9.30 nos ponemos en marcha cargados con el material necesario para esta aventura: crampones, piolet, arnés y casco. Algunos se preguntan si será necesario todo el material. Durante la travesía se darán cuenta de la buena previsión, pues todo el material resulta finalmente imprescindible.
Al principio hacemos una breve aproximación por la pista hasta llegar a la senda GR que se dirige a Puerto Palo.
Ya en la senda comenzamos el ascenso por el barranco de las Foyas el cual luego cruzamos para seguir ascendiendo por el sendero que se dirige al ibón de Acherito.
Luego, más arriba, dejaremos el sendero para dirigirnos a la derecha haciendo un rodeo a la cresta del Cristian con la intención de bajar por la otra vertiente en la que se halla el ibón de Acherito.
Así que poco después abandonamos la senda de Puerto Palo y ya sin sendero nos dirigimos directamente hacia la cresta por unas inclinadas laderas evitando los neveros que bajan desde el mallo Cristian.
Después de las duras rampas de hierba y cascajo nos metemos en un corredor de ll – que nos deja en la ansiada cresta. Una vez allí nos colocamos los arneses y los cascos pues el principio de la cresta es un paso con mucho patio de ll⁰ en el que colocamos una cuerda a modo de línea de vida para evitar caer a los lados, pues el terreno está muy descompuesto y expuesto.
Todos los componentes del grupo pasan con pericia y seguridad y continuamos por la cresta que se torna un poco más amable a partir de aquí y nos permite progresar sin dificultad hasta el Mallo Cristian.
Una vez en la cima del Mallo,
una breve parada nos permite a los guías recoger el material que hemos empleado en el paso anterior, cuerdas, cintas exprés, cintajos, vagas, etcétera.
Así que cuando estamos reunidos todos en la cima proseguimos la cresta, que a su lado norte está cubierta de nieve hasta el fondo del valle y por el que manadas de Sarrios corretean a gran velocidad dándonos envidia de su destreza por el terreno nevado.
Vamos sorteando sobre la marcha resaltes y destrepes de esta cresta disfrutona, llegamos a la ladera del Mallo de las Foyas y justo debajo de él sorteamos un inclinado corredor de nieve para ascender a la cresta que divide el valle del que venimos del ibón de Acherito.
Cuando llegamos a este punto vemos desde arriba el ibón todo cubierto de hielo y nieve y toda la vertiente nevada en forma de un embudo de gran inclinación, así que buscamos un punto por el que poder destrepar de la cresta a la nieve y allí colocamos una cuerda para superar los 20 metros de pared de nieve hasta donde la nieve es continua ya hasta el ibón.
Así que nos colocamos los crampones e iniciamos el descenso por el nevero que supera un 45 por ciento de inclinación sobre todo al principio del descenso.
Sin reblar nos dirigimos al ibón donde hacemos la parada de la comida pues son las 16 horas.
Una vez en el ibón y en un estado de relax se puede observar el semblante de los compañeros que dejan patente la satisfacción de la aventura que hemos conseguido.
Ya desde el ibón solo queda descender por el GR hasta el parking de la Mina.
Hemos tenido unas 9 horas de actividad y unos 1000 metros de desnivel.
El espíritu del grupo ha sido positivo en todo momento, ayudándonos unos a otros como un organismo vivo, y eso, unido al universo que nos ha brindado la montaña ha formado un tándem invencible en este grupo de alta montaña de Peña Guara, llamado Travesías Pirenaicas, que en esta ocasión ha estado formado por 17 privilegiados participantes.
Sergio Vivas