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Pico Arbizón

El Arbizón, por su accidentada cresta oriental

Lola Mas

 

Agreste macizo rocoso en el valle del Aure

 

Por verdísimas praderas de montaña salpicadas de rododendros se parte camino del pico Arbizón por su vertiente Norte, la más agreste de sus imponentes vertientes. Esta cumbre del valle del Aure constituye un macizo pétreo, lleno de agujas, canales, aristas cortadas por brechas profundas y largas canchaleras que contrastan con el ambiente pastoril de su piedemonte, donde conviven caballos y rebaños de carneros con numerosos turistas de montaña y ciclistas que recorren estos praderíos por buenos senderos o suben a los altos collados de la ruta del Arbizón que se adentra en este macizo próximo a los grandes puertos del Tour de Francia, en sus etapas pirenaicas, como bien se anuncia en la vecina estación de Saint Lary-Soulon, y al fondo el Midi de Bigorre siempre vigilante con sus múltiples antenas.

 

La montaña gala es una cumbre donde confluyen varias aristas a las que se accede por canales pendientes, entre ellas la cresta oriental que constituye una hermosa vía de escalada poco difícil por una cresta accidentada, en palabras de Miguel Angulo. Ese rasgo de complejidad por casi todas sus vertientes es un aliciente para viajar hasta el macizo y quizá eso le pareció a Lorenzo al culminar una vía de escalada, no poco difícil, por el elegante Pilar Norte, que desemboca en la cumbre por ese itinerario abierto por los hermanos Ravier, intrépidos pirineistas que abrieron grandes vías de escalada en los macizos rocosos del Pirineo, allá por los años sesenta.

 

Esta vez la meteorología que ha sido adversa en la mayor parte de los domingos programados, también estaba algo incierta en la zona fronteriza, como pudimos comprobar nada más traspasar el túnel de Bielsa.  Veríamos en qué culminaría la mañana de nieblas y nubes altas mientras nos aproximamos desde Huesca a hora muy temprana un reducido número de doce participantes, ya que la actividad coincide con las vacaciones de alguno de los habituales. Un grupo no muy numeroso invita a moverse con mayor ligereza por el caótico terreno rocoso de la arista a la que nos dirigimos.

 

Enseguida damos cuenta de lo arduo de alcanzar esta montaña que aunque no alcanza los tres mil metros es auténtica alta montaña. Sólo por la vertiente Sur es más accesible por su ruta normal.  Las demás son un conjunto de paredes rocosas que caen a plomo separadas por profundas y pendientes canales, como afirman las guías y descripciones.

 

Desde la Hourquete de Ancizan donde se aparcan los vehículos, en la ruta del Arbizón, el macizo se avista bastante bien, y emprendemos el ascenso a buen ritmo camino de la Coume Maoubé  antes de que a las nubes que juguetean por los valles les dé por subir y nos priven de toda visibilidad.  Los praderíos de alta hierba donde los caballos pastan plácidamente suavizan el contraste con el mundo mineral y descarnado de los derrubios que tapizan laderas y canales.

 

Pronto ascendemos más de 700 metros de desnivel y tomamos un descanso antes de afrontar la que se intuye como penosa ladera de canchales por la que hay que subir optando enseguida por el amplio nevero donde calzar crampones antes de la canal propiamente dicha que se forma entre los contrafuertes de la Pene Escalere y los del Petit Arbizón.

 

La pendiente es continua en el corredor orientado al Noreste con un nevero endurecido que permanece en sombra, por lo que hay que practicar la técnica de cramponaje más depurada que podamos para no cometer ningún error. A punto de alcanzar la brecha un estrechamiento de roca pulida por el hielo dificulta algo el paso que se salva sin problema.

 

Desde la brecha al pie del Petit Arbizón tenemos unas vistas espectaculares de los macizos circundantes, que aprovechamos a identificar mientras se reúne el grupo, el macizo del Neouvielle, de elegantes aristas que resaltan entre laderas aún muy nevadas, los Culfredas a donde subimos esta temporada metidos en la niebla, el pico Lustou, la Munia y sus adláteres, entre otros tan conocidos como el del Posets.

 

Somos protagonistas de esa hermosa vía de escalada por una cresta accidentada, perfectamente calificada por Angulo, que deja muy satisfechos a todos. Al principio es amable y después, con la cumbre cada vez más cerca, se suceden unas agujas cortadas por brechas profundas que hay que contornear por la vertiente Sur o destrepar y volver a trepar, asegurando la progresión con cuerda en algún destrepe más delicado por la mala calidad de la roca esquistosa que contrasta con tramos de gneises mucho más sólidos.

 

Al fin la cumbre, la feliz recompensa, esta vez fotografiados por una pareja de amables franceses que han subido por la normal desde el Sur.  Las nieblas han cerrado la visibilidad de las canales de descenso y tenemos que buscar la brecha más idónea para  cerrar el trazado circular que pretendemos.  La primera brecha, la de Aurey, no se ve asequible, en lo poco que se ve, y continuamos al pie del Montfaucon a la brecha del mismo nombre que, como bien relatan, proporciona un descenso “expeditivo” por inestables y empinadas pedreras para depositarnos de nuevo en las amables praderas del lago de Arou, por las que una buena senda que rodea los contrafuertes septentrionales de la montaña nos permite alcanzar la Hourquete, a estas horas llena de turistas en este domingo vacacional para el país vecino.

 

 

Huesca, 15-07-2014

Lola Mas