Travesía 257 – Bespén – Señoritas de Lizana – Cueva de los Moros – Horno de Cal – Bespén

14/01/2024

HADAS,  CUEVAS,  HORNOS,  Y  “SEÑORITAS”  DE  PIEDRA  POR  TIERRAS  DE  BESPÉN

Apenas hemos estrenado el año y ya estamos por el monte los de Peña Guara y ésta vez por el entorno de Bespén, pueblo famoso por la buena tierra “llana” y mejor vino, contando además con el mejor guía de la zona, nuestro amigo Vicente que nos pastorea como nadie.

El día no pintaba mal, de momento con frío de enero pero sin viento y con sólo alguna nube, así que comenzamos andando desde el pueblo por la carretera hacia Angués, para coger al poco un camino a la derecha que entre campos de cereal, viñas, olivares y almendreras nos llevaría de forma amable hasta el primer hito de la jornada, la ermita de la Virgen de la Sierra.

Estos caminos entre campos de cultivo, anchos y con suaves pendientes son ideales para una buena caminata en grupo, porque se prestan para una amable charla mientras se camina, al tiempo que nos llevan al punto de parada siguiente, que en éste caso era la ermita de Nuestra Señora de La Sierra donde llegamos disfrutando ya de una buena mañana.

La ermita es del siglo XVIII y muestra una buena presencia y conservación, así como permite desde su posición disfrutar de muy buenas vistas de toda la sierra de Guara y pueblos del entorno como Angüés, Sieso y Blecua y otros.

Mucho intrigó el nombre la Señora “de La Sierra” pues, si bien la imagen de la virgen expuesta en una hornacina vidriada de la fachada de la ermita, no ofrece dudas, ya que luce en su diestra una antigua sierra de carpintero, la ubicación de la ermita en una pequeña elevación de sitio, hizo pensar a más de uno, que tal paraje era considerado como la sierra que daba el nombre a la Señora.

Pero mientras se resolvía el entuerto, seguimos un poco más el camino y nos desviamos a la izquierda unos pocos pasos para, tras una enorme piedra, entrar en un espacio usado como corral para ovejas, donde nos encontramos con otra gran roca de arenisca horadada con galerías y ventanas de lo más curioso llamada la Cueva de los Moros, el acceso no es fácil y las galerías son para ir poco más que a gatas, en parte está desplomada, lo que permite ver mejor alguna galería, imaginamos que su utilidad debió de ser para algún ritual, almacén o refugio, pero menudo trabajo curioso.

Tras la visita y fotos a la cueva, volvimos sobre nuestros pasos de nuevo hasta la ermita de la Virgen de La Sierra y en su entorno hicimos la parada para almorzar a la que nadie hizo ascos, dando buena cuenta de bocadillos, zumos varios y algún dulce con café incluido.

Terminado el almuerzo reemprendimos la ruta, esta vez en dirección sur durante un buen tramo, hasta que al aproximarnos al río Alcanadre el camino desciende más bruscamente hasta el cauce mismo del agua, todo éste tramo del camino y del río está declarado de interés geológico y presenta formas muy curiosas causadas por la erosión y las avenidas del río, siendo las más notables las conocidas como “Chimeneas de las Hadas” y poco más adelante sobresaliendo esbeltas del suelo unos 10 metros, con una losa arenisca en la cima, la pareja conocida como las “Señoritas de Lizana” o “Dames coiffés” (señoritas peinadas), preciosas figuras que la erosión ha creado para deleite de quién se acerque a verlas, vale la pena el paseo.

Tras la visita a las Señoritas, ascendimos por el camino para salir del cauce e ir acercándonos de nuevo a Bespén y una vez en el pueblo pudimos disfrutar de una visita especial a un taller/museo de herrero que amablemente su propietario, Jorge La Tapia, tuvo a bien mostrarnos, el sitio es bien interesante con infinidad de herramientas propias del oficio de herrero de pueblo y aperos de labranza, todas muy bien presentadas y conservadas, muchas gracias al Sr. La Tapia que vino al pueblo de propio para mostrarnos su museo.

Después de la visita al museo cruzamos Bespén, dejando la iglesia (siglo XII) con advocación a San Juan Evangelista, restos del castillo del siglo XI y a un grupo de vecinos preparando para la noche, la hoguera de San Antón, que no sólo de rezos vive el hombre.

Salimos del pueblo para tomar el antigua camino de Blecua y pasamos cerca del lavadero, que, con mucho dolor, no pudimos visitar porque la hora y alguna gota de lluvia nos encorrían ya, y transitamos por la preciosa y ancha vereda del Barranco Sentif, hasta pasar bajo un enorme puente de amplias arcadas de medio punto que lleva el mismo nombre y que sostienen la carretera de Antillón.

Tras pasar el puente, salimos a la izquierda subiendo un poco hasta encontrar muy cerca el último punto del día, el Horno de Cal situado en un entorno de tierra erosionada con sorprendentes columnas que reciben el nombre de Chimeneas de Hadas, en centro de las cuales se encuentra el impresionante Horno de Cal recuperado recientemente, en forma de columna hueca vitrificada de hasta 3 metros de altura y un diámetro de casi 2 metros, se calcula que el horno dejó de funcionar hace más de 100 años pero aún mantiene casi toda su chimenea erguida, para deleite de quien quiera ir a verla.

Desde el horno retornamos hasta Bespén, subiendo por la carretera de Antillón en un corto tramo para dar por terminada la caminata y ya en el pueblo subimos al bus para llegarnos hasta Angüés, donde mesa y mantel a las órdenes de Paula, nos esperaban en Casa Lafarga, allí dimos buena cuenta del menú dispuesto, que ya había gana.

Así tras unas 5:30 horas, 15,7 km. y +-257 m., terminamos la jornada, sorprendidos por los rincones visitados y en la mejor compañía, ventura para todos y hasta la próxima.

Peña Guara

Javier Albás Garzo