↑ Volver a Pico a Pico – 2022

Vignemale

Sábado 11 y domingo 12 de junio de 2022.

Por la corona del Vignemale a la Pique Longue

Lola Mas

Doble jornada con el Petit Vignemale, el Montferrat, Central, Cerbillona y la Pique Longue

                Después de nueve años el club Peña Guara en su programa Pico a Pico vuelve al Vignemale, con el objetivo de que los montañeros que aún no lo conocen descubran el gran macizo y accedan a su cumbre principal, y que experimenten lo que a tantas generaciones ha impresionado, la visión de las grandes paredes de la cara Norte que destacan al fondo del valle de Gaube de forma espectacular, con 800 metros de pared en la más alta Pique Longue, el Gran Vignemale, sobre el glaciar de Les Oulettes, una reliquia en extinción que merece la pena conocer.

La montaña del Vignemale está “cargada de historia” como decía Lorenzo en su crónica de 2013 para este Diario, y seguro que después de esta actividad leeremos con más interés sobre las escaladas de estas paredes y el descubrimiento del macizo que fue escenario de gestas alpinísticas y de grandes ascensiones desde el siglo XIX, relatadas escuetamente en aquella crónica que hacía sentir la emoción y la incertidumbre de los que han repetido a lo largo de las temporadas las grandes vías rocosas y los corredores de hielo, como el mítico Couloir de Gaube, un tajo vertical que corta la pared de arriba abajo, entre la Pique Longue y el Piton Carré, que fue increíblemente realizado por el guía Celestin Passet en 1889.

En las dos jornadas previstas conoceremos las dos vertientes del macizo, la de las caras Norte de agujas rocosas como son de Este a Oeste el Petit Pic, la Aguja de los Glaciares, las Puntas de Chausenque, el Pitón Carré y la Pique Longue, que se asientan sobre el glaciar colgado de Gaube, y al Sur de estas paredes la cuenca del glaciar de Ossoue, el más grande que queda en el Pirineo, que se aloja en el circo rocoso de una cresta de cumbres que van desde el Montferrat al Cerbillona, siguiendo por el Clot de la Hount, la Pique Longue, el Piton Carré y las  Puntas Chausenque.

A grabar en la memoria montañera esa serie de cumbres nos entregamos los 19 participantes en la actividad, para lo que toca un largo viaje en autobús hasta el punto de partida en Pont d’Espagne. A las 10 de la mañana comenzamos el ascenso en un sábado caluroso de este anticipado verano del mes de Junio, por lo que refresca pasar por las estruendosas cascadas que desaguan desde el lago de Gaube que recoge las aguas del valle. Andando por la orilla del lago empiezan a aparecer al fondo los monolitos rocosos de las agujas más orientales del macizo, el Petit Pic, la Aguja de los Glaciares, mientras recorremos el largo valle hasta alcanzar en un escalón rocoso el refugio de Les Oulettes de Gaube a 2.150 metros de altitud. A la vista de las murallas, hacemos un descanso obligado donde admirar las paredes rocosas y los seracs del glaciar de Gaube, que parecen bloques de piedra brillantes.  Seguimos hacia el refugio de Baysellance por el camino en zetas hacia la Hourquette de Ossoue al Este del Petit Pic.

En el collado a 2.734 metros, como es aún buena hora, parte del grupo asciende al Petit Pic marcando un buen ritmo para el que será el primer tresmil del Vignemale de la mayoría. Los 300 metros de desnivel que lo separan del collado no presentan dificultad, aunque ya se aprecia  que estamos en terreno de altura del Vignemale que se caracteriza por la presencia de rocas esquistosas muy rotas. En la cima hay una vista “de libro” de la arista que desciende de la Aguja de los Glaciares y la Punta Chausenque, y de las impresionantes murallas superiores de la cara Norte de la Pique Longue.

Al volver del Petit, con el refugio Baysellance unos cien metros por debajo del collado, llegamos con la suerte de que la previsión de tormentas que hay para la tarde se retrasa, lo que nos deja descansar de los más de 1.600 metros de desnivel que ya hemos acumulado en la primera jornada. Mientras los guardeses organizan el alojamiento del grupo disfrutamos de la vista del macizo del Monte Perdido a lo lejos con el Taillón, la Brecha, el Casco, el Marboré… Este refugio a 2.651 metros de altitud es el más alto del Pirineo, y tiene su origen en las exploraciones del macizo por el conde Russel. Esta noche servirá de alojamiento improvisado a varios montañeros que hacen vivac en las proximidades cuando llegó por fin la tormenta, que nosotros confiamos en que se disipara al amanecer.

Sobre las 6 y media con las luces de la mañana salimos hacia el glaciar de Ossoue que nos llevará a subir hacia las cumbres de parte de “la corona del Vignemale” que circundan el glaciar.  Nuestro objetivo es subir al Montferrat y desde allí recorrer la cresta hasta el Cerbillona, para luego subir a la Pique Longue. Después de traspasar una morrena rocosa nos ponemos crampones. En los neveros nos apartamos de la ruta normal de la Pique Longue, la más transitada, y observamos la mejor forma de subir la ladera del glaciar hacia el Montferrat por un paso entre rocas, que haremos con bastante seguridad gracias al buen trazado y la huella que abre Marcos, al que agradecemos el esfuerzo cuando la pendiente suaviza en los neveros más próximos a la cresta.  

Por fin en la cresta la vista es impresionante del valle de Labaza y la gran vertiente del valle del Ara hasta Bujaruelo, donde vemos el Tapou y el Millieu a los que fuimos hace unos años. Unos pasos rocosos entretenidos de segundo grado para coronar el primer tresmil de la jornada, el Montferrat. De regreso a donde hemos dejado la mochila continuamos por la cresta hacia el Cerbillona con la impresionante vista de la marmolera que se descuelga por toda la vertiente. La cresta es magnífica, a ratos afilada y trepadora, llegamos al Pico Central, y al collado de Lady Lister, otro nombre para el recuerdo de los primeros ascensionistas, con la historia del príncipe de la Moskowa al que Lister se adelantó cuatro días para llegar al Vignemale.

Aparecen nubes más densas por la Pique Longue por lo que subimos al Cerbillona acelerando el paso de ida y vuelta al collado. Reunidos con parte del grupo se desciende rápidamente al glaciar para acercarnos a la base de la Pique Longue.  El ascenso es una trepada por canales de rocas bastante rotas, por donde se ha ido trazando un itinerario que hay que tratar con mucho cuidado para no tirar piedras. La foto de cumbre la tomaremos del Montferrat porque hemos escuchado algún trueno, así que destrepamos ágiles y nos reunimos al pie del glaciar, listos para un largo descenso que en total sumará cerca de 2.400 metros con lo que hemos recorrido por las crestas, por lo que a la memoria de la historia y de los picos ascendidos sumaremos la huella que este largo descenso ha dejado en nuestras piernas.

Huesca 14-06-2022