Travesía 313 – Paseo con raquetas por Piedrafita de Jaca

 

El grupo con Peña Telera de fondo04 por la cresta-fondo Peña Blanca02 a buen pasoVolviendo la espalada a Peña Telera

 

Turismo del Alto Aragón

 Soleado paseo con raquetas por la Partacua

Amplio recorrido circular por los alrededores del ibón de Piedrafita

 

Nos tocó el día deseado. Nuestro anual paseo con raquetas ha conocido de todo, de frío y ventisca insoportables, a días con niebla y algo de frío y a días soleados con excelente visibilidad, sin viento y con nieve polvo, y éste fue el que disfrutamos el pasado domingo día tres. Al llegar al pueblo de Búbal nos pusimos a cola del consabido atasco que provoca la circulación lenta que hay que llevar para cruzar Escarrilla, no obstante nosotros no lo sufrimos muchos kilómetros pues nos desviamos en dirección a Piedrafita de Tena. Los autobuses, con sesenta y cinco senderistas, deben emprender la fuerte subida con ímpetu y a los conductores les queda la tarea de negociar las vueltas y revueltas con habilidad que se muestra muy exigente cuando hay que encarar la carretera que sube al Parque Faunístico de la Cuniacha, tras pasar el pueblo, donde hubo de efectuar varias y delicadas maniobras.

En los aledaños del Parque nos ajustamos la raquetas y empezamos a caminar por la ascendente pista. La nieve estaba ligeramente helada pero una vez rota la primera capa quedaba en condiciones perfectas para caminar. Al llegar a un recodo queda ante nuestros ojos un paisaje inolvidable: las verticales paredes, con sus corredores horizontales nevados, que configuran la mole de Peña Telera y la canal de Cabacherizas. ¡Trabajo a destajo para la digitales!.

En lugar de dirigirnos hacia su base nos desviamos al Refugio de las Planas atravesando una zona llana que mostraba en algunas zonas casi un metro de nieve. En el refugio nos dispusimos a almorzar y gozar de la excelente temperatura. Cuando salimos, en lugar de ir directos hacia el ibón ascendiendo junto a su desagüe, optamos por hacerlo un poco más arriba dando un rodeo, subiendo y bajando pequeñas lomas, y cruzándonos con otros grupos de raquetistas que disfrutaban como nosotros del paisaje.

El ibón era una superficie totalmente plana, helada, en la que únicamente sobresalía el pequeño muro de contención y hasta el medio accedieron algunos miembros de otro grupo con evidente riesgo pues en ningún lugar se podía precisar el grosor de la capa de hielo. Lo rodeamos girando en suave ascenso hacia el este pues queríamos acercarnos lo más posible hasta el Arco Natural que hay bajo las verticales paredes del final de la sierra de la Partacua. Al llegar a la zona más alta nos encontramos con que el viento se había llevado gran parte de la nieve y quedaban placas de hielo por lo que hubo que descender hacia la parte llana y aquí empezaron las dificultades.

Caminar con raquetas por terrenos llanos y efectuar pequeños ascensos y descensos no supone dificultad alguna. Éstas se presentan si hay que caminar en horizontal por laderas muy inclinadas o llevar a cabo descensos con fuerte pendiente y delante de nosotros teníamos uno, corto, sin peligro,  pero muy pronunciado, y había que superarlo. Unos pasito a pasito con firmes apoyos en los bastones, otros deslizándose tratando de emular a los esquiadores, otros echando el trasero al suelo y resbalando con suavidad y frescura, otros dando un rodeo para suavizar la pendiente, pero bueno, como siempre tras momentos de tensión, soltando un fuerte suspiro cuando al mirar hacia atrás uno se convence de  que era posible bajar y yo, una vez más, lo había logrado.

Al llegar al llano y mirar hacia el suroeste se hace visible el Arco Natural que se muestra bastante  evidente pues queda remarcada su oquedad por la nieve que se ve a través del vano. Al darnos la vuelta aparece ante nosotros una  panorámica  espléndida, hacia el sur toda la llanura que comienza en Biescas y termina por Monrepós y al este las colosales Peña Blanca y Peña Roya y las pistas de esquí de Panticosa, con el Mandilar en primer término, más al fondo la zona de Catieras y Bacías, todo dibujado a base de rocas, nieve y cielo.

En este punto iniciamos el regreso para lo cual una vez que nos encontramos con el vallado de seguridad del Parque de La Cuniacha nos dedicamos a seguirlo entrando por un pequeño valle intermedio hasta encontrar la pista por la que habíamos subido tres horas antes. Ya mas duchos en el arte del manejo de las raquetas el descenso no lo hicimos siguiendo la pista sino aprovechando un par de atajos los que nos llevó a efectuar cortos descensos y a ir sorteando las gabarderas (rosales cuyo fruto es el escaramujo o tapaculos)

que no te permiten el menor descuido si no quieres terminar con enganchones en las ropas o arañazos en las manos.

A las dos y media subíamos a los autobuses para dirigirnos al restaurante ya que en las travesías por nieve ante la imposibilidad de sentarse para comer, y que normalmente el tiempo es frío, se come con los pies debajo de la mesa.

Los compañeros de Rutas el próximo domingo realizan su travesía por el entorno de las ermitas de Fabana y San Cosme y San Damián y el grupo de Turismo por el Alto Aragón llevará a cabo el día 17 un recorrido por Centenero, Santa Isabel, Malacastro para terminar en el Molino de Yeste en la cola del pantano de La Peña.