07/05/2023
JACETANIA DE MIL PARDINAS, PUENTES DE PIEDRA Y SENDAS CASI PERDIDAS
El pasado domingo 7 la gente de peña Guara nos hicimos otra preciosa jornada por la Jacetania, partiendo del Puente de la Torre, que poco más abajo de Echo salva el río Aragón Subordán, para cambiar de valle y llegar hasta la cuenca del Beral y cruzarlo por el Puente de la Foz Verde, de puente a puente, …, habíamos pedido buen tiempo para la jornada y los Hados nos lo concedieron, sol para todo el día con pocas nubes y lluvia en el día anterior para disfrutar de algo de humedad en el amiente y los mejores olores del monte todo el día.
La subida desde el puente de la Torre (790 m.) hasta el collado Chaime es larga pero suave, tras un corto inicio por pista que pasa junto a la primera borda de Ferrero, desembocamos en un camino ancho (GR 65.3.3) que atraviesa un precioso y tupido bosque de pinos, robles y encinas con algún que otro barranco como el de Forcaruelas y algún claro para que disfrutáramos de la vistas hacia el norte, con todo el valle y Villa de Echo, mas el fondo del Pirineo desde Peña Forca y Collarada hasta el Bisaurín, el primer lujo de la jornada.
Aprovechamos uno de los claros de la subida de nombre la Raya y los Acherones, para almorzar y seguir disfrutando del paisaje, el punto tiene buenos paretones de piedra, para evitar caídas y delimitar el camino y así entre sol y sombras echamos almuerzo y líquidos al cuerpo, que ya se los había ganado.
Tras el descanso retomamos la senda que sigue subiendo larga y suave hasta llegar al collado Chaime (1.150 m.) en la Sierra de Los Dos Ríos el punto más alto del día, donde hubo parada para contemplar el paisaje de los dos valles y descanso con fotos, de todo tipo y posición.
Tras dejar el collado Chaime comenzamos a bajar en dirección a las cuevas de Susuei por preciosa senda vestida y muy sinuosa que nos introdujo en una zona bien distinta de la que nos subió hasta el collado desde Echo.
En la senda de éste lado de la Sierra de Los Dos Ríos es casi imposible enumerar todas las bordas y pardinas que se pueden encontrar, sin contar las que ya ha recuperado definitivamente la naturaleza y no se ven, resulta asombroso imaginar aquel tiempo cuando estaban habitadas, el esfuerzo, que aquellas gentes que poblaban este territorio, realizaron para levantar y mantener tantas edificaciones y paredes de piedra hoy derruidas, sosteniendo pequeñas terrazas donde cultivar algún cereal, manejando rebaños por barrancos y cuestas, manteniendo fuentes y sendas, siempre monte arriba monte abajo para llegar cualquier sitio, subsistiendo año a año y criando hijos y nietos, vida hoy inalcanzable para cualquiera de nosotros.
Es justo que recordemos aquí, al menos los nombres de algunas de estas pardinas, para no perder la memoria de lo que la naturaleza recupera cada día: Ferrero, Lobet, Capeta, Lo Puen, Ugarte, Barluenga, Chaime, Malaño, Lobo, Traculillo, Sueña, Lo Tiso, Arrigaz ……, quizás algún que otro apellido haya salido de ellas.
Seguimos bajando por la senda hacia las cuevas de Susuei rodeándolas por la parte alta para entrar en la primera y más pequeña bajando por un tramos algo empinado por el oeste, estando la segunda a continuación tras una corta senda, éstas cuevas son dos enormes abrigos a cual más impresionante, la mayor, que está situada al este tiene una zona de grandes estalactitas, a la que cuesta un poco subir pero que una vez que se alcanza, vale la pena verla por el tamaño de las formaciones y los huecos que el agua y la cal han ido dejando a lo largo de siglos y también dispone de unas duchas naturales para quién precise su uso.
En ésta misma cueva y en la zona central han puesto un pequeño belén junto a una fuente, ahora con poco agua por el sequero, el belén está atendido desde la asociación Asamún de Echo que seguro será la responsable de las estupendas mesas y bancos de madera que hay y que seguro costaría lo suyo llevarlos.
Desde las cuevas, los más intrépidos del grupo aún nos acercamos cuatro pasos a ver la pardina de Ugarte que estaba cerca y conserva muros con alguna curiosa ventana, así como todas las típicas tejas planas de arcilla apiladas en perfecto estado, éstas tejas son características de la zona Ansó-Echo y en su día debieron cubrir el tejado de la pardina hasta que fueron desmontadas, antes que se rompieran con la caída de toda la techumbre, este tipo de teja plana de arcilla era muy valiosa y se traía de la tierra llana para permitir hacer los tejados con más pendiente que con los otros tipos de tejas árabe o loseta y así retener menos nieve en la techumbre haciéndola más duradera.
Tras la breve visita a la pardina, volvimos sobre nuestro pasos a las cuevas donde aprovechamos las mesas y el recinto para comer a gusto entre sol y sombra, que ya era la hora y descansar un buen rato.
En ésta zona de la montaña, tan bonita como difícil de transitar y que parece un poco perdida, no sólo las pardinas se las está comiendo el monte, muchas sendas están cerradas ya por el bosque, como pudimos comprobar cuando anduvimos preparándola, las marcas descoloridas, los mojones que vamos poniendo a veces “desaparecen” y las sendas que quedan están poco transitadas y bastante cerradas, así que se tiene que ir con mucha atención para no perder el buen paso.
Aunque, alguna luz de ánimo aparece de vez en cuando, en forma de cuadrilla forestal, que se acuerda de nosotros y nos envía buena información al terminar de limpiar algún tramo de senda, ellos lo hacen a conciencia y saben lo que nos alegra, quedamos en deuda y agradecidos.
Tras la comida emprendimos el último tramo de ruta, casi todo en bajada y con algo de calor, hasta llegar al río Beral que cruzamos por el precioso puente románico de la Foz Verde (D’Asieso), enclavado en un paraje precioso de enormes y sólidas rocas rodeado de pozas, ya con sorprendidos bañistas, donde nos hicimos las últimas fotos del día con una luz perfecta.
Buena jornada que nos dejó tostados, felices y con inmejorables recuerdos de nuestras amadas montañas; Ventura para todos y hasta la próxima ruta.
Desnivel acumulado/Km./H: +674 m., -690 m., 14 Km. 7 h.
Javier Albás Garzo