8 de abril de 2018
Por la sierra del Montsec entre Lérida y Huesca
Atravesamos el congosto de Mont-rebei, superamos las pasarelas de Montfalcó y regresamos en catamarán a la Masieta
Las previsiones meteorológicas no fallaron: nos mojamos y nos embarramos. Al llegar a Puente de Montaña hemos de cruzar el puente sobre el Noguera Ribagorzana para entrar en la provincia de Lérida e ir tomando todos los desvíos a la derecha hasta llegar al aparcamiento de la Masieta situado en la cola del pantano de Canelles. Como los autobuses no pueden acceder al aparcamiento nos dejaron un poco más arriba en un ensanche de la carretera. Eran las nueve y media de la mañana.
Con una fina lluvia, sin viento y aceptable temperatura pasamos por el vacío aparcamiento y emprendimos el camino que tras salvar un barranco por un llamativo y cimbreante puente colgante nos llevó al inicio del imponente Congosto de Mont-rebei.
Con una anchura mínima de un metro y una longitud de casi un kilómetro se excavó en plena roca una aérea senda que discurre paralela al pantano y con algo más de cincuenta metros por encima de él. Una sirga anclada a la pared actúa como quitamiedos en algunos tramos. Pasado el congosto la senda entre madroños, sabinas y romeros nos llevó a una bifurcación que tomamos en sentido descendente para llegar al estrecho de Siegué que se salva por otro esbelto y también cimbreante puente colgante que nos deja en la zona del Montsec de l’Estall ya en tierras oscenses.
Una senda nos llevará tras un fuerte repecho, en bastantes tramos escalonado, a lo alto del paredón y allí nos encontraremos con el primer tramo de pasarelas, ancladas en pleno farallón rocoso, para descender a base de múltiples lazadas una pared de 50 m. de desnivel y 97 m de longitud.
Las pasarelas están bien protegidas por pasamanos y sirgas pero el otro día las rampas y escalones estaban húmedos y nuestras botas con barro por lo que hubo que descender con extrema prudencia para evitar inoportunos resbalones. Como consejo mejor subirlas que bajarlas aunque para todo hay gustos y opiniones.
Una amplia senda atraviesa un seco barranco y nos lleva al segundo tramo de pasarelas (82 m. de longitud y 33 m. de desnivel) más cómodas y con menos inclinación que las anteriores.
A partir de ahora seguiremos el camino tradicional que servía de acceso a los campos de cultivo de la zona. Con abundantes lazadas, escalones de madera y densa vegetación hay que salvar los trescientos metros de desnivel que nos separan del refugio de Montfalcó en el que a pesar del intempestivo día había numerosos turismos que llegan por una pista de 16 km. que se inicia cerca de Viacamp.
Subiendo nos cruzamos con los veinte compañeros que hacían la ruta al revés (éstos subieron las pasarelas en los dos tramos) pues habían llegado en dos catamaranes hasta el embarcadero de Montfalcó.
Tras comer en el refugio nos fueron bajando en furgoneta al embarcadero para en varios viajes transportarnos a los cuarenta senderistas restantes hasta el embarcadero cercano a la Masieta. El trayecto en catamarán pasa bajo la ermita leridana de la Pertusa, el puente colgante de Siegué y se introduce entre los grandiosos paredones rocosos de Mont-rebei hasta llegar al embarcadero. El recorrido es para hacerlo y no olvidarlo.
Tras una hora larga de caminar por tramos embarrados llegábamos a los autobuses a las cinco de la tarde. El recorrido de trece kilómetros nos costó algo más de cuatro horas y media superando un desnivel acumulado de 500 m.
Para el próximo domingo día 15 los compañeros de Rutas nos han preparado un recorrido por Besiáns y El Mon de Perarrúa en la Baja Ribagorza.