Largo paseo por la sierra de Bolave
Caminamos desde Fanlo en valle Vió a Lacort a orillas del Ara
Treinta y cinco senderistas descendíamos del autobús a las nueve de la mañana del pasado domingo en Fanlo, capital del valle Vió. Tras admirar algunas de sus grandes casas, un poco más abajo de la iglesia tomamos una senda que baja al barranco lo cruza y accede a una pista, marcada como GR-15.1, que seguiremos durante un buen trecho hasta encontrar un cartel de la DGA a nuestra derecha que anuncia “Vía pecuaria”.
La senda sube de forma constante y alterna tramos con fuerte pendiente con otros muy suaves, atravesando un magnífico pinar entre bojes y, donde puede penetrar el sol, avellanos.
Al llegar a lo alto del cordal nos encontraremos en la Vía Pecuaria de Cuello Burgasé que seguiremos hacia la izquierda por un cómodo camino en dirección a un altozano que se ve a lo lejos: el mirador de la Rayuala. Acondicionado con varios rótulos explicativos y un banco semicircular corrido permite contemplar con toda comodidad una panorámica de ensueño en distintos planos y orientaciones. Por frente los Sestrales y los paredones verticales del cañón de Añisclo, entre la neblina se dibujaba a la derecha el contorno de Peña Montañesa y hacia la izquierda todo el cordal norte que conforma los valles de Ordesa y Pineta, con las cumbres por encima de los tres mil metros tapadas por las nubes pero ya con sus laderas bastante nevadas.
Hay que volver de nuevo a la pista hasta llegar en suave subida a un cruce por el que se puede volver de nuevo a Fanlo, acceder a la Casa de Juntas donde se reunían los ganaderos de los valles limítrofes para regular y acordar el uso de los pastos ganaderos de la zona o bien por una senda que se pierde en algunos trechos hasta coronar el pico Comiello, cuestión de poco más de media hora, y así encontrarnos en uno de los mejores miradores del Pirineo y de las Sierras Prepirenaicas. ! Una panorámica de 360º de montañas y valles ¡.
Hacia el norte la visión mencionada para Rayuala aunque ahora con mejor visibilidad, la cima del Perdido aparecía por encima de las nubes, hacia el sureste Santa Marina, hacia el sur Guara, Cancias y el valle del río Ara y al oeste las crestas desde el Pelopín al Manchoya.
Al refugio que hay en el pico llega un camino que vamos a seguir durante cerca de dos horas, es el cordal de la sierra de Bolave que separa el valle de Vió del valle del Ara. La pista es entretenida pues cuando los extensos pinares lo permiten se van descubriendo a nuestra izquierda, como a vista de pájaro, los pueblos de Ceresuela, Vió, Buerba y Yeba y a nuestra derecha irán apareciendo, cada cual dominando su barranquera, los despoblados de la Solana de Burgasé, Gere, Ginuabel, San Felices, etc.
Un antiguo asentamiento agrícola y ganadero con abundantes aterrazamientos nos indica que deberemos dejar la pista para por una marcada senda, que desciende de forma continua y rápida, acceder a Campol donde nos sorprendió una casa medio en ruinas pero con antena de televisión y placas solares. Me aclararon que la estaban arreglando unos jóvenes “neo rurales” desde hace algunos meses.
Allí comimos y dimos de comer a una camada de gatos para pasadas las cuatro de la tarde continuar el descenso hasta llegar a la singular Casa de San Martín de Puytarás y terminar, tomando varios atajos, en el puente de las Guargas en la carretera de Fiscal a Boltaña.
El recorrido de casi veintidós kilómetros lo efectuamos en casi seis horas y media netas de andar, nueve horas desde que dejamos el autobús en Fanlo, ascendiendo 860 m. y descendiendo más de 1.300 m.
Para el domingo seis de noviembre la travesía de T.A.A, nos llevará a Betés para tras ascender al Burrambalo acabar en Santa Elena.