En un paraje emblemático: el ibón de la Basa de la Mora
Tras una dura subida llegamos al ibón de Plan y por el refugio de Lavasar bajamos a Saravillo
No eran buenas las previsiones meteorológicas a mitad de semana pero el domingo pasado nos hizo un excelente tiempo y disfrutamos de una buena jornada montañera. Cincuenta y cinco senderistas partimos de Plan a las nueve y media por el camino que discurre paralelo al río hacia la presa del Plan d’Escún desde donde parte la senda, convenientemente señalizada, que sube al Ibón. Sabedores de la estrechez y umbría de la senda decidimos almorzar antes de iniciarla.
La senda sube entre una exuberante vegetación, especialmente bojes, avellanos y pinos, que a modo de bóveda proporciona un frescor que alivia en buena medida el esfuerzo que hay que realizar para salvar la, en muchas ocasiones, fuerte pendiente. Pasadas las once y cuarto cruzábamos el barranco por donde desagua el ibón y ya advertimos que el caudal era escaso. Durante un largo trecho la senda sale del bosque y atraviesa algunas pedreras pero siempre, como constante, con una apreciable inclinación. Se vuelve a cruzar el barranco y la senda se interna en un espléndido pinar que va superando sin apenas efectuar lazadas, ¡vamos, sube por donde baja el agua!.
El paisaje cambia de manera total pues ahora son verdes praderas con pinos salteados por donde caminamos, viendo alrededor las inconfundibles laderas de las Peñas del Mediodía, las Once y la Diez por un lado, la Punta de Litas por el otro y el pico de la Ribereta al frente con su tonos pardo grisáceos conformando la cubeta donde se asienta la Basa de la Mora o ibón de Plan, Es obvio que toda esta hondonada en sus tiempo fue un amplio ibón hoy casi colmatado por los abundante derrubios que muestran sus laderas. El ibón y su entorno es una maravilla de la naturaleza, sin duda uno de los más bellos rincones del Pirineo aunque lo encontré muy bajo de nivel para ser finales de mayo ya que desde la hierba a la orilla del agua había más de medio metro de distancia.
Muchos de los compañeros decidieron dar la vuelta al ibón pero en un momento dado tuvimos que sacar impermeables y ropa de abrigo ya que por el collado que limita con la zona de Armeña, es decir hacia la cuenca del Ésera, aparecieron unas nubes oscuras, tormentosas, acompañadas de un viento muy frío por lo que se decidió acortar el tiempo de estancia y dirigirnos hacia el refugio de Lavasar que está a un cuarto de hora de distancia.
En el promontorio donde está situado el refugio las perspectivas era bien distintas; las nubes, bastante abundantes, dejaban entrever porciones de cielo azul, la visibilidad era buena pudiendo verse a lo lejos todo el Macizo de Monte Perdido y los picos de la Munia pero corría una brisa bastante fresca. En el aparcamiento había varios coches pero también sitios libres y eran las dos de la tarde.
Se decidió ir a comer más abajo por lo que buscamos la GR-15 para evitar los amplios giros que en su recorrido da la pista y comenzamos la larga bajada que nos quedaba hasta Saravillo. Como consecuencia de una tala de pinos la senda ha sido cortada por una sacadera de troncos por la que suben los orugas para bajar los árboles cortados y las consecuencias son que en lugar de caminar por una senda entre arbolado lo tuvimos que hacer por un camino llenos de ramas y agujeros, con cortos pero fuertes desniveles y bajo un sol abrasador. Esperemos que una vez acabada la tala se restituya el entorno a su situación anterior o por lo menos no queden tan evidentes los restos de la deforestación.
La senda y la pista vuelven a encontrarse junto a un depósito de agua y ese amplio lugar elegimos para comer. Cómodamente sentados a la sombra y cerca unos de otros se posibilita el intercambio de comida, botas con buen vino y postres y como siempre hay alguien más dicharachero pues hasta chistes o chascarrillos. Bien se estaba pero había que marchar por lo que con gran pesar: mochilas a la espalda y a seguir bajando. Al principio con no muy buen piso pero pronto el camino se interna en el bosque y como baja con suavidad es una delicia de paseo, máxime cuando a cada revuelta íbamos viendo los tejados de Saravillo cada vez más cerca. Eran poco más de las cinco y media de la tarde cuando llegábamos al autobús.
Los navegadores de montaña nos daban los siguientes datos: desnivel de subida 870 m., de bajada 1.064 m; tiempo neto de caminar 5:42 h para una distancia de casi 19 km.
El próximo domingo día 7 de junio la travesía programada por TAA saldrá de la Mina de Oza para atravesar Aguas Tuertas y terminar en Les Forges d’Abel, donde tiene la boca norte el túnel de Canfranc.