TRAVESIA 351 — 19 de abril 2015
Por la encantadora y aún poco conocida Sierra de Sis
Desde Beranuy al mirador del Mallo y tras admirar la ermita de Sis bajamos a Pardinella.
Con un cielo muy claro partimos de Huesca el domingo pasado sesenta y tres senderistas hacia la zona de la Alta Ribagorza bañada por el río Isábena. Pasado Graus, a la altura del desvío a Lascuarre, un compañero nos explicaba las características del terreno por el que íbamos a caminar durante algunas horas: la Sierra de Sis. Ésta poco conocida sierra separa durante más de diez kilómetros los valles del Isábena y Noguera Ribagorzana. Su máxima altura se halla en el Tusal de Santifonts o L’Amurriadó con 1791 metros. Parece que toma el nombre de Sis porque en una de sus varías cimas confluían los territorios de seis pueblos, Obís, Soperún, Pardinella, Beranuy, Moréns y Calvera. Un paraje que es también zona de trashumancia desde antaño, como así lo atestigua la existencia de la cabañera que la recorre por la parte alta de norte a sur.
A las diez cruzábamos el puente medieval que une los dos barrios de Beranuy, pasamos junto a la iglesia románica de la Asunción para emprender lo que será la dificultad de la jornada: salvar los paredones de conglomerados que tenemos frente a nosotros. El viejo camino, en muchos tramos empedrado, sube sin pausa pero realizando multitud de lazadas, tanto para suavizar el ascenso como para ir buscando los pasos entre la muralla rocosa que en algunos trechos hubo que ganar a la roca. Con alguna parada para reagruparnos, tomar aire y contemplar el fotogénico valle del Isábena, abierto y amplio al sur y cerrado al norte por el congosto de Obarra, accedimos a los primeros pinos señal inequívoca de que estábamos encima de los paredones rocosos. Un excelente lugar para almorzar bajo un nítido cielo azul resaltado por dispersos y blanquecinos cúmulos y teniendo enfrente la mole del macizo del Turbón cuya cima cubrían las nubes.
Siguiendo las marcas amarillas y blancas pronto llegaremos a un cruce que nos invita a desviarnos al extraordinario mirador del Mallo. Un panel panorámico de 180º indica el nombre de los puntos más relevantes, destacando hacia el oeste los Morrones de Güel y la sierra de Esdolomada, muy al fondo el embalse de Barasona y numerosos pueblos siendo el más significativo Roda de Isábena. Hacia el norte se adivinaban entre las nubes los picos nevados donde nace el Isábena por encima de Las Paúles. Tras numerosas fotos volvimos al desvío para de inmediato colocarnos por encima de las Bordas de Beranuy.
Toda la pendiente de la ladera hacia el sur presenta numerosos campos aterrazados donde se cultivaba centeno y sobre todo patatas mientras en la zona más alta de la sierra pastaban los rebaños. Durante los meses de mayo a octubre las familias del pueblo se trasladaban aquí a vivir.
Entre medio de las bordas un rótulo nos indica el principio de la senda que nos llevará a la recóndita ermita románica de la Virgen de Sis del siglo XII. La senda desciende con suavidad por un bosque mixto de chopos, avellanos, robles y bojes y tras media hora, en un claro entre la vegetación, aparece la ermita en un sorprendente y frondoso paraje. Cuando hace más de quince años vi por primera vez la ermita sólo se veía la espadaña y algún trozo de muro, el resto estaba cubierto por la vegetación y las ramas de un roble amenazaban con levantar la cubierta. Nuestros compañeros de senderismo de la Paso a Paso decidieron ir recuperándola o por lo menos evitar que se cayera. Hoy hay que felicitarlos por el colosal trabajo realizado, como ejemplo de las dificultades que han tenido que ir superando tengo que señalar que unos veinte senderistas el pasado domingo bajaron garrafas llenas de arena desde las bordas a la ermita para proseguir con esta labor de restauración. Lograr que la DGA asuma la reparación de la cubierta, en la actualidad protegida por una tela plástica, sería algo fundamental. ¡Enhorabuena, compañeros!.
Cruzado el barranco y su encantadora cascada comenzamos a descender por una senda modélica que va alternando paisajes de lo más variado: primero la profunda umbría de un hayedo, luego por un bosque de robles a este seguirán pinares siempre entre masas de vegetación y con vistas a los impresionantes acantilados de la orilla opuesta sobre los que se asientan el mirador y las bordas que visitábamos unas horas antes. En uno de los trechos más aéreos nos buscamos acomodo para comer pero antes de las tres ya estábamos en marcha para terminar en Pardinella.
Los datos proporcionados por los navegadores señalaban que habíamos recorrido poco más de 13 km., con un total de 680 m de desnivel positivo y 708 m de bajada en un tiempo, con paradas incluidas, de seis horas y media. El próximo domingo día 26 cruzaremos la sierra de Guara partiendo de Used hasta St. Cilia de Panzano recorriendo la famosa zona de los «dineretes».