Travesía 328 – Sabiñánigo Alto- Rapún – Abena – Ibort

Mapa TAA Enero047

PEÑA GUARA

Turismo por el Alto Aragón

DESDE SABIÑANIGO HASTA RAPUN POR ABENA E IBORT

 

Hace falta tener ganas y gusto por el monte, de no ser así no se entiende toda la tropa que el pasado domingo se puso en marcha para pasar el día al raso, las  predicciones anunciaban nubes y algo de lluvia y para salir de dudas al tomar el autobús llovía, situación que al pasar el Monrepós no mejoró pues lo hicimos acompañaron por pequeños copos de nieve; Pero está claro, nos gusta el barro y nada nos arredra, así que en llegando a Sabiñánigo y a poco más de las 9 comenzamos a caminar con un poco de lluvia en dirección a Sabiñánigo Biello por la carretera que pasa bajo el tren y que luego se empina hasta el túnel que horadando la sierra nos lleva hasta el viejo núcleo.

 

Como sería el día que ningún vehículo a motor turbó nuestra marcha en todo el tramo, tan sólo un ciclista nos adelantó en plena subida y al ser jaleado efusivamente por el grupo, aceleró su marcha más animoso, alguno dijo que para perdernos de vista, no sería para tanto.

 

Tras llegar y atravesar el núcleo de Sabiñánigo Biello salimos en dirección a Sasal y al poco nos desviamos a la izquierda siguiendo la señalización de Rapún pasando el barranco de Fondanito; A partir de ese momento el camino se empina y poco a poco se introduce en el bosque norte de la pequeña sierra Punta de Selva y lo hace por una senda deliciosa, tejida con sabias lazadas y vestida de bosque viejo de buxos, pinos, quejigos y abetos, lo estrecho de la senda nos puso en fila de a uno y vino bien para calmar algunas ansiedades urbanas, disfrutar del bosque y mantener el grupo unido con el mejor ritmo posible para todos, hasta llegar al collado donde se almorzó que la hora y la gana estaban perfectamente alineadas como planetas en el firmamento.

 

Tras reponer fuerzas y empezar a bajar la sierra el entorno cambia radicalmente, es cara sur, la escasa lluvia parece que no nos molestará más y el bosque se hace más escaso, el suelo más descarnado y la bajada tiene que hacerse en algunos puntos con cuidado para no acabar con la culera embarrada, tras pasar por una puerta natural cortada por la erosión en una muralla rocosa llegamos a la carretera ya en las cercanías de Rapún y decidimos visitar el pueblo que tiene casas preciosa y una iglesia dedicada a San Félix digna de verse.

 

Tras la visita al pueblo regresamos a la carretera y tomamos el camino hacia Abena que discurre bordeando la pardina de Ayés, es ésta una antigua borda de pastores digna de admiración, rodeada de una gran extensión de terreno cultivable y de pastoreo, con su iglesia restaurada de Santa Agueda y su quejigo centenario en medio de un gran campo, la finca está dedicada a la divulgación del mundo del ovino, está toda vallada y la cómoda senda que seguimos la bordea por un buen rato hasta introducirse en pequeños tramos de bosque con barrancos llenos de agua que nos hacen estirar las garras para saltarlos, junto a la senda nos encontramos con un viejo horno de cal señalizado y algo derruido, pero el camino es fácil con la vista casi siempre puesta en Abena y al fondo inconfundible el impresionante Oroel.

 

 

 

El pueblo de Abena, que en su día se hizo tristemente famoso por unos simulacros de fusilamiento ordenados por unos descerebrados con mando sobre tropa, está en un promontorio y tiene una preciosa estampa con buenas casas de piedra viejas y no tan viejas, unos vecinos nos regalan su hospitalidad con ofrecimiento de local para comer todos, pero no podemos aceptar porque es pronto y aún queda algo de camino, así que agradecidos tomamos la dirección de Ibort con buen ánimo.

 

Al poco de retomar el camino se nos atraviesa la gran dificultad anunciada, un cauce sin puente con algo de caudal que había que salvar y donde pudimos ver de todo: “dos zancadas y hecho que así no me mojo”, “Hay que me calao, estas botas…”, “yo con las bolsas del súper y poco a poco”, “pues yo las de la basura”, “¿te paso en colicas moza?”, “yo no me he mojado pero no me importa”, bueno una comedia que terminó con unas risas y a seguir el camino que poco a poco se nos iba empinando hacia la última subida del día por una senda bien marcada que discurre entre un bosque frondoso de cara norte y donde se nos puso un poco de miedo en el cuerpo por los carteles de aviso de caza mayor y algún tiro lejano, no sabemos qué va a pasar con la nueva ley, parece que no se podrá pasear si hay caza, a ver cómo queda.

 

Tras llegar al pequeño collado comenzamos la bajada hacia Ibort por un bosque bastante cerrado pero bien señalizado por mojones donde nos encontramos con enormes quejigos dignos de foto, hasta que llegamos al pueblo por la parte alta y nos acercamos a la iglesia para comer en su entorno, como ya era hora y llevábamos buena caminata quedó poca comida y alguna bota vacía como no suele ocurrir, ayudó a esto el que entre todos hiciéramos de samaritanos para que una pareja de jóvenes que desconocían la costumbre de comer en el campo, no quedaran si su menú por lo demás muy variado.

 

Tras la comida el cielo se despejó y comenzamos a caminar en dirección al embalse de Jabarrella, el final de la excursión, el sol nos acompañó y nos alegró el tramo de la tarde y a través de una senda a veces poco marcada pero siempre por bosque llegamos al embalse que está junto a la carretera y poco más adelante al ansiado autobús, que la calcetinada había sido un poco mayor de lo anunciado, los gepeses marcaban algo más de 21 kilómetros y eran ya las 5 de la tarde.

Estuvo bien la excursión, la gente nueva que nos acompañó, la hermosa la tierra que visitamos y los amigos de siempre, hasta la próxima, ventura para todos.

 

F.J.A.G.