13 junio 2021
Con un tiempo y un paisaje insuperable
El domingo pasado el Balneario de Panticosa nos acogió, con un cielo azul intenso que resaltaba el magnífico entorno montañoso que lo rodea, a los cuarenta y tres senderistas que queríamos conocer a fondo el curso medio del rio Caldarés.
Iniciamos la andadura por la senda que sube a los ibones de Brazatos hasta que al encontrar una barrera anti aludes la dejamos para cruzar el barranco y desviarnos hasta la Cascada d’o Pino.
Volvimos a la senda para seguir ascendiendo suavemente sorteando a base de zigzags los roquedales graníticos por entre los que desciende la tubería que surte la central del balneario. Por allí, con abundantes “asientos en piedra” y teniendo a nuestros pies el Balneario, decidimos pararnos a almorzar
Proseguimos por la cómoda y clara senda que dejaremos cuando encontremos un minúsculo vallecito de pinos para seguir el pequeño reguero de agua que viene por nuestra derecha. Ahora deberemos orientarnos buscando el mejor camino entre los pinos y los bloques de granito. Trazas de senda entre la hierba y abundantes mojones nos guiarán para llegar al collado que nos permitirá ver por debajo de nosotros la Balsa d’a Lumiacha.
La balsa ocupa más de la mitad de la hondonada pero esta vez tenía poca agua pero presenta hacia el oeste una perfecta panorámica de los picos de Algas, Argualas, Garmo Negro, Pondiellos y Arnales, hacia el sureste los picos de Brazato y Sarrato que aunque de menor altitud también presentan algunas palas de nieve y hacia el noreste un enorme paredón granítico por el que descienden varias escorrentías que alimentan la balsa y la tubería que recoge el agua de la amplia cuenca lacustre de Panticosa.
Un buen rato permanecimos en este paraje hasta que a las doce y cuarto regresamos de nuevo a la senda que sube al refugio de los ibones de Bachimaña para continuar por ella hasta que se acerca al río y lo cruza por el puente de Bozuelo.
A partir de este punto el protagonista va a ser el Caldarés que discurre por aquí entre saltos y rápidos formando pozas de agua que al tener el fondo de piedra presentan siempre unas aguas claras y transparentes. Siguiendo las marcas rojas y blancas de la PR-11 que va cercana al cauce del río, entre grandes bloques de piedra y con acusado desnivel, lo que supone un caminar más incómodo y tener que superar algún paso un tanto delicado, pero posibilita ver el inicio, el tramo medio y la poza final de la cascada más alta de esta zona del río.
Al final todos nos fuimos reuniendo en la Casa de Piedra donde comimos. A las tres y media subimos al autobús para bajar al pueblo de Panticosa donde a las cuatro veinte teníamos reservada visitas a las espectaculares y recién inauguradas Pasarelas del Caldarés que fuimos recorriendo entre fotos y admiraciones por la llamativa obra que cruza y progresa por el majestuoso congosto. Acabado el recorrido se puede optar por volver al pueblo o como hicimos nosotros subir el espléndido mirador de O Calvé un auténtico balcón sobre el pueblo y como fondo toda la sierra de la Partacua con muy poca nieve para la época que estamos.
En los 5 km hasta la Balsa se superan casi 400 m. de desnivel que realizamos en 4 horas. El paseo por las Pasarelas y el mirador tan apenas llega a una hora.
Para el domingo día 20 la travesía programada por el valle de Benásque no puede realizarse por lo que iremos por la Canal de Izás en Canfranc hasta el ibón de Saman o Iserías.