Travesía 206 – Por el Valle de Literola

Un buen paseo por Literola y las Gorgas 

Recorrimos el inicio del florido valle hasta su famosa cabaña

El pasado día 17 fuimos a conocer otro de los valles de Benasque,  con sus propias peculiaridades y atractivos, y diferente de otros como el de Remuñé o Estós que son los limítrofes.

Doscientos metros más arriba del desvío a los Baños de Benasque se cruza el puente, sobre el impetuoso barranco de Literola, y en el amplio aparcamiento nos dejó el autobús. Unos breves momentos para estirar las piernas y hacer fotos de las caudalosas cascadas que conforma el barranco y comenzamos a subir por la estrecha e inestable senda que sale a pie de carretera junto a un panel informativo.

La morfología del valle es aterrazada lo que combina cortos pero fuertes repechos, que nos tomamos con mucha calma, con largos trechos de poca inclinación.  La senda se convierte en camino, que transita por un profundo bosque muy variado destacando abetos de gran porte, altos bojes, servales, etc., con los singulares pinos negros que anuncian la llegada a la primera terraza (cabaña y corral del Llosero). Allí nos paramos a almorzar.

La senda atraviesa a media ladera una zona batida todas las primaveras por aludes que descienden de las Tucas (Literola y Aigües Pases)  que tenemos a la derecha. Cruzando abundantes escorrentías, entre abundantes flores variadas y vistosas, se gana altura hasta encontrarnos con una impresionante y vertical pared de piedra que nos corta el camino y nos obliga a ganar altura por una pedrera, fácil de caminar, pero muy pronunciada. Así alcanzamos el segundo zócalo.

Al volver la vista atrás, además de tomar aire,  nos sorprende la visión del circo de Cregüeña presidido por la Tuca de Aragüels y a la izquierda la de Alba como picos más emblemáticos por encima de los tres mil metros.

La senda sube con suavidad hasta unos enormes bloques de piedra que una vez superados por un zigzagueante sendero nos dejará en la gran terraza. En este punto llama poderosamente la atención un solitario pino que anclado en un pedrusco, sus raíces lo abrazan, es un increíble desafío de supervivencia. Frente a nosotros tenemos la mole del Perdiguero, cuyos neveros nos quedan muy cerca, y a nuestra izquierda, en el lugar donde se juntan los barrancos de les Fites de Perdiguero y Literola, bajo las laderas de la Tuca de Estós, veremos la cabaña de Literola  hasta la que llegaremos tras cruzar el barranco por un rústico puente (2020 m.).

En una hondonada, totalmente remozada, en medio de un vergel de vegetación y flores amarillas (calderones), destaca entre las ruinas de un par de parideras la famosa Cabaña de Literola donde descansamos un rato.

Regresamos por el mismo itinerario y como la hora de comer en el hotel Aneto estaba programada para las tres de la tarde nos fuimos a realizar una rápida visita a  las inigualables Gorgas de Alba. Como era de presagiar el abundantísimo caudal del Ésera provocaba una nube de gotitas finísimas con las que el sol las adornaba con un llamativo y tenue arco iris.

Para casi seis km. de marcha y un desnivel de 420 m. empleamos algo más de  tres horas. Una hora más para visitar las Gorgas.

El próximo domingo día 24 el grupo de T.A.A. partiendo de San Nicolás de Bujaruelo subirá hasta el ibón de Bernatuara y para contemplar el amplio valle francés hasta el collado fronterizo. 

 

 

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