Agradable paseo por las orillas del Ara
Desde el Puente de los Navarros a Sarvisé con visitas a Torla y Broto
Sin madrugar, a las ocho de la mañana partíamos sesenta senderistas para recorrer un tramo del único río aragonés importante en estado puro. No tiene ningún embalse, ni siquiera azud o minicentral, tan solo algunas escolleras para preservar los campos de sus orillas o la carretera y no son significativos los vertidos que recibe ya que la práctica totalidad de su cuenca goza de alguna protección ambiental (Parque Natural de Ordesa y zonas periféricas). En el único tramo no declarado se quiso construir el pantano de Jánovas pero fue descartado al no poder superar la evaluación del impacto ambiental.
Pasado Torla la carretera se bifurca al cruzar el Puente de los Navarros, la derecha hacia el valle de Ordesa y la izquierda al de Bujaruelo. Allí nos dejó el autobús poco antes de las diez y emprendimos la senda, que se inicia bajo uno de los arcos laterales del puente, para descender al cauce del Arazas donde se puede ver la última maravilla de este singularísimo río de montaña antes de que entregue sus aguas al Ara: una profunda y larga poza de transparentes aguas entre verticales paredes rocosas.
La encajonada senda, que desciende con suavidad hacia Torla, discurre siempre paralela al río entre un llamativo bosque de bojes que al no permitir el paso de los rayos solares configura un paisaje húmedo y muy oscuro lo que unido a un mullido suelo la convierten en una delicia para caminar. Cuando llega a los primeros prados cambia a camino y ahora serán zarzamoras, avellanos, sargueras, fresnos y álamos los que lo delimitan hasta llegar al puente de la Glera, que debemos cruzar, para tras un corto pero fuerte repecho llegar a Torla.
A las once teníamos acordada una invitación para conocer el Centro de Visitantes del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido donde nos proyectaron un audiovisual sobre los aspectos geomorfológicos que a lo largo de millones de años han dado forma a este Santuario de la Naturaleza. Tras curiosear por los distintos expositores y leyendas nos pusimos a almorzar bajo un espléndido sol y teniendo siempre enfrente una de las postales más típicas del Pirineo, la majestuosa estampa que es la mole de Mondarruego. Gracias por las atenciones que nos dispensasteis.
Al final del aparcamiento o tras recorrer un centenar de metros por la carretera un indicador marca el camino hacia Broto. Al principio por amplio camino se va descendiendo hasta la orilla del río para caminar siempre paralelo a él por una entretenida senda entre una variada y abundante vegetación y sorteando numerosas escorrentías que exigen caminar con cuidado para no embarrarse. Una hora después entrábamos en Broto y podíamos ver la torre defensiva almenada que controlaba el puente medieval, volado en la Guerra Civil, y del cual se conservan el estribo izquierdo y una arcada en la orilla derecha.
Para visitar el pueblo, su parroquial del siglo XVI o acercase a la, en otras ocasiones espectacular porque el otro día tan apenas bajaba agua, cascada de Sorrosal dispusimos de algo más media hora. Todos reagrupados emprendimos el último tramo de la travesía.
Por el paseo que sigue la orilla hidrográfica izquierda del Ara se pasa junto a la moderna pasarela y las piscinas municipales antes de encontrarnos con un indicador que nos dirige hacia Sarvisé. Caminaremos durante un trecho por la escollera que protege la urbanización Nuevo Broto de las eventuales crecidas del río hasta llegar a la ermita de San Blas desde donde iremos alternando camino con senda y prados naturales con zonas de sotobosque casi siempre al lado de una estrecha pero profunda acequia que llama la atención por la transparencia de sus aguas. De nuevo el camino vuelve a la escollera hasta encontrar una losa de piedra en el suelo que tiene pintadas dos grandes zarpas de oso. Es el momento de dejarla y en el cruce de camino optar por el que tenemos enfrente que nos llevará hasta un antiguo molino desde el que podremos ver a nuestra derecha las primeras construcciones del pueblo de Sarvisé donde nos esperaba el autobús para llevarnos a comer a Fiscal.
En algunos tramos del camino a partir de Broto veníamos observando pintadas en el suelo dos zarpas de oso que nos tenían intrigados pero todo tenía una explicación lógica pues son las marcas del itinerario de una carrera de montaña que se había disputado este verano recorriendo los pueblos de la zona.
El navegador apuntaba que habíamos recorrido doce kilómetros en un tiempo neto de caminar de tres horas y cuarto aunque hacia cuatro horas y media que habíamos bajado del autobús.
Para el próximo domingo día 16 Turismo por el alto a Aragón ha preparado una travesía que partiendo de Fanlo nos llevará a Lacort pasando por Comiello y Cambol.