Travesía 178 – La Besurta – Ibón de Toro

  Agradable paseo por el valle de Benasque   

Desde la Besurta por los ibones de Billamuerta y Aigüalluts al ibón de Toro  

Ha sido al tercer intento cuando hemos podido efectuar este recorrido por uno de los rincones más bellos del Valle. En anteriores ocasiones la gran riada o la nieve, cuando estuvo programada para junio, nos lo habían impedido. Con una atmósfera diáfana y un esplendido sol iniciamos cuarenta y ocho senderistas el pasado domingo el recorrido  un poco antes de llegar a la Besurta. Alguna razón puede haber, la desconozco, para no habilitar un aparcamiento para autobuses cuando el gran problema de la zona es el excesivo número de coches en puentes tan señalados.

En lugar de tomar el amplio camino de la derecha que se dirige hacia la Renclusa y Aigüalluts nosotros  nos fuimos por la izquierda para atravesar el llano herboso paralelo al curso de agua. Por no ser muy concurrido en ocasiones el sendero se difumina por lo que se debe ir atento a las estacas pintadas de verde muy bien colocadas para indicar los cambios de dirección.

En diez minutos se llega al pequeño ibón inferior de Billamuerta donde decidimos almorzar esperando que el sol, que iluminaba con esplendor toda las crestas montañosas al norte desde Salvaguardia hasta Perdiguero y al oeste las  de las Maladetas, incidiera sobre las aguas del ibón y las dotara de ese color azul característico.

Con paso corto y sosegado, dejando el ibón a la izquierda pues por el otro lado un alud derribó una veintena de pinos que obstruyen la antigua senda, emprendimos la dura subida, aunque no larga, siguiendo las aguas que bajan del ibón superior. De nuevo la senda se pierde en ocasiones pero como no hay más opción que seguir subiendo, salirse del vallecito que recorremos es algo complicado, en apenas media hora y  tras cruzar en oblicuo una suave pedrera nos colocamos un poco por encima del pequeño ibón.

La panorámica de 180º que se ve es una de las más asombrosas del Pirineo. Desde Salvaguardia a la derecha hasta Mulleres muy al fondo a la izquierda, una docena de picos por encima de los tres mil metros queda ante nosotros y frente por frente el Aneto.

Para acceder al llano de Aigüalluts no hay senda marcada pero tampoco presenta dificultades sabiendo que hay que ir descendiendo buscando los pasos más cómodos, que los hay, y teniendo presente que hemos de desplazarnos siempre hacia la izquierda, el sur.

El Forau de Aigüalluts es un fenómeno geológico de primera magnitud: los grandes caudales de agua que proceden de los glaciares de esta zona caen por una espectacular cascada a una amplia dolina (forau, agujero) y desaparecen para surgir de nuevo en el valle de Arán, contribuyendo a la formación de un gran río, el Garona, que tras cruzar el sur de Francia desemboca en el Atlántico por Burdeos. ¡Qué injusta ha sido aquí la Naturaleza que traslada agua de una zona sedienta, Aragón, a otra excedente de agua, el sur de Francia!

Tras atravesar el  extenso llano de Aigüalluts, echando la vista de vez en cuando hacia el glaciar del Aneto para ver los progresos que hacia una cordada de unas catorce personas en su anhelo por alcanzar la cima, cruzamos la palanca sobre el barranco de la Escaleta y, tras una subida corta pero empinada, recorrimos el valle hasta encontrar atornillados en una piedras unos carteles que nos indican las direcciones a tomar para llegar al ibón de Toro o al pico de tres mil metros que es Mulleres.

Quince minutos después el magnífico ibón con sus azules aguas, rodeado de canchaleras, reflejando los dos promontorios rocosos que lo acogen y con las montañas leridanas de fondo es un lugar de auténtico ensueño que merece la pena visitar. Eran las dos menos veinte y tocaba emprender el regreso.

Comimos junto a la cascada de Aigüalluts, como hacían un par de centenares de personas más, y es que este lugar es uno de los más bonitos del Pirineo sobre todo si se tiene en cuenta la relación esfuerzo-belleza del paisaje. Sobre las tres de la tarde la cumbre del Aneto estaba ya cubierta de nubes, para las cinco los meteorólogos anunciaban posibles chubascos, por tanto, sin prisa pero sin pausa, había que comenzar el regreso.

Llegamos a la Besurta por el “camino turístico” y como se presuponía el autobús no estaba, gracias al dichoso problema del aparcamiento, por lo que hubo que caminar una hora más hasta llegar al vado que hay más abajo del Hospital de Benasque. En los últimos diez minutos nos tocó soportar una fina lluvia.

Tras el viaje de ida y vuelta a Huesca, algo más de cinco horas, uno entiende a la perfección el por qué los ayuntamientos, comercios y vecinos del valle reclaman con perseverancia mejoras en la carretera.

El navegador de montaña nos suministraba los siguientes datos, poco más de quince km. caminados; 4:30 horas netas andando, para llegar a una máxima altura de 2.286 m., salvando un desnivel acumulado de casi seiscientos metros.

La travesía programada por T.A.A. para el próximo domingo día dieciocho se traslada al veinticinco para hacerla coincidir con una, por el mismo itinerario, patrocinada por la Federación Aragonesa de Montaña

Ibón de Toro  marcada

Villamorta (Copiar)

Villamorta en gris marcada (Copiar)

1-Salvaguardia

2 –Posets

3 – Alba

4 – Crestas de las Maladetas

5 – Coronas

6 – Aneto

7 Tempestades

8- Margalida

9-Russell

10- Aigüalluts

11- Mulleres