13 SEPTIEMBRE 2015
La primera salida de la temporada se realizó por la Ribagorza, en el valle del Isábena. Tras dos horas de recorrido en bus los 45 participantes en la marcha llegamos al aparcamiento de Obarra.
Un poco de aire fresco nos dio la bienvenida. Bien recibido para despejarnos después del viaje. El cielo apareció con algunas nubes que no ocultaron el sol, al menos en la primera parte de la ruta.
Una vez puestos en marcha, tras unos metros por la orilla de la carretera, llegamos al puente sobre el Isábena, reconstruido con las características de los puentes medievales pues el antiguo lo derribó una riada en el año 1964.
El río bajaba crecido a consecuencia de las tormentas del día anterior.
Como el Monasterio de Sta. María estaba cerrado se hizo una pequeña reseña de las características del monumento (conjunto histórico-artístico desde 1931) y de su historia muy resumida. Quedó un poco de tiempo para admirar el conjunto y el paisaje que lo rodea: el congosto de Obarra y paso de la Croqueta.
A continuación por detrás de la ermita, también del s. XI, tomamos el sendero por la ladera del monte para dirigirnos a Calvera. A medio recorrido se ven unas magníficas vistas del conjunto de Obarra y allá en lo alto el pueblo de Ballabriga.
En una hora alcanzamos el collado y allí, en un pequeño llano, hicimos la parada para el almuerzo. Distribuidos en “cómodos” asientos cada uno dio cuenta del menú.
Una vez terminado el suministro bajamos un pequeño trecho hacia Calvera (1213m) Visitamos la plaza alta y la casa torreada que está en reconstrucción (casa Castell) Por una empinada calle descendimos a la plaza donde está la parroquial de S. Andrés. Destaca un enorme plátano de sombra que debe albergar buenas tertulias durante el verano. La iglesia con torre de planta cuadrada pasa a ser octogonal. El conjunto del pueblo, muy cuidado, está orientado al mediodía.
Por la carretera bajamos unos metros hasta encontrar la señal a Morens, GR-18. El primer tramo está algo deteriorado pero pronto se recupera el antiguo camino limitado por paredes de piedra seca. Pequeñas fajas a ambos lados con algunos restos de frutales aislados: manzanos, perales, nogueras, etc. Más abajo se vuelve a atravesar la carretera para adentrarse ya en un bosque más tupido en su mayor parte formado por robles.
El sendero, tapizado de hojas, va formando lazadas hasta alcanzar el pequeño barranco de Castrocit. Atravesado el barranco sin dificultades había que subir la vertiente opuesta. El sendero asciende poco a poco, entre abundante vegetación, hasta llegar al pueblo de Morens en una hora aprox. (1085m)
El pueblo tiene dos barrios. En el alto se ven unas casas de nueva construcción y en el bajo todo está en ruinas. Recorremos la única calle hasta llegar a una gran casa fechada a principios del XIX. Las “chordigas” estaban muy “fragosas”
Al final del pueblo hay varios nogales y de ahí sale el camino hacia Beranuy. Muy frondosa al principio se va abriendo a medida que bajamos. En su mayor parte deja a la vista el valle del Isábena. Al volver la vista atrás vemos las antenas y el cementerio de Calvera donde habíamos almorzado en sus proximidades.
Al término del sendero volvemos a encontrar la estrecha carretera y por ella nos acercamos a Beranuy (960). Beranuy tiene dos barrios diferenciados: el alto con la iglesia de torre lombarda y el bajo o del Pont. Nos dirigimos hacia el barrio del puente doble y por una casa-túnel llegamos a la carretera donde esperaba el bus.
Subimos rápidamente para dirigirnos hacia Barasona. Graus, que estaba en fiestas, muy animado. Al llegar a Barasona, nos dirigimos al restaurante Subenuix donde fue servida una buena comida. Después de los cafés, tras breve tertulia, regreso a Huesca.
La próxima salida será el 11 de octubre al valle de Benasque.