Largo paseo por hayedos franceses
Desde el puerto de Somport hasta las Forges d’Abel en Francia
El pasado domingo día 26 a las diez de la mañana cincuenta y ocho senderistas nos hacíamos una foto de grupo ante el monumento que, en lo más alto de puerto de Somport, señala el inicio del Camino de Santiago por nuestra provincia. Con un tiempo magnífico, más veraniego que otoñal, fuimos caminando siguiendo la senda que por el cordal va pasando alternativamente de suelo español a suelo francés, atravesando pinos salteados, un mullido suelo formado por chinebros rastreros y brezos y con unas estupendas panorámicas, especialmente a nuestra izquierda, que nos permitían contemplar con toda nitidez las pistas de esquí del Tobazo, la famosa Zapatilla y su tubo, descenderlo es un objetivo sólo apto para experimentados esquiadores. Por encima sobresale el pico de Aspe y continua el cordal por los picos de Llena de la Garganta, que conserva nieve en algunas cortadas, y la Llena del Bozo.
¡¡ La fotogenia de la montaña en su más alto grado.!!
Descendimos de la cresta para a media ladera dirigirnos a la llamada Ciudad de Piedra y allí observados por una sorprendida manada de caballos, a los que invitamos a peladuras de manzana y melocotón, almorzamos gozando del sol, de la charla y del paisaje.
Continuamos nuestro descenso por prados hasta alcanzar el collado de Causiat. En este punto una opción es continuar hacia el oeste para cruzar la Garganta del Aspe pero nuestra opción es más sencilla ya que vamos a recorrer «le bois de Sansenet». En suave descenso, como sin darte cuenta, te introduces en un profundo, umbrío y alfombrado hayedo.
Las hayas, que vamos bordeando, no son grandes ejemplares, más bien medianos, pero muy juntos unos a otros por lo que llaman la atención sus rectilíneos troncos blanquecinos que alcanzan sus veinte metros de altura en busca de los rayos solares. La frondosidad de sus copas deja escasas posibilidades de vida a otras especies y sólo algunos helechos son capaces de medrar en la penumbra del sotobosque. Se camina como si te desplazaras por una alfombra, vas pisando no menos de diez centímetros de hojas en descomposición, sólo cuando la bajada es muy pendiente constituyen un inconveniente que exige pisar con cuidado para evitar los frecuentes resbalones. Otro inconveniente a vigilar es que la hojarasca impide ver los trazos de senda y si no hay marcas en los troncos de los árboles las posibilidades de despistarse son grandes.
Cuando la rumorosidad del barranco del Aspe se hace evidente entramos en un camino con una vegetación muy abundante y variada, que nos permite ver el azulado cielo y el arbolado de la otra orilla y poco después un enorme claro repleto de turismos aparece ante nosotros: estamos en el archiconocido aparcamiento francés de Sansenet.
Debemos tomar la dirección que marca el indicador que señala al ibón de Estanés y cruzar por una pasarela el apreciable caudal del Aspe, que nace tras o cuatro kilómetros más arriba. Pronto dejaremos la senda al ibón a la izquierda para por un estrecho camino ir siguiendo pegados al lado del impetuoso barranco por un bosque mixto aunque siguen dominando las hayas y los abetos.
El camino es comodísimo, buen piso, suave descenso, imponentes árboles con sus variados colores otoñales y una excelente temperatura. Se cruzan dos o tres pequeñas barranqueras y al pasar enfrente del Lac d’Anglus, camuflado entre el arbolado, nos separamos del barranco y el terreno se muestra más despejado y con desniveles de poca importancia pero que se hacen notar cuando uno lleva bajando un par de horas.
Al llegar a unos amplios prados, presididos por una deteriorada caseta, debemos dejar el camino y desviarnos a la derecha para ir directos a las Forges, ya que de continuar rectos llegaríamos a la estrecha carretera que se introduce por el valle francés de Espelunguere y tendríamos que retroceder un par de kilómetros, ampliando el tiempo en casi tres cuartos de hora. El precio del alcuerce será atravesar otro oscuro hayedo que se extiende ladera abajo y aun cuando la senda realiza algunas lazadas el desnivel a salvar es tan acusado que en algunos tramos el descenso pone a prueba la resistencia de las rodillas y la habilidad para no caer al suelo ante las resbaladizas hojas de las hayas que cubren el camino.
Las Forges d’Abel es un claro ejemplo de lo que fue y ya no es. Era está la primera estación de ferrocarril francesa al otro lado del túnel y los restos ruinosos de sus caserones así lo atestiguan. Ahora queda una central hidroeléctrica que se nutre con las aguas que bajan del ibón de Estanés. Allí nos esperaba el autobús para llevarnos al albergue de Sargantana de Canfranc donde nos tenían preparada la comida.
Los datos de los navegadores de montaña aportaban los siguientes datos: distancia recorrida 10,7 km,
en 4:27 h de las cuales 3:05 fueron de caminar efectivo, habiendo superado un desnivel de 272 m. de subida y de 817 m. de bajada.
El próximo domingo día 2 de noviembre se ha cambiado la travesía programada por lo que saldremos de la pardina de San Juan (Guarguera) para pasar por Torrolluela de Obico, Morcat, Coñomundo y terminar en Campodarbe.