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Ruta nº41 – Lecina

UN VIAJE A LA PREHISTORIA

21-01-18 

La primera salida del año de nuestro grupo y entre muchas caras conocidas, recibimos a nuevos amigos que se incorporan para venir de excursión con nosotros, entre niños y adultos somos sesenta y cuatro. Las previsiones meteorológicas nos han hecho cambiar de planes, cambiamos el Pirineo y la nieve, por la Sierra y el sol, así que nos subimos a los autobuses rumbo a Lecina.

En cuanto llegamos, nos ponemos las mochilas a la espalda y nos dirigimos hacia la imponente carrasca milenaria conocida como la “Castañera de Carruesco”, de más de 16 metros de altura y 28 metros de diámetro de su copa y en torno a la cual consumimos nuestro almuerzo. Ya después nos dirigimos al encuentro de las que hoy se convertirán en nuestras guías, Rosa y Concha que a lo largo de la mañana nos acompañarán a los abrigos de Barfaluy y Lecina superior.

El camino primero entre muros de piedra, luego se ensancha y nos adentramos en una agradable senda entre el bosque, al abrigo del viento que hoy azota gran parte de la provincia y que nosotros no sentimos, es más, en cada parada aprovechamos para quitarnos ropa, que hace un día que no parece de enero, sino más bien primaveral. Los más pequeños inician la marcha y van haciendo pequeños grupos, algunos incluso hay que frenar, que van muy rápido y estiran mucho la columna que formamos en el camino.

En menos de una hora llegamos al desvío del abrigo de Lecina superior, somos muchos y sería imposible entrar todos a la vez así que aquí hoy dividimos nuestro grupo y la mitad bajan a visitar estas pinturas rupestres y la otra mitad nos dirigimos hacia los abrigos de Barfaluy, a unos minutos de este punto. Después de la visita cada grupo nos dirigimos a ver las pinturas del otro abrigo.

En 1998 la Unesco declaró Patrimonio Mundial al Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica, el conjunto más grande pinturas rupestres de toda Europa y entre las que se incluyen las pinturas que visitamos,  por lo que nos sentimos afortunados de poder verlas. No sólo las pinturas, el paisaje que vemos desde estos lugares, a varios cientos de metros sobre el río Vero, el vuelo de las rapaces que por aquí planean, nos deleitan la vista.

En estos lugares Rosa y Concha serán las que en un viaje en el tiempo, miles de años atrás, nos adentran en la prehistoria y nos explican de forma entretenida cómo se realizaron estas pinturas de estilo esquemático (entre el 5.000 y 1.500 a. de C.),  con sus explicaciones conseguimos ver las pinturas que algunas seríamos incapaces de encontrar en las paredes sin su ayuda, figuras humanas, cápridos  y cuadrúpedos además de algunos signos de difícil interpretación, los niños atentos a las explicaciones que en ocasiones interrumpen con sus preguntas.

En Barfaluy pinturas en rojo y en uno de los abrigos, que cuestan ver un poco, en negro y en Lecina Superior, pinturas en rojo, gris y blanco. Junto a los abrigos de Barfaluy venos un grupo de arnas (antiguas colmenas) fabricadas con cañas y ramas y tapas de losa de piedra.

Hoy a estos abrigos se llega perfectamente por un cómodo camino y unas escaleras metálicas que permiten llegar fácilmente a ellos, aunque intentamos imaginar lo que hace miles de años sería llegar a estos lugares sin esta ayuda.

Tras la visitas nos despedimos de nuestras guías y nos detenemos a comer en el lugar en que antiguamente los habitantes del entorno construían carboneras. Los niños no paran de correr y jugar por los alrededores y a buen seguro que si hoy hemos caminado poco, apenas algo más de 6 kilómetros, ellos han hecho varios más.

Después de comer volvemos por el mismo camino satisfechos por el día, una breve parada para ver la Fuente de Fuendiós, que por la mañana no nos hemos parado, un paseo por el pueblo y de nuevo nos dirigimos a la carrasca milenaria para finalizar la excursión con la habitual foto de familia que nos servirá de recuerdo  y ya si subir a los autobuses que nos traen de nuevo a Huesca.