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Ruta nº26 – Acampada en Vadiello

ACAMPADA EN VADIELLO

Como ya es tradición en Peque Guara, antes de las vacaciones de verano, nos vamos de acampada al refugio de Peña Guara en Vadiello. Hemos sido más de cuarenta personas los que hemos compartido estos dos días en familia y realizado alguna actividad deportiva diferente a las excursiones que hacemos mensualmente durante el año.

Al mediodía del pasado sábado nos reunimos un pequeño grupo para salir hacia Vadiello, el resto llegan un poco más tarde. Lo primero que hacemos es descargar los coches y sacar la comida que llevamos preparada que ya tenemos hambre. Es después de comer cuando van llegando el resto de familias, mientras tanto vamos montando las tiendas de campaña donde dormiremos esa noche, ya que todos los niños de forma unánime quieren dormir en tienda, que para algunos será incluso la primera vez. Durante este tiempo estos no han necesitado nada para divertirse, un columpio y el campo es suficiente para que estén entretenidos jugando.

Sobre las cuatro y media llegan los compañeros de la Sección de Orientación de Peña Guara para darnos una pequeña charla y explicarnos los fundamentos de este deporte. Después, mapa en mano y divididos en un par de grupos, vamos a realizar el recorrido que nos han preparado saliendo de la chopera y buscando las balizas que previamente han colocado. Parece que los niños sí que son capaces de interpretar un mapa y localizan fácilmente las balizas. En octubre tendremos la oportunidad de hacer el Curso de Orientación y conocer más a fondo este deporte.

Cuando terminamos la actividad, aprovechamos para refrescarnos en el Barranco de Isarre, no hay mucha agua, pero si la suficiente para que los pequeños jueguen hasta cansarse, mientras merendamos algo. De vuelta al refugio, unos montan alguna tienda que todavía falta, otros se relajan charlando y disfrutando de la agradable temperatura y el resto preparando la cena que degustaremos, todo ello mientras no vemos a los niños, están todos en la campa jugando.

Primero cenan los pequeños, así tendrán más tiempo para jugar y después los adultos, que damos buena cuenta de lo preparado. Cuando los niños se acuestan no tardan en dormirse, ha sido un día largo y están cansados. El resto todavía contemplamos un poco el bonito cielo estrellado que nos ofrece la noche.

El domingo no tardamos en levantarnos, no necesitamos despertador, amanece muy pronto y la claridad ilumina el interior de las tiendas, así que con más o menos sueño (no todos hemos tenido la suerte de descansar toda la noche del tirón) nos disponemos a desayunar y prepararnos para el día. Ya estamos casi listos cuando llegan nuestros compañeros de la Sección de Escalada del club que nos van a equipar unas vías para escalar en la Pared del Elefante. En cuanto vamos allí después de desayunar y desmontar las tiendas, los peques no tardan en prepararse: pies de gato, arnés y casco y a escalar, casi todos han querido probar, algunos ya tienen experiencia, incluso alguno hace lo posible por escalar todas las vías un par de veces, eso es entusiasmo. También hay que decirlo, algún adulto ha intentado seguir el ejemplo de sus hijos escalando en esta pared.

El día es espléndido, hace calor y de nuevo antes de volver al refugio paramos de nuevo en el Barranco de Isarre para que los pequeños se bañen y se quiten el calor de la mañana. Mientras que unos pocos se disponen a preparar la comida del día; para los niños nos aseguramos que les guste la comida, espaguetis y para los mayores nos ponemos a preparar una gran paella, en la que suplimos la inexperiencia con entusiasmo y optimismo y en la que el resultado no mereció sino que elogios.

Tras la comida, una relajada sobremesa y nos disponemos a recoger. Aunque parecía que nos iba a  costar mucho tiempo, entre todos antes de darnos cuenta ya estaba todo limpio y ordenado, así da gusto, nunca han faltado manos para cuando ha hecho falta.

Como siempre, un dulce premio y antes de despedirnos nos hacemos la foto de grupo que nos servirá de recuerdo de este fin de semana de acampada de la familia de Peque Guara. De vuelta a casa los niños, agotados, no aguantan despiertos el breve trayecto que nos lleva de vuelta a Huesca.

El adiós sólo es hasta septiembre, cuando retomaremos de nuevo el programa de excursiones tras el parón veraniego. Otro fin de semana de acampada cuyo recuerdo perdurará: buen tiempo, convivencia familiar, contacto con la naturaleza y la sonrisa de los niños cuando los ves disfrutar, no tiene precio.

J.L.