PEQUE GUARA EN FAMILIA 15/02/2015
UN PASEO POR LA SIERRA
La familia de Peque Guara crece y en esta ocasión hay muchas caras nuevas, somos 57 entre niños y adultos los que nos reunimos en torno a los autobuses para tomar rumbo a Rodellar, punto de partida de la excursión que con permiso del tiempo, amenazante de lluvia, queremos realizar.
Lo primero que hacemos nada bajar de los autobuses es almorzar en la plaza de Rodellar, dónde también nos haremos una foto de grupo que nos servirá de recuerdo de este día. Encabezando la marcha, los pequeños, que son los que nos marcarán el ritmo. Nos dirigimos rumbo al río Mascún, primero por un camino ancho que pronto se estrecha y transcurre junto a las primeras paredes de escalada que nos encontramos. Llegado al cruce de caminos tomamos dirección a la Ermita de la Virgen del Castillo. Divisamos el “delfín” de Mascún, ventana en la roca que se asemeja a dicho animal, rodeado de unas grandes bóvedas en la roca y techos y paredes que suponen un desafío a los escaladores que normalmente allí acuden.
Cuando el camino cruza el cauce seco del barranco de Cheto, empieza a subir, mientras divisamos el primer objetivo del día, la Ermita de la Virgen del Castillo, recientemente restaurada, emplazada en un saliente de roca, dónde antaño hubo un pequeño castillo. Cuando allí llegamos contemplamos ahora el paisaje que se abre ante nuestros ojos, el cauce del río Mascún, que aumenta su caudal a partir de la surgencia. A lo lejos contemplamos “la Ciudadela”, bellas formaciones rocosas que enmarcan el cauce del río, incluso vemos también nuestro siguiente objetivo, la población abandonada de Cheto, situada por encima de Rodellar.
En la pequeña explanada que hay por encima de la ermita, algunos niños sacan de sus mochilas el cuaderno de campo que preparamos en viernes en el local de Peña Guara y dibujan aquello que les ha llamado la atención hasta este momento.
La lluvia nos ha respetado hasta este momento y parece que hoy no nos mojaremos cuando volvemos por el camino que hemos llegado hasta el cruce que hemos pasado hace poco y ahora tomamos aquél que en una pequeña subida nos llevará hasta las proximidades de Cheto, no sin antes pasar junto a la fuente de Fonciachas. Ahora el camino se ensancha y va flanqueado por paredes de piedra que cercan los campos antaño cultivados.
Es cuando llegamos al pueblo, a la salida del mismo, entre las paredes del camino y a la sombra que nos proporcionan los árboles, cuando sacamos la comida de nuestras mochilas y aprovechamos para saciar nuestro apetito, aunque los más pequeños apenas comen y juegan entre ellos y escalan aquellas paredes que encuentran a su alcance.
Ya estamos cerca del final de la excursión, en apenas media hora el camino nos llevará de nuevo a Rodellar, aunque como los pequeños no están cansados se ponen a jugar y correr, mientras los mayores contemplamos cómo se lo están pasando y no tenemos prisa por llegar a los autobuses que ya nos están esperando para llevarnos de nuevo a Huesca.
El tiempo que amaneció húmedo y gris, ha ido mejorando y cumpliendo las previsiones incluso el sol nos ha calentado. La excursión de este día no ha sido larga, pero tampoco ha estado exenta de un bello paisaje de la Sierra de Guara, sierra de piedra moldeada por el agua y el tiempo.
La familia de Peque Guara crece y cada vez son más los que se unen a nosotros para disfrutar de la naturaleza con nuestros hijos y podemos decir que ya hace un año cuenta con incondicionales que todos los meses nos reunimos para salir juntos de excursión. Es una satisfacción ver como los pequeños esperan la siguiente salida y ver cómo descubren la naturaleza y se divierten. Ya queda menos hasta la próxima, en marzo nos veremos de nuevo.
J.L.