El espectacular recorrido que, a pesar de lo cercano a la ciudad de Huesca era desconocido para muchos de los asistentes, discurrió entre las carreteras de acceso a las poblaciones de Piracés y de Tramaced por la parte superior del talud que separa ambas poblaciones, y enlazando la mayor parte del mismo “bancadas de piedra de arena”, arenisca, y supliendo así la falta de camino.
Si la geología era el tema principal del día, y de como la erosión ha modelado y creado los relieves de este territorio eliminado las partes más blandas y debilitadas de las rocas, el fuerte y constante viento que nos acompaño todo el día nos ayudo a comprender como este retira los materiales sueltos, llegando incluso a “limpiar” la roca de arena y tierra suelta; y de cómo la vegetación, principalmente matorrales bajos, soportan perfectamente estas condiciones.
Aún a pesar del modesto porte de estas plantas y de que sus formas oponen poca resistencia al viento de forma individual, cuando se encuentran en formaciones densas como los albardinares o los lastonares llegan a reducir la velocidad del viento y retener la tierra y la arena que este transporta, frenando la erosión y contribuyendo a la formación de suelo. Hay que señalar que algunas de las adaptaciones que tienen en sus hojas para superar la sequedad estival como que estas sean: estrechas en el romero y el albardín, pequeñas en el tomillo y la ontina, o incluso ausentes con tallos verdes que hacen la función de las hojas en la retama y la efedra, también resultan efectivas contra la fuerza del viento.
Pero volviendo al geología pudimos ver como la arenisca se deshace en granos de arena creando alveolos y cavidades en la roca, o bien se agrieta y parte en bloques, creando escarpes y viseras que acaban cayendo; y de como se van individualizando las partes más resistentes creando monolitos característicos con nombre propio: la Peña del Mediodía, el Abuelo Roque; o el del Puyal un gran bloque de arenisca situado sobre una columna de arcilla.
El recorrido se complementó con la visita a dos ermitas: la de la Corona en Piracés y la del Puyal en Tramaced, ambas evidencian los cambios estéticos y constructivos en sus edificios, y desde las cuales hay vistas privilegiadas sobre el territorio motivo de la actividad.
Miguel Ortega